Mezclar placer con trabajo es uno de los mayores deseos de cualquier adulto. Hayleigh Curtis, una joven británica, tiene uno de los empleos más envidiables que se puedan tener: se dedica a probar chocolates durante su jornada laboral. Es una catadora de chocolates profesional. Como si fuera poco, esa función le repercute en ingresos extraordinarios ya que -aseguran- tiene un talento fuera de lo normal para detectar los ingredientes.
La reconocida empresa chocolatera Cadbury cuenta con una plantilla de cerca de 300 empleados. Sin embargo, Curtis es considerada una de las estrellas de la compañía, ya que todos los productos que pasaron por su paladar resultaron un éxito rutilante en ventas. Por tal razón, sus papilas gustativas fueron aseguradas en nada menos que 1,25 millones de dólares.
El peculiar contrato que une a Curtis con Cadbury exige un cuidado extremo de su paladar. Por ejemplo, tiene prohibido consumir cualquier tipo de comida picante, plato excesivamente caliente o ciertos pescados que puedan dañar sus papilas gustativas.
La joven de 28 años, que hoy se se autodenomina "científica del cacao", cursaba matemáticas en la universidad a la vez que trabajaba media jornada en la reconocida marca como atención al cliente. Debido a su interés, decidió candidatearse para el puesto de aprendiz de chocolatero. Allí, participó de todos los procesos que involucran la confección de un chocolate. Fabricó muestras, investigó datos recabados de los análisis y hasta templó los productos a mano.
La empresa, al detectar su talento, le concedió la posibilidad de continuar con estudios relacionados. Se graduó en Ciencias Naturales, con especialización en Química y, a medida que los años pasaban, se dio cuenta de que tenía un talento que la distinguía: podía reconocer todos los ingredientes de un chocolate con tan solo probarlo.
"Hay mucha ciencia detrás del chocolate, desde la sensación en la boca hasta las temperaturas para derretirlo. Por eso, con mis papilas gustativas a salvo, espero crear más sabores deliciosos durante los próximos años", comentó Curtis al Daily Mail.
De toda la chocolatería, su lengua es la única que está tasada en una cifra semejante: 1,25 millones de dólares por llevar adelante una actividad que cualquiera haría gratis. Curtis transformó uno de los placeres culinarios más unánimes, en un empleo. ¿El mejor trabajo del mundo?
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