La captura de un luchador de MMA acusado de violar a niñas expone el flagelo del turismo sexual en Medellín

Jaymes Schulte, luchador de artes marciales mixtas (MMA), fue detenido en Miami y se enfrenta a una posible condena de hasta 30 años de prisión por abuso sexual a menores. En una investigación conjunta, las autoridades de Colombia y Estados Unidos determinaron que el atleta visitó el país sudamericano en diez ocasiones entre 2018 y 2022, y estableció vínculos con una red de trata infantil en Medellín.

Schulte contactó a través de redes sociales a una red de trata en Colombia de la cual se convirtió en cliente. De acuerdo con las investigaciones, el luchador abusó de unas 18 niñas que tenían entre los 4 y los 13 años. Por cada menor, ofrecía entre 37 y 75 dólares. Según los testimonios, sometió a sus víctimas a todo tipo de actos denigrantes.

El estadounidense, de 38 años, es el séptimo extranjero capturado en 2023 acusado de delitos sexuales cometidos en la ciudad de Medellín. La capital del departamento colombiano de Antioquia se ha transformado en un destino de turismo sexual, en donde extranjeros contactan por internet a empresas supuestamente de turismo pero que en realidad hace parte de redes trata.

Una de las pruebas para capturar al luchador de MMA fueron las decenas de videos que fueron publicados en páginas web de pornografía y grupos de pederastas en las que aparecen él y sus víctimas.

El caso también reveló la incapacidad —e incluso la complicidad— de las autoridades colombianas para combatir la trata de personas y el abuso sexual infantil. A pesar de que Schulte estaba registrado como agresor sexual y señalado de violaciones y explotación sexual en varios países asiáticos, ingresó a Colombia sin ningún problema y se convirtió en un visitante regular del país sudamericano.

Después de la ciudad costera de Cartagena, Medellín es el segundo destino turístico de Colombia. También es un de los lugares escogido por los denominados nómadas digitales. Sin embargo, tras la fachada de ciudad vibrante, con buena infraestructura y con una amplia oferta gastronómica y cultural, se esconde un problema que preocupa a las autoridades y a activistas y líderes sociales: entre 2020 y 2022, según las autoridades colombianas, hubo 788 víctimas de explotación sexual en la capital antioqueña.

La explotación sexual de menores no es un fenómeno nuevo en Medellín. Antes, hace unos 20 años atrás, las redes de trata de personas operaban en zonas como inquilinatos y hoteles del centro de la ciudad. No obstante, los expertos han observado que esta forma de explotación se ha desplazado hacia barrios residenciales y edificios de apartamentos, donde los hechos delictivos suelen pasar inadvertidos.

Recientemente, el ciudadano estadounidense Michael Wayne Roberts fue condenado a siete años de prisión por una corte federal de Austin, Texas, por haber incurrido en conductas sexuales ilícitas con menores en la capital antioqueña durante la pandemia de COVID-19. El hombre, de 41 años, fue hallado culpable de pagar por actos sexuales a tres adolescentes colombianas, de entre 13 y 15 años.

Roberts alquilaba apartamentos de alojamiento temporal mediante plataformas online para abusar sexualmente de las menores, informó el diario El Tiempo. Las víctimas, originarias de sectores populares, fueron llevadas a diferentes barrios de la capital antioqueña incluyendo El Poblado, Envigado, Itagüí y Buenos Aires.

El pasado 18 de agosto las autoridades colombianas capturaron a Krishan Agarwal. Conocido en redes sociales como Orion Depp, el estadounidense es señalado de abusar de sexualmente de menores de edad en Medellín.

Una de las víctimas contó que el hombre —considerado un influencer en redes sociales— la contrató para trabajar en su apartamento por ocho horas al día a cambio de 5 dólares diarios. La joven era menor de edad cuando comenzó a trabajar para él. Hacía todo tipo de tareas, desde hacer compras hasta trámites para negocios de criptomonedas. Sin embargo, empezó a sospechar de Agarwal cuando le pidió que le ayudara a socializar con chicas jóvenes ya que era tímido y tenías dificultades para hacerlo.

Según cuenta la joven, el estadounidense le pagaba unos 60 dólares a menores de edad a cambio de sexo. También contó que pronto le agregó nuevas tareas.

“Me mostró el anuncio de la empresa de modelaje webcam y me dijo que por favor los imprimiera y los pegara y repartiera en las comunas (barrios pobres de Medellín). También me indicó que el primer pago que les daría por el video porno sería de $250.000 pesos (63 dólares) y que iría aumentando el valor si volvían al estudio a grabar. Yo era un puente para que él pudiera acceder sexualmente a niñas pobres y vulnerables de las comunas”, dijo la joven, según recogió el diario El Colombiano.

Además, Agarwal subía en el metro de Medellín y abordaba a menores de edad, a quienes deslumbraba con promesas de altas sumas de dinero y les mostraba sus redes sociales, donde tiene más de 3 millones de seguidores. El hombre luego grababa los abusos sexuales a las menores y los vendía como material pornográfica. Según las denuncias, varias de las víctimas fueron además drogadas.

En junio, la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, en Estados Unidos, condenó a Herbert Fletcher, de 42 años, por ser parte de una red trata de personas que ofrecía menores de edad a turistas extranjeros.

Estaca capturas suceden en un contexto en el que Medellín enfrenta intensas críticas por su gestión en la lucha contra la explotación sexual. La administración municipal ha sido cuestionada por diversas organizaciones de derechos humanos y por el concejo de la ciudad, debido a la ausencia de políticas eficientes para combatir la explotación sexual de mujeres, niñas y adolescentes.

El pasado 6 de junio, durante el Consejo de Seguridad sobre Violencia de Género, presidido por el presidente Gustavo Petro y con la presencia del ex alcalde  Daniel Quintero, el vicedefensor del Pueblo, Andrés Fajardo, realizó una contundente afirmación: “El delito de trata nos está convirtiendo como uno de los diez países con mayor atracción de turismo sexual del mundo. Especialmente en Medellín, Bogotá y Cartagena”.