De la calle a las galerías. Por primera vez en Francia, el arte urbano -ese que se reparte por las calles de no sólo la ciudad de la luz sino en el resto del mundo- de rebeldes graffitis y murales colosales; ese que fue cuestionado durante años pero que al fin salió de la oscuridad para reivindicarse como una verdadera expresión del ser, tendrá un espacio exclusivo, dedicado a su exhibición y cuidado.
Art 42 es el nombre del primer museo francés dedicado al arte callejero, cuyos méritos ya son aceptados de manera unánime y global pero no sin falta de lucha. Esta galería de arte que ofrece un pabellón propio y un espacio cultural permanente para esta expresión artística abrió en el trendy barrio parisino en el XVII Distrito. Se inauguró -de manera muy apropiada, por cierto- el 1 de octubre, durante la Nuit Blanche, una noche al año en la que la ciudad celebra con un festival dedicado al arte, y una ocasión en la que muchas galerías llevan a cabo exposiciones y eventos especiales al aire libre.
"El arte urbano -street art y el post graffiti- transmite un mensaje universal, que a menudo lleva a un cuestionamiento de la sociedad y a los valores esenciales de la humanidad", explicó Nicolás Laugero Lasserre, curador del proyecto. "El proyecto Art 42 exhibe la voluntad de abrir a todos los públicos este movimiento que no es aún conocido como exposición permanente en Francia, para permitirle una mayor visibilidad".
"Durante varias décadas, el arte urbano se ha apropiado del museo más grande del mundo: la calle. Nos damos cuenta de que el arte no surge sólo de la clase alta de la sociedad, sino también de la baja. Representa una serie de diálogos tan abiertos y múltiples como el número de artistas que pertenecen a este movimiento", aseguró el curador.
Y este espacio fue creado con la idea de democracia como estandarte. Es libre, como el arte urbano al que venera por sobre todas las cosas. La entrada es totalmente gratuita, aunque hay que reservar un lugar -especificando día y horario- con anticipación y por mail ya que abrirá solamente los martes y sábados. El arte está en cada rincón, tal como ocurre en la vía pública.
Eso sí, no hay que esperar un museo tradicional con paredes blancas, personal de seguridad en silencio y las obras exhibidas de manera típica, ya que este no es lugar común y corriente. El ambiente es descontracturado y con movimiento. Gente joven pasea tomando café o se sienta a trabajar en su laptop. La intención es que el visitante recorra con tranquilidad, descubriendo sorpresas que no se imaginaba, así como ocurre en la calle, entre el tráfico rutinario de la vida cotidiana.
Hay piezas de Banksy, Miss Van, Speedy Graphito, Shepard Fairey, Brusk, Madame, Ludo, Stew, Zevs, Levalet, Mesnager, Roa y Lek, entre tantos otras firmas reconocidas en el circuito de arte callejero. Hay 150 obras en total, algunas de las cuales fueron traídas de sus lienzos urbanos, y otros de los cuales fueron creados específicamente para este espacio. Que se exhiban entre la gente hacen que el lugar mantenga el espíritu con el que fue creado y cobre vida.
La misión creativa de Lasserre y de su fundador Xavier Niel es la de construir un puente entre la calle y el museo como espacio excepcional para el arte. Y, en el marco de este objetivo, sus creadores buscan demostrar que el arte y la cultura en general puede ser -y de hecho lo es- producido por individuos que arrancan "de abajo", para descentralizar y lograr que el arte pertenezca también al pueblo.
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