Porque no sólo de nieve está hecho el invierno en Patagonia, aquí algunas de las múltiples propuestas que ofrece la región en todo su territorio.
Patagonia cuenta con muy variadas alternativas turísticas incluso para aquellos que optan por esquivar la nieve, o bien para los integrantes del grupo familiar que acompañan a los que eligen pasar largas jornadas entre esquíes y tablas.
Por su geografía, el turismo aventura es una de las actividades con la que más se identifica la Patagonia, teniendo incluso en sus entrañas a la Capital Nacional del Turismo Aventura: la ciudad de San Carlos de Bariloche. En toda la región, sus montañas escarpadas, la estepa infinita, sus caudalosos cursos de agua, y la llanura pampeana constituyen el escenario ideal para el desarrollo de múltiples propuestas en pleno contacto con la naturaleza. En los distintos destinos patagónicos se ofrecen cabalgatas, escalada, canopy, mountain bike, parapente, trekking y recorridos en 4×4, entre otras propuestas.
Las estancias patagónicas, con extensos territorios que conservan tradiciones y costumbres, constituyen un gran atractivo para el turismo. Estos establecimientos –por lo general con actividad agrícola-ganadera– abren sus puertas a los visitantes que deseen conocer y compartir la vida del hombre de campo. Esquila de ovejas, arreo de ganado, paseos a caballo, ordeñe y cosecha, son algunas de las actividades que los turistas pueden realizar, además de alojarse en sus cascos y disfrutar tradicionales asados campestres. En las estancias de la Patagonia austral deslumbran las historias de pioneros que forjaron la identidad patagónica, mientras que en las de La Pampa puede descifrarse el ADN de sus habitantes, de fuerte arraigo a sus tradiciones en el ámbito rural.
Sobre la costa, Chubut y Río Negro reciben visitas muy peculiares entre junio y diciembre. Cientos de ejemplares de ballena franca austral eligen estas aguas para llevar a cabo su ciclo reproductivo. En Chubut los avistajes embarcados salen desde Puerto Pirámides y se extienden hasta el mes de diciembre. También existe la posibilidad de observarlas muy de cerca desde la costa sobre la playa de El Doradillo, a pocos kilómetros de la ciudad de Puerto Madryn. En Río Negro, en tanto, la temporada va de agosto a octubre y las lanchas que realizan los avistajes salen desde el puerto de San Antonio Este en las aguas del Golfo San Matías.
Puertas adentro también se despliegan fascinantes facetas que hacen a la historia y riqueza de la región patagónica. En Tierra del Fuego, por ejemplo, la historia está viva en los Museos del Fin del Mundo, Museo Marítimo y del Presidio, y la Galería Pequeña Historia Fueguina. Asimismo, imponentes huellas de un pasado milenario pueden descubrirse en los museos paleontológicos que recrean la época en la que la Patagonia estaba poblada por enormes dinosaurios. El Museo Egidio Feruglio en Trelew posee una importante colección que alberga restos de un relevante hallazgo reciente, con piezas que superan en tamaño a todas las encontradas hasta el momento en el mundo. En Neuquén, El Centro Paleontológico Lago Barreales, los museos de Villa El Chocón, Plaza Huincul y Rincón de los Sauces exhiben fenómenos únicos como una réplica del dinosaurio carnívoro más grande del mundo hallado hasta la fecha y un herbívoro de gigantescas dimensiones. Por su parte, en La Pampa, en el Museo Atelier Antonio Ortiz Echagüe dentro de la Estancia Turística La Holanda, pueden apreciarse obras del reconocido pintor español.
Desde el agua se obtiene una perspectiva distinta del paisaje patagónico. El mar que baña las costas, y los lagos de la zona andina pueden surcarse en confortables navegaciones turísticas. Paseos marítimos por el Canal Beagle, ofrecen la magnífica vista de la ciudad más austral del mundo y un paisaje cargado de aves y fauna de mar. En las provincias de Río Negro y Neuquén parten excursiones que navegan el Lago Nahuel Huapi e invitan a la Isla Victoria y Bosque de Los Arrayanes, característico árbol de troncos color canela con ejemplares de más de 25 metros de altura y 300 años de antigüedad.
Acercarse a las imponentes paredes de hielo de los glaciares santacruceños es posible durante todo el año. El Calafate y El Chaltén son los puntos de partida para tomar contacto con los helados gigantes milenarios que se plantan imponentes ante el ojo indiscreto de turistas y cámaras fotográficas. Hay distintas formas de abordar estos paisajes: desde las pasarelas frente al Glaciar Perito Moreno, en embarcaciones que navegan las aguas del Lago Argentino –el de mayor superficie de todo el país–, o animándose a pisar el suelo congelado en las excursiones de minitrekking sobre el glaciar. Para razonar esta experiencia se puede hacer una visita al Centro de interpretación glaciológico Glaciarium, y para seguir la diversión vale una vuelta por los bares de hielo ubicados en la villa turística.
La inagotable Patagonia depara muchas otras experiencias fascinantes. Visitar sus Parques Nacionales, abordar trenes turísticos, degustar la exquisita gastronomía, o simplemente detenerse una noche a contemplar sus inmensos cielos plagados de estrellas, imprimirán recuerdos imborrables en un viaje al sur argentino.