Aquella creencia popular sin fundamentos científicos que rezaba que al tragar un chicle, éste se pegaba al estómago o permanecía en el vientre hasta por siete años fue desmitificada por la Sociedad Química Americana, al explicar cómo el cuerpo es capaz de descomponer la golosina tal como lo hace con el resto de alimentos.
Al ser un producto procesado que contiene un alto nivel de azúcar industrial, la ingesta de la goma de mascar es poco recomendada por los especialistas en nutrición. Menos lo será luego de conocerse un último estudio de la Universidad Binghamton de Nueva York, que reveló que uno de los consumos favoritos de los niños porta un ingrediente dañino para la salud.
Se trata de las nanopartículas de dióxido de titanio (TiO2), que pueden alterar el organismo si su ingesta es masiva. Además de los chicles, se encuentran presente también en otros alimentos, como el pan, la mayonesa o los chocolates. Además, con la nomeclatura E-171, están incluidos en cosméticos, protectores solares y otros elementos de higiene.
También se emplea en la pigmentación blanca de pinturas, papel y plásticos. A su vez, puede entrar en el sistema digestivo a través de pastas dentífricas, ya que se lo utiliza para crear la abrasión necesaria para la limpieza dental.
La investigación publicada en la revista Nano Impact demostró que sumar al cuerpo una constante y elevada cantidad de la sustancia disminuye significativamente la capacidad de las células del intestino delgado -llamadas microvellosidades- para absorber los nutrientes y actuar como barrera contra agentes patógenos.
Las pruebas las realizaron en un cultivo de células intestinales. Los resultados reflejaron cómo las TiO2 ralentizaron el metabolismo y afectaron las funciones enzimáticas. Durante el proceso el hierro, el zinc y los ácidos grasos especialmente fueron los nutrientes más difíciles de absorber. Además, se produjo una inflamación intestinal.
Recientemente otra investigación a cargo del Instituto Científico de Investigación Agronómica de Francia reveló por primera vez que el colorante E 171 se extiende por todo el organismo, afectando al sistema inmunológico e incrementando el riesgo de cáncer.
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