El kiwi está asociado a Nueva Zelanda, su principal exportador, aunque en realidad es originario de China. Si bien pocos conocen su procedencia, no existen dudas con respecto a sus múltiples propiedades, que lo convierten en una fruta asombrosa. La fruta puede comprarse durante todo el año, aunque los neozelandeses recorren el mundo entre mayo y noviembre.
Suele estar asociado al verano debido a que durante los meses previos es un aliado para bajar de peso, debido a que de los 100 gramos de porción comestible, 86 son agua y aportan solo 55 kcal, una cantidad moderada de hidratos de carbono (10,6 gramos), 1 gramo de proteínas, 0,5 g de lípidos y prácticamente no contiene nada de grasa.
Tiene grandes virtudes para ayudar en la digestión. Su contenido de fibras insolubles lo convierte en un alimento esencial para regular el tránsito intestinal.
Sin embargo, su gran virtud es la vitamina C: posee 59 mg más que, por ejemplo, los limones (53 mg) o las naranjas (48mg). "Si tomamos dos piezas de kiwi, se cubre de sobra la cantidad recomendada diaria de vitamina C. La gran cantidad de esta vitamina le confiere al kiwi un alto poder antioxidante. Diferentes líneas de investigación relacionan los antioxidantes naturales con un papel protector frente enfermedades isquémicas del corazón, numerosos tipos de cáncer e incluso el proceso de envejecimiento, como las cataratas y las alteraciones del sistema nervioso central", explicó la nutricionista Marta Sanz.
Por otro lado, se destaca por ser una gran fuente de potasio, que resulta importante para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, e interviene en el balance celular.
Cómo elegirlos y conservarlos
Deben tener piel firme, pero no rugosa, ya que esto indica que están demasiado maduros. Tampoco conviene que estén muy blandos.
Lo ideal es conservarlos a temperatura ambiente; pueden llegar a "vivir" hasta 10 días. En caso de ponerlos directamente en la heladera, duran entre 20 y 30 días. En general, los kiwis se venden no demasiado maduros, por lo que se recomienda dejarlos a temperatura ambiente unos días y luego guardarlos en el refrigerador.
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