Al dormir, el organismo, lejos de "apagarse", continúa con su trabajo. A veces con la misma intensidad que cuando se está despierto. Durante el descanso, se regeneran los músculos, se fortalecen las defensas, la vista descansa para recuperar capacidad visual, la piel se embellece por el cambio en la circulación y la información que se almacena durante el día se procesa y archiva.
El sistema digestivo y el metabolismo también cumplen funciones importantes durante el reposo, por eso es importante no ignorar lo que sucede en el cuerpo por la noche y ayudar a que todos los mecanismos corporales se desarrollen correctamente.
Pensar en bajar de peso mientras se duerme puede parecer descabellado, pero hay algunos hábitos saludables que se pueden adoptar para facilitarle al cuerpo la tarea de quemar grasas y hacer la digestión.
1. Carbohidratos, sólo al mediodía
El consumo de hidratos de carbono es un problema a la hora de empezar una dieta para bajar de peso. Si bien hay opiniones encontradas respecto a la cantidad de consumo, numerosos especialistas coincidieron en que por la noche no es el mejor momento para incorporarlos. Comer hidratos antes de dormir es inútil, en principio porque es energía que el cuerpo no va a quemar, especialmente durmiendo. Al no quemarlos, el cuerpo almacena los carbohidratos en el hígado como glucógeno y los transforma en grasa, lo que puede ocasionar problemas relacionados con la diabetes y el sistema cardiovascular.
2. Temperatura baja en la habitación
Según el resultado de un estudio publicado en la revista Diabetes, dormir en una habitación fría activa la "grasa marrón" o "grasa buena", encargada de quemar calorías para generar calor. Esto significa que, de esta manera, se puede perder peso mientras se duerme a un ritmo mayor que a altas temperaturas. La grasa marrón es un tipo de tejido muy abundante en los recién nacidos, aunque algunos adultos también lo poseen en cantidades innecesarias. La temperatura baja entonces la pone en funcionamiento e impacta en la función digestiva. Logra incluso disminuir la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2.
Así y todo, la temperatura es importante para descansar bien: la temperatura ideal para dormir es de entre 15 y 18 grados centígrados. Una temperatura más baja podría afectar el descanso.
3. Cena liviana
No está recomendado ir a dormir con el estómago vacío, pero tampoco es una buena idea comer en exceso. Según la mayoría de los nutricionistas, la cena debe aportar entre el 15 y el 25 por ciento de las calorías diarias. De esa manera se consigue la saciedad necesaria para que el cuerpo no pase hambre y por lo tanto no se altere el metabolismo nocturno. También es importante no consumir cantidades de nutrientes que no se puedan procesar y se convierten en grasas.
4. Infusiones
Las infusiones calientes favorecen la relajación y la conciliación del sueño. Sin embargo, infusiones con altos niveles de teína pueden producir el efecto contrario. Se recomiendan tés que contengan manzanilla, menta, lavanda, valeriana, tilo o hierbabuena. No solo inducen al sueño profundo, sino que además ayudan a relajar el cuerpo y calman el apetito.
5. Alimentos con triptófano
El triptófano es un aminoácido esencial que trabaja en función de apoyar al organismo en la fabricación de sus propias proteínas e incrementa los niveles de serotonina, una sustancia química que funciona como neurotransmisor regulador del sueño.
Por su impacto en el sueño muchas veces se recomienda ingerirlos por la noche. Los triptófanos están presentes en muchos alimentos de proteína vegetal y animal como pueden ser los lácteos, los huevos, la carne, el pescado, la banana, la palta, la ciruela o el ananá. Sólo un cuarto de gramo de esta sustancia en la cena aumenta las probabilidades de conseguir un sueño reparador y beneficioso para el sistema digestivo.
6. Cenar más temprano
El mayor problema de comer tarde es que esas calorías ya no sirven para ser gastadas ese día, sobre todo en países donde la cena es el "plato fuerte" del día. Lo ideal sería no comer nada tres horas enteras antes de irse a la cama. Muchas de las dietas fracasan porque las personas consumen pocas calorías en el desayuno y el almuerzo, pero se exceden en la cena.
7. Picante para condimentar
Los alimentos picantes estimulan el metabolismo y logran que los alimentos se procesen mejor y se quemen grasas, incluso cuando se duerme. Algunos estudios demuestran que consumir comida condimentada con pimienta aumenta hasta un 30 por ciento el metabolismo.
8. A oscuras
Un estudio publicado en la publicación científica American Journal of Epidemiology sostiene que las personas que duermen en habitaciones oscuras tienen un 21 por ciento más de probabilidades de desarrollar obesidad que quienes descansan en habitaciones en las que entra luz.
Esto podría explicarse debido a que la luz frena la segregación de la hormona llamada melatonina, que se libera en el cuerpo para relajarlo e inducir al descanso. También se recomienda evitar la exposición a fuentes de luz intensas durante la hora previa a ir a dormir.
9. Más cítricos
Al igual que el picante, los cítricos contienen nutrientes que favorecen la quema de grasas. La vitamina C es de gran importancia para la salud, ya que acelera el proceso hasta diluir la grasa y eliminarla.