El control del peso es un factor importante a la hora de un embarazo seguro. En los últimos años, diversos estudios demostraron de forma fehaciente el aumento de la obesidad en distintas sociedades, convirtiéndose de esta manera en unos de los mayores problemas de salud del siglo XXI.
En la Argentina según datos revelados por la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR 2013), en el año 2013 aumentó un 42,5% la prevalencia de obesidad respecto del año 2005 –de 14,6% a 20,8%- y hoy se sabe que 6 de cada 10 personas registran exceso de peso y 2 de cada 10, obesidad.
"Los problemas de peso son de los problemas más frecuentes que se nos presentan con las madres. Por eso, es imprescindible mantener ciertos alimentos rutinarios en su dieta durante los nueve meses. Desde las vitaminas que puede aportar un pomelo, una naranja o una banana hasta las proteínas fundamentales de los huevos y las carnes", explicó a Infobae el obstetra Miguel Lisenti (MN 443876).
"Entre las causas de infertilidad, tanto de la mujer como del varón, se encuentra la obesidad. Por eso es fundamental la recomendación del especialista de fertilidad de realizar un plan de reducción de peso para iniciar el tratamiento de reproducción asistida en un peso adecuado" explicó el doctor Fernando Neuspiller, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Buenos Aires.
Las mujeres con sobrepeso u obesas tienen mayores complicaciones no sólo durante el embarazo sino también luego del nacimiento del bebé, durante el puerperio. Y hasta podría llegar a afectar al niño por nacer de distintas maneras, según aseguró Neuspiller. Algunos de estos riesgos incluyen: el aumento de riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular y diabetes tipo II en el futuro niño durante la adolescencia; la duplicación del riesgo de muerte fetal; la incrementación de las probabilidades de parto prematuro; y mayores tasas de aborto.
Algunas secuelas provenientes del sobrepeso u obesidad pueden estabilizarse con la simple implementación de una dieta sana y variada en vitaminas. Desde el punto de vista de la nutrición, para obtener mejores probabilidades de embarazo, se busca que la paciente tenga un índice de masa (IMC) de entre 18.5 y 24.9.
Una dieta variada estaría compuesta entonces por:
Vitamina B
Contribuye a la formación de un sistema nervioso sano y al equilibrio hormonal. Su deficiencia puede conducir a un exceso de estrógeno, lo que dificulta la fertilidad. Las uvas, las legumbres y los huevos son unas buenas opciones vitamínicas.
Vitamina C
Se demostró que la Vitamina C mejora la inmunidad y es importante para la salud ovocitaria de la mujer, lo que ayuda a reducir el riesgo de infertilidad en ambos sexos. Las frutas cítricas son ricas en antioxidantes por lo que disminuyen el impacto de las hormonas producidas por el estrés.
Vitamina D
Esta vitamina que se consigue a través de la exposición al sol -con moderación y con protector, por supuesto- mejora la acción de la secreción de insulina, la ovulación y ayuda a aumentar la probabilidad de embarazo después de la fecundación in vitro. Los hongos y un salmón bien cocido pueden ser opciones muy útiles para sumar esos nutrientes.
Semillas y frutos secos
Las nueces, semillas oleaginosas (almendras y pistachos, por ejemplo) contienen grasas saludables y nutrientes como el zinc, el selenio y la vitamina E que son importantes en la producción de hormonas sexuales y espermatozoides. Estos nutrientes también ayudan a prevenir la depresión y la ansiedad.
Fibra
La fibra retarda la absorción de azúcares en el intestino, e impide un gran aumento de la insulina después de una comida. La recomendación es de unos 25 gramos por día.
"Es importante aclarar que toda dieta se recomienda realizarla bajo la supervisión de un nutricionista", destacó Neuspiller, quien recalcó que los hijos de madres con sobrepeso tienen un 40% más de probabilidad de padecer este trastorno.
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