El consumo de azúcar y sus consecuencias negativas para la salud –como pueden ser la diabetes o la obesidad– son una de las mayores preocupaciones de los organismos de salud. A pesar de que hay una gran cantidad de evidencia científica de que el azúcar, especialmente el refinado, puede tener un fuerte impacto en la salud física, todavía se sigue indagando en su potencial efecto en la salud mental y se descubren nuevas complicaciones.
Ahora, una investigación llevada a cabo por científicos de la University College London (UCL) reveló que los hombres que consumen mucho azúcar añadido en bebidas, pasteles y confitería corren un mayor riesgo de depresión. Los investigadores observaron datos de consumo de azúcar y problemas de salud mental en un grupo de 5 mil hombres y 2 mil mujeres reclutadas para el estudio Whitehall II en los años ochenta.
Los nuevos hallazgos dejan al descubierto una fuerte asociación entre el consumo de niveles más altos de azúcar y depresión en los hombres. Los hombres con la ingesta más alta –más de 67 gramos al día– tenían un 23 por ciento más de posibilidades de sufrir un trastorno mental común después de cinco años que los que consumieron los niveles más bajos de azúcar (menos de 39,5 gramos).
Los investigadores indagaron si en realidad los hombres podrían estar comiendo alimentos más azucarados porque estaban deprimidos, pero descubrieron que no era el caso. "Las dietas altas en azúcar tienen una serie de influencias en nuestra salud, pero nuestro estudio muestra que también podría haber un vínculo entre el azúcar y los trastornos del estado de ánimo, particularmente entre los hombres", indicó Anika Knüppel, del Instituto de Epidemiología y Salud de la UCL. "Hay numerosos factores que influyen en las posibilidades de trastornos del estado de ánimo, pero tener una dieta alta en alimentos azucarados y bebidas podría ser un factor clave".
Sin embargo, el estudio no encontró este tipo de vínculo entre la ingesta de azúcar y los nuevos trastornos del estado de ánimo en las mujeres y aún no está claro por qué. Es por eso que se necesitan más investigaciones para probar el efecto de la depresión del azúcar en grandes muestras de población. "Cada vez hay más evidencia del daño físico que el azúcar tiene en nuestra salud. Nuestro trabajo sugiere un efecto adicional de salud mental".
Pero, a pesar de que todavía no hay evidencia concluyente, el documento –publicado en la revista Scientific Reports– no es el primero en sugerir el enlace. Knüppel señaló que existen por lo menos tres investigaciones anteriores que apoyan sus hallazgos.
En este estudio, la ingesta de azúcar de las personas y su salud mental se midieron a través de cuestionarios. Uno de los problemas con los estudios dietéticos, remarcaron los autores, es que la gente tiende a no decir toda la verdad sobre lo que comen. Pero Knüppel aclaro: "Es bastante improbable que las personas denuncien excesivamente lo que comen".
Una de las razones de que los resultados en los hombres fueran muy fuertes, pero no tan fuertes en las mujeres, podría ser principalmente que las mujeres están subrepresentadas en el estudio, que reclutó a funcionarios en la década de los ochenta. Pero las encuestas dietéticas del Reino Unido –país de origen del estudio– también sugieren que los hombres consumen más azúcar que las mujeres, a pesar de los supuestos populares.
"Desde el punto de vista científico, es difícil ver cómo el azúcar en los alimentos sería diferente de otras fuentes de carbohidratos en la salud mental, ya que ambos se descomponen en azúcares simples en el intestino antes de la absorción y el índice glucémico del azúcar es menor que los alimentos ricos en almidón como el pan blanco y el arroz", dijo Tom Sanders, profesor emérito de nutrición y dietética en el King's College de Londres.
Rob Howard, profesor de psiquiatría de la vejez en la UCL, dijo: "Este estudio es importante porque es el primero en poder demostrar que un aumento en el riesgo de alrededor de un cuarto en los trastornos mentales comunes –en su mayoría ansiedad leve y depresión– en los hombres que comen más azúcar no puede ser explicado a través de que ellos ya estaban ansiosos o deprimidos y usaban el azúcar como una forma de consuelo". Sin embargo, agregó que igualmente la asociación era complicada y se necesitarían más estudios para comprobar esta tendencia.
Sanders señaló que existe un gran número de factores que podrían influir en el resultado, incluyendo el bajo nivel socioeconómico, los hábitos como fumar y la obesidad. Y, si bien indicó que los autores trataron de tenerlos en cuenta, "todavía existe un riesgo de factores de confusión residual".
El profesor Eric Brunner, también del Instituto UCL y autor principal del artículo, cocnluyó: "Nuestros hallazgos proporcionan aún más evidencia de que los alimentos azucarados y bebidas deben evitarse". Además, alentó a que se tomen políticas al respecto desde el Estado para que exista una "protección de las fuerzas comerciales que explotan el gusto por lo dulce de los humanos".
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