No caben dudas de que al papa Francisco le gusta romper con la tradición. Es por eso que ahora, con su visto bueno, se podrá visitar el Palacio de Castel Gandolfo, la residencia de los pontífices para los meses de verano, pero que el argentino prefirió no usar.
Durante siglos, los papas han migrado al palacio de la localidad de Castel Gandolfo, situada en la región del Lacio, a unos 18 kilómetros al sureste de Roma. El Vaticano decidió abrir las puertas del palacio al público en general todos los días menos los domingos, y la entrada tiene un costo de 10 euros.
Este palacio, propiedad de la Santa Sede, posee derechos de extraterritorialidad, y se lo conoce también como Palacio Apostólico. Además de ser residencia papal, en su interior se encuentra el Observatorio Vaticano. Algunos quizás recuerden a Castel Gandolfo debido a que, desde su balcón, Benedicto XVI realizó su última aparición pública y ofreció su último discurso como jefe de la Iglesia católica.
Esta es una gran oportunidad para los fanáticos de la historia, y para los que quieran aprovechar para echarle un vistazo a cómo viven los sumos pontífices durante sus vacaciones. El Vaticano adquirió esta propiedad en 1596 -antes era simplemente una pequeña fortaleza- y, 30 años más tarde, el papa Urbano VIII construyó una nueva ala cuando se convirtió de manera oficial en la residencia papal de verano.
Castel Gandolfo se ubica a orillas del lago Albano, y cerca de 30 jefes de la Iglesia desde Urbano VIII han utilizado este palacio para tomarse un descanso. Sin embargo, aunque fue visitado por muchos líderes mundiales a lo largo de los años, hasta hace poco su acceso estaba restringido para el el turista ocasional.
"Quien sea que ingrese por el gran portón de entrada del palacio Apostólico de Castel Gandolfo accede a un mundo de pura belleza", aseguró el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci. "Cuando uno se encuentra en la terraza, no solo ve el lago azul debajo, sino también las montañas del otro lado, cubiertas de bosques que permanecen intactos y vírgenes… Y al caminar por las habitaciones del departamento apostólico, uno puede escuchar el murmullo de la historia".
Las autoridades abrieron las puertas del palacio de a poco, a medida que se dieron cuenta de que Francisco realmente no iba a hacer uso del espacio. Lo primero fue el sector al aire libre -de 55 hectáreas- dentro de la propiedad, pero ahora, por primera vez en la historia, se les permitirá a los visitantes hasta ingresar en los aposentos privados del pontífice. No se sabe si en el futuro los próximos papas optarán por volver a usar Castel Gandolfo, pero, por ahora, la decisión de Francisco de no aparecer por estos pagos ofrece una oportunidad inédita para los visitantes.
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