Enero es el mes perfecto para comenzar a organizar un plan de alimentación reducido en calorías y llegar a tiempo para lucir la figura ideal para el traje de baño. El consumo de alimentos saludables y bajos en en calorías son la mejor opción a la hora de emprender una dieta. Pero en ocasiones, pueden provocar la reacción inversa.
El verano incentiva el consumo constante de líquido y es aquí cuando el primer dilema surge: ¿Cuál es la mejor opción para no quebrar el plan alimenticio? Y nuevos interrogantes aparecen, como tomar una gaseosa que tiene muchas calorías o reemplazarla por un jugo de naranja más saludable y natural. En ese caso, ninguna de las dos opciones son del todo correctas, la naranja es una fruta dulce que contiene muchas calorías, más aun si se le agrega azúcar para mayor sabor.
Antonela De Lamo, nutricionista y antropometrista (M.N 8226), explicó a Infobae que "la fruta consumida en jugo es una buena fuente de hidratos de carbono, simple y de rápida absorción pero sin contenido de fibra. Sentimos hambre luego de consumirla porque no hay un mayor componente que nos brinde saciedad."
Los cereales están presentes en toda dieta pero tienen poca cantidad de fibra, lo que disminuye su nivel nutricional. Se recomienda ingerirlas durante las primeras horas de la mañana y evitar los elaborados a base de azúcar. La especialista De Lamo afirmó que una buena opción para contrarrestar la ingesta de cereales es el consumo de granola y frutas secas ya que son excelente fuente de energía, aportan fibras y ácidos grasos esenciales que nuestro organismo no genera.
Los yogures bajos en grasas, son los primeros elegidos a la hora de reemplazar comidas principales del día con la intención de bajar de peso de manera rápida. El problema radica en que contienen un alto porcentajes de hidratos de carbono y un bajo contenido de grasa. Estas cualidades, provocan un incremento de apetito en un corto plazo luego de ingerirlos. Para no caer en la tentación de ingesta de alimentos con mayor porcentaje calórico, el yogurt es opción acertada como colación entre las comidas principales.
Las gaseosas lights están vinculadas con el cuidado del peso de manera directa y son una buena opción, pero poseen una importante cantidad de sodio que resulta perjudicial para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el consumo de sodio promedio del ser humano no puede ser mayor a 5 gramos diarios para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cardiovasculares e hipertensión.
El mismo caso ocurre con las sopas deshidratadas que tienen un alto porcentaje de sodio, hacen saciar el apetito pero no aportan una alimentación saludable.
El sushi es otra opción elegida a la hora de un almuerzo o cena sin culpas pero contiene un importante porcentaje calórico. La nutricionista De Lamo explicó que "aporta ácidos grasos de los buenos, pero en alta proporción. También tiene almidón proveniente del arroz, con lo cual es una opción adecuada en porciones moderadas pero hay que tener en cuenta que no es una opción light".
A media mañana surge el mayor dilema del día, el hambre ataca y se recae en famoso "picoteo" Las galletas de salvado o de agua suelen ser la opción ideal para calmar el apetito pero están elaboradas con grasa y en valores sumamente altos.
Para contrarrestar estas comidas engañosas, lo más saludable es optar por aquellos alimentos naturales que contengan abundante agua, como frutas y verduras. Durante el verano se pierde mucha cantidad de líquido y provoca que el cuerpo se deshidrate con mayor facilidad, elegir estos alimentos es la mejor opción a la hora de querer controlar el peso y mantener el cuerpo hidratado.
La nutricionista afirmó a Infobae que reducir las calorías al límite no es bueno y puede ser sumamente contraproducente para nuestra salud. Una de las mejores maneras para reducir peso es hacer una reducción de calorías y variar también la cantidad dentro del plan de descenso.
Destacó que "lo light no siempre es confiable y muchas veces engaña ya que varios productos tienen la misma cantidad de calorías y hacen que el consumidor los ingiera en mayores cantidades sintiéndose confiado de que hace un buen régimen. Es necesario el asesoramiento de un nutricionista para saber que comidas se adecuan a cada persona".
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