Planear un viaje es entusiasmante. Mirar el mapa, imaginar los destinos, trazar rutas, armar un bolso, pensar en todo lo que ahora es desconocido y dejará de serlo después del recorrido. Cuando todo está listo para resolver el plan de viaje y sólo resta reservar los pasajes aéreos, hay algunas trampas y hábitos equivocados que se repiten y es importante conocer, para evitar.
1. Chequear una sola aerolínea
En los días donde abundan los sitios web de reservación de vuelos y aplicaciones de predicción de pasajes aéreos, los viajeros ya no tienen por qué limitarse a los precios de una sola compañía. Si bien hay usuarios que creen que tal o cual línea aérea tiene los mejores precios, no deben confiarse, porque pueden perderse las ofertas de otra empresa.La comparación es clave para poder hacer una compra correcta.
2. Ser un comprador impulsivo
Es una muy mala idea apresurarse a pagar por un vuelo sin agotar todas las opciones en primer lugar. Ese objetivo puede ser alcanzado simplemente tratando de no presionar el botón de "compra". Eso significa esperar hasta que se haya comprobado que no hay ofertas más competitivas en otro sitio, de otras líneas aéreas, de aeropuertos alternos u otro destino incluso. Afortunadamente, muchas empresas dan 24 o 48 horas para cancelar la reserva.
3. Reservar en el día equivocado
Aunque muchos sienten que ni bien tienen la confirmación de que se van a ir de vacaciones tienen que sacar los pasajes, elegir el día adecuado para reservar los vuelos puede ayudar a reducir el costo de los pasajes. Una investigación de la aplicación Hopper demostró que la compra de los jueves (para los vuelos domésticos) y los fines de semana (para los vuelos internacionales) ofrecen el mayor ahorro, en promedio. Los datos también revelaron que es mucho más probable que los pasajeros puedan sacar una ganga comprando los jueves tanto para conexiones domésticas como internacionales, porque es entonces cuando la gran mayoría de rutas ofrecen ahorros.
4. No revisar aeropuertos alternativos
Cuando se trata de viajar o hacer escala en algunos de los destinos más grandes del mundo, es probable que haya más de un aeropuerto en oferta. Por ejemplo, Nueva York cuenta con Newark, JFK y LaGuardia; Londres tiene Gatwick, Stansted y Heathrow, y Washington DC tiene a Ronald Reagan National Airport, Dulles Internacional y Baltimore-Washington International. Así que antes de reservar, es importante comprobar todos los puntos de llegada disponibles e incluir el costo de las transferencias a la ciudad en el cálculo final.
5. No ser flexible con los destinos
Tal vez, si se está considerando un viaje a Budapest, por ejemplo, pero parece no haber ninguna conexión aérea barata en la ciudad, es una buena alternativa ser flexible. Un viajero inteligente podría ampliar su gama de opciones y mirar los vuelos a Viena, Munich y Praga y, eventualmente buscar la forma de llegar de otra forma al destino deseado. Si se trata sólo de un viaje de placer, vale la pena revisar los precios de otros destinos cercanos, que incluso pueden sorprender con su belleza.
6. No ser flexible con las fechas
Las estadísticas de Hopper han demostrado que hay tiempos de ahorro muy fuertes en las tarifas aéreas simplemente cambiando los días de salida y regreso para adaptarse a las tendencias de rutas particulares. En general, los miércoles son los mejores para los viajeros para partir, mientras que los domingos son los más caros. Para las devoluciones, los miércoles son una vez más el mejor para los viajeros internacionales, mientras que los martes son el más barato en general para los vuelos domésticos.
7. No calcular impuestos y tasas
Suele suceder: encontrar una oferta increíble que después termina con sabor a estafa cuando el calculo final se completa con los impuestos. En los últimos años, la industria de la aviación se ha vuelto más transparente en lo que se refiere a estos cargos adicionales, pero todavía hay una gran cantidad de costos potenciales para el posible viajero a considerar, desde las franquicias de equipaje facturado hasta las modificaciones en impuestos.
8. Reservar demasiado tarde
En términos generales, la industria moderna de las líneas aéreas comerciales no recompensa la espontaneidad. De hecho, con un crecimiento rápido y exponencial en la mayoría de las tarifas aéreas en los días previos al despegue, es fácil ver que -en la mayoría de los casos- el que se adelante realmente consigue un beneficio. Por lo tanto, estar preparado y planificar los viajes con tiempo suficiente (por lo menos 25 días de antelación, de acuerdo con la investigación Hopper), debería bastar para encontrar mejores precios.
9. Reservar muy temprano
Aunque muchos viajeros llevan al extremo la reservación temprana, hay estadísticas que no están muy a su favor. A menudo, las aerolíneas bajan los precios de los asientos en un tiempo específico antes de la salida, con la esperanza de que la cantidad máxima de pasajeros se reserve para la cantidad máxima de dinero. La clave es comprar justo cuando los transportistas empiecen a realinear los precios de los asientos de acuerdo con la demanda (un proceso conocido como gestión del rendimiento). Es difícil lograrlo con total exactitud, pero una reserva en el momento adecuado puede ofrecer ahorros muy importantes. Por lo general, esperar hasta 100 días antes es acertado para ahorrar algo de dinero.
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