Antes de subirse a un auto es necesario identificar los riesgos. Los accidentes de tránsito fatales son desgracias prevenibles, sin embargo su derrotero no se interrumpe. Falta de conciencia, de responsabilidad, de legislaciones más enérgicas o didácticas, sea cual fuere su razón, la cifra trágica de más de un millón de decesos viales por año también acusan al estado de las rutas.
Por el mundo se distribuyen caminos. No todos los vehículos viajan por el planeta sobre autopistas, autovías o carreteras convencionales, acabadas, convenientes. Hay trayectos que proporcionan únicamente el hilación de dos puntos separados en el mapa. Exentos de asfalto, sistemas de seguridad, iluminación, la expansión de la actividad humana precisó de trazados prácticos. De tanta precariedad, conducir sobre las siete rutas más peligrosas del mundo se asemeja a un ejercicio de supervivencia.
Un evento que ya superó el grado de necesidad. Hoy los turistas más osados se enfrentan al reto de dominar un vehículo en los trazados más hostiles del globo. Un programa que potencia el sentido de la aventura, la adrenalina y el morbo, que encubre una mística y una magia inexplicable.
Camino a Las Yungas, Bolivia
Fue bautizado "el camino de la muerte". Considerada por muchos la carretera más peligrosa del mundo, encierra una historia trágica en sí misma. Es un recorrido de 80 kilómetros que separa La Paz, la capital boliviana, con Coroico, en la región de los Yungas (selvas ubicadas en la altura). Por año mueren más de 200 personas a través de una vía estrecha y ondulante, a la vera de una montaña andina a 4.650 metros sobre el nivel del mar. En algunos tramos, la calzada de doble sentido tiene un ancho de tres metros entre una ladera casi vertical y el abismo absoluto.
El paisaje es impresionante y el trazado, emocionante. El serpenteante camino de gravilla y tierra cuelga sobre un escenario grandioso. El camino adquirió una fama turística inédita. Es una de las mayores atracciones del país. Haber superado la prueba es el equivalente a haber esquivado la muerte, sugieren los visitantes, quienes por un bajo precio pueden comprar merchandising del "camino de la muerte".
En 1995, el Banco Interamericano de Desarrollo lo calificó en un estudio de viabilidad como el camino más peligroso del planeta. En 2007, una ruta asfaltada fue inaugurada para unir La Paz y las Yungas, una solución para el tráfico pesado que sin embargo no debilitó el aspecto macabro del trazado precario, ahora pensado como un sendero para ciclistas.
Túnel de Guoliang, China
Entre las montañas chinas de Taigang se esconde uno de los túneles más famosos del mundo. Tallado a mano, el Túnel de Guoliang perfora las rocas para convertirse en una ruta sin precedentes. El camino fue construido por los habitantes de la aldea local como método para escapar del aislamiento. Excavado de modo artesanal, adquirió un volumen de cinco metros de alto por cuatro de ancho y un recorrido de 1,2 kilómetros. Su valor turístico se sostiene a pesar de ser un trayecto peligroso que exige un elevado nivel de concentración y paciencia.
Paso de Rohtang, India
Rohtang significa "pila de cadáveres", el nombre que define la carretera india enclavada a más de cuatro mil metros de altura en la cordillera del Himalaya. Se trata de una vía que sólo opera de mayo a noviembre cuando la nieve no interrumpe el tramado. Su principal peligrosidad son los desprendimientos de tierra que intervienen el camino con trágicos desenlaces, sin embargo muchos turistas se someten a la aventura de vivir un paso adrenalínico que conecta el valle de Kullu con valles como el Himachel Pradesh. En respuesta a su registro macabro, las autoridades chinas están excavando un túnel alternativo de una distancia de nueve kilómetros.
El Caracol, Chile y Argentina
El paso Cristo Redentor que conecta Chile con Argentina ganó la denominación de la "Ruta Caracol". Las imágenes de su largo trayecto con una incontable sucesión de curvas son reveladoras. La vertiente argentina resulta ser un ascenso suave, una subida placentera a través del agreste paisaje montañoso de la zona hasta desembocar en la entrada del túnel. Pero el acceso por la parte chilena respalda una mística. Como la carretera gana altura con rapidez, la obliga a trazar un recorrido sinuoso delineado con rigurosidad. La ascensión al puerto, que luce nevado durante gran parte del año, precisa un laborioso ejercicio de paciencia, obra de los camiones que circulan a escasa velocidad y de las curvas que restringen los adelantamientos.
Autopista James Dalton, Alaska, Estados Unidos
En un rincón inhóspito del planeta se encuentra una auténtica tundra, una autopista única en el mundo. Atraviesa una longitud de 667 kilómetros y reviste el nombre oficial de Alaska Route 11. Los camiones que transportan petróleo tienen prioridad absoluta por sobre el resto de los vehículos. Los pocos valientes que se atreven a conducir por una ruta extensa que sólo atraviesa tres pequeños pueblos. Cercana al ártico, cubierta por nieve, rodeada por la nada, las temperaturas bajo cero, el hielo traicionero, la nula visibilidad a causa de las salvajes ventiscas convierten a la Dalton en una de las autopistas más peligrosas del mapa.
Pasaje de Gois, Francia
Es una ruta mágica, que aparece y desaparece. El Pasaje de Gois es un camino angosto que vincula la isla de Noirmoutier con la península francesa. La marea asciende y el océano invade los casi cinco kilómetros de asfalto. A su entrada, una serie de carteles preventivos avisan las horas de pleamar y bajamar, los segmentos horarios recomendables para transitar la vía. A lo largo del trazado, los despistados y los osados pueden refugiarse tras postes que intentan escudar los vehículos de la furia del mar.
Cañón Skippers, Nueva Zelanda
Para recorrer el antiguo camino construido a fines del siglo XIX por y para los buscadores de oro se necesita un permiso especial. Curvas pronunciadas, un trayecto sinuoso, más abruptas subidas y bajadas, el Cañón Skippers tiene razones para integrar la lista de las rutas más salvajes del globo. Por el factor viento y los tramos estrechos que se asoman al barranco es que las precauciones deben extremarse. A diferencia de otras vías riesgosas, nadie quiere asomarse a vivir y padecer estas sensaciones de adrenalina.