La ciencia siempre fue bastante firme en la determinación de que los perros son una especie que desciende de los lobos pero, de un tiempo a esta parte, hubo muchos científicos que plantearon dudas sobre la versión oficial y cómo sucedió realmente.
Los perros modernos se diferencian de los lobos modernos. Los perros domésticos comen sin problemas enfrente de las personas, tienen cráneos más anchos y hocicos más cortos. Los lobos, por su parte, forman parejas estables mientras que los perros son totalmente promiscuos y a los machos no les importa su descendencia. Sin embargo, es fácil que perros y lobos se crucen y algunos científicos ni siquiera están convencidos de que sean especies distintas. Este escepticismo creciente es parte del debate científico sobre cómo debe definirse una especie o en qué medida la categoría es un hecho de la naturaleza y no una línea arbitraria definida por los seres humanos.
Como indicó el periodista James Gorman en un artículo al respecto en The New York Times, "antes de que los seres humanos ordeñaran vacas, pastorearan cabras o criaran cerdos, antes de que inventaran la agricultura o la escritura, antes de que tuvieran hogares permanentes y, por supuesto, antes de que tuvieran gatos, tuvieron perros".
Sin embargo, algunos científicos todavía debaten sobre el lugar y el momento exactos en que se originó ese vínculo. En este sentido, la Universidad de Oxford dirigió un nuevo y amplio estudio con colaboradores científicos en todo el mundo del que se esperan respuestas reveladoras.
La primera de las teorías indicaba que una vez un cazador-recolector capturó un lobo cachorro de su madriguera y comenzó a criar una familia de lobos cada vez más mansos, marcando el inicio de la domesticación. Aunque es una historia simple, la idea es que fueron los humanos quienes se "adueñaron" y modificaron el comportamiento de la especie.
Pero la ciencia no tardó en desestimarla y decir que es difícil domesticar un lobo por lo que es probable que la "creación" de ese comportamiento manso haya sido propio de los animales, hace 15 mil años. Algo así como lobos que consumían los restos de lo que comían los cazadores crecían cerca de los asentamientos humanos y, en algún momento, se convirtieron en "el mejor amigo del hombre".
Hace 14.000 años, había personas que ya enterraban perros, algunas veces junto a seres humanos. Pero algunos biólogos sugieren, a partir de pruebas de ADN y la forma de algunos cráneos antiguos, que los humanos comenzaron a domesticar perros hace más de 30 mil años, principalmente en el este de Asia, Mongolia, Siberia, Europa y África.
La duda entre muchos de los científicos que estudian el tema es si este comportamiento es, más que amor o lealtad, una evolución de su instinto. En otra palabras, si para ellos es más sencillo sobrevivir como un parásito de los humanos a tener que cazar. Raymond Coppinger, profesor emérito de biología en Hampshire College, subrayó en su conocido libro "Dogs", publicado en 2001, que "mejor amigo" no es una "definición ecológica" y escribió que "el perro doméstico quizá evolucionó para convertirse en un parásito".
De los mil millones de perros que se calcula que hay en el mundo, solo una cuarta parte son mascotas. La gran mayoría de los perros corren con toda libertad por los pueblos, comen comida de la basura, esperan que alguien les regale algo y, además, ocasionan decenas de miles de muertes humanas por la rabia. Suelen ser amistosos, pero no necesariamente tienen que ser amigos de los humanos.
Uno de los motivos por los que existen diferentes teorías, según Greger Larson, biólogo del departamento de Arqueología de la Universidad de Oxford, es porque la genética de los perros es compleja. Él enfatizó que la mayoría de las razas de perros -tan similares como diferentes entre sí- se inventaron en el siglo XIX, en lo que él llama "el torbellino de mezclas por el loco frenesí de la cría de perros en la época victoriana europea". Esas mezclas, además de la reproducción aleatoria de los propios perros y el cruce con lobos en diferentes momentos de los últimos 15.000 años crearon un "caldo" en la genética de los perros que hace difícil identificar sus verdaderos ingredientes.
Algunos científicos se burlan de las estrategias de entrenamiento canino que requieren que el humano se comporte como el líder de la manada. En este sentido, él junto con otros colegas participan en un proyecto científico amplio para entender la genética canina y una aproximación del momento de domesticación, con resultados que comenzarán a publicarse este año.
Más allá del interés o la obsesión por descubrir los orígenes de una de las mascotas más comunes del mundo, muchos científicos se interesan en esto porque el nacimiento del perro puede haber marcado un antes y un después en la evolución del hombre y sus interacciones con el ambiente.
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