Consumo colaborativo: la transformación del turismo en Buenos Aires

La tendencia del "sharing economy" es cada vez más común, y propone la interacción entre personas de distintos lugares del mundo para facilitar viajes. Cómo plataformas como Airbnb están cambiando la forma de hacer turismo

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El sharing economy es cada
El sharing economy es cada vez más popular en el turismo (istock)

El viajero de hoy no es el mismo que hace 20 años, en especial si se habla de "turismo joven". Son ellos los que tratan de "buscarle la vuelta" para hacer que un viaje sea lo más barato posible, tratando de mantener la calidad y sin sacrificar demasiado. No importa qué tan lejano sea el destino, siempre se puede recorrer el mundo buscando la alternativa más económica posible para lograrlo, que se ajuste a su estilo de vida, pero que les permita vivir un lugar como un local.

No extraña que el sharing economy -o consumo colaborativo- sea cada vez más corriente. En el sector turístico, este concepto se hizo especialmente popular gracias a las nuevas tecnologías y a la facilidad que hay de conexión entre personas que residen en puntas opuestas del globo. En la industria del turismo, implica la colaboración entre dos personas para encontrar información, lugar para dormir, restaurantes económicos para comer, entre otras alternativas. Un ejemplo común es el del couchsurfing, una metodología por medio de la cual una persona puede viajar por el mundo y dormir en el sillón -o cualquier espacio libre- que otra persona de la comunidad le ofrezca, siempre y cuando esté dispuesta a la reciprocidad.

La más extendida en el
La más extendida en el mundo y en Buenos Aires es Airbnb

Sin embargo, la más extendida, en el mundo y en Buenos Aires, es Airbnb. Esta plataforma conecta a viajeros con personas que tienen un espacio disponible para alquilar en sus casas y quieren generar un ingreso extra. Para los huéspedes, esto significa la posibilidad de viajar de forma más accesible y en alojamientos únicos. Para el anfitrión, se traduce en ingresos adicionales que pueden ayudar a pagar las cuentas e incluso mantener sus hogares.

En todo el mundo, conecta a más de 3 millones de alojamientos, en más de 64 mil ciudades de más de 191 países. Y más de 160 millones de personas la han usado. En la Argentina, la comunidad de Airbnb posee cerca de 22 mil alojamientos disponibles, la mitad ubicados en la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, en 2016 más de 338 mil viajeros encontraron hospedaje a través de este método en el país, y ayudaron a democratizar los ingresos que genera el turismo al consumir un rango más amplio de barrios en los destinos que visitaron.

En todo el mundo, conecta
En todo el mundo, conecta a más de 3 millones de alojamientos en más de 64 mil ciudades en más de 191 países.

Según un informe reciente de la empresa, más allá del ingreso que perciben los anfitriones de Airbnb, la plataforma ayuda a impulsar la economía local al atraer más viajeros, por períodos más largos y a barrios que tradicionalmente se benefician menos de la actividad turística: en la Ciudad de Buenos Aires, hubo 150.000 llegadas de huéspedes en el 2016. La actividad económica consecuente fue de 1706 millones de pesos, una suma que incluye el ingreso de los anfitriones, los gastos del huésped y una estadía promedio de 7 días.

Conforme crece esta tendencia, aumenta la oportunidad y responsabilidad de trabajar junto a los gobiernos locales para desarrollar el potencial económico del turismo alternativo en los barrios y ciudades que los anfitriones consideran su hogar. Villa Ortúzar, Parque Chas, Coghlan, Parque Chacabuco, Villa Urquiza, Colegiales, Boedo, Parque Patricios, Caballito, Saavedra, Chacarita, Villa Crespo y Almagro son 13 barrios que tradicionalmente se benefician menos de la actividad turística y que más crecieron en el último año gracias a este tipo de hospedaje.

Es que, alrededor del mundo, cerca del 75% de sus alojamientos están fuera de los distritos hoteleros tradicionales. Los viajeros que usan Airbnb se trasladan y consumen en diferentes barrios, impulsando los negocios locales. De esta manera, el turismo se transforma en algo menos comercial, menos mainstream y más autóctono, para vivir una experiencia única y sentir el verdadero espíritu de una ciudad, en este caso, de una Buenos Aires histórica y cosmopolita.

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