Básicamente, existen dos categorías en lo que respecta a hijos de celebridades. Si bien ambos estilos tienen algo en común -desde pequeños absorben flashes de los paparazzis sin importan donde estén-, no todos crecen deseando estar en el centro de la escena. Están los que quieren ser más famosos y participan de realities, hacen algún escándalo en un bar o se pelean vía redes sociales con otros famosos o los que, aún imposibilidades de mantener su vida en secreto, eligen matenerse alejados de la escena pública. Lily-Rose está más cerca de la segunda categoría, que de la primera.
Fruto de la relación de 13 años entre el famoso actor Johnny Depp y la actriz y modelo francesa Vanessa Paradis, Lily-Rose es quizá, de todo el gran grupo de "hijos de", la que mantiene un low profile a pesar de que ya tiene una carrera, que comienza a ser exitosa, en el universo fashionista.
Con 18 años, Lily-Rose tomó una decisión diferente con respecto a cómo se mostraba en redes sociales, especialmente en Instagram, la preferida por los famoso para ostentar, mostrar marcas y dejar en evidencia cómo es su nivel de vida: "Realmente he dejado de usarlo de una manera personal. Nunca me gusta revelar demasiado sobre mí. Una vez que comienzas a dar a la gente un permiso para que mire en su vida, entonces sólo quieren más y más". Eso no significó una merma en su popularidad, ya que cuenta con más de 3 millones de seguidores, 260 publicaciones y un promedio de 140 mil likes por cada foto o video que postea.
Esta popularidad no buscada al exceso, no forzada, sin rasgos de desesperación, le otorgó, para la revistas norteamericanas y el público en general, un aura de seriedad y ya la catalogan como "la millennial más influyente de estos últimos tiempos".
"Estoy obviamente acostumbrada a la atención de los medios porque crecí con ella, pero mis padres siempre me protegieron, tanto a mí como a mi hermano. Es sólo que recientemente se han puesto más interesados en las cosas aburridas que hago. Es tan poco interesante. ¡Me siguen hasta cuando voy a comprar un café!", le dijo a Vogue.
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Nació en París, pero desde pequeña comenzó a dividir su vida entre la capital francesa y Los Ángeles. Hábito que aún mantiene. Así puede dividir su carrera entre la gran pantalla (ya participó en 4 películas), y las pasarelas.
Pero es en la moda, donde más se destaca. Su relación con Karl Lagerfeld, diseñador y director creativo de firmas como Chanel y Fendi, le sirvió para empezar a desfilar en importantísimos shows. Todo comenzó en 2015, cuando gracias a su influencia en las redes, fue la elegida para protagonizar la campaña de Chanel Eyewear.
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La joven centennial también fue seleccionada por Lagerfeld para protagonizar la campaña del icónico perfume Chanel N° 5 inspirado en la recordada y fundadora de la boutique Cocó Chanel, fragancia que tuvo a Nicole Kidman o Gisele Bündchen como sus representantes.
Hoy junto a otra musa, Cara Delevingne protagonizan la campaña de invierno de Chanel, una especie de competencia encubierta en la que se disputan por ser la mejor modelo para la casa francesa. Inspirado en una colección y la gráfica en la NASA con diseños metalizados incluyendo el clasico tweed y las perlas combinándolas en buzos con capuchas XXL y mochilas galácticas.
Uno de sus fuertes es el look "lolita", la esencia de la provocación inocente, y para eso construyó una imagen en torno a ciertas prendas: fanática de los crop tops y mini shorts, como de los vestidos vintage con estampados. El blanco y negro son los colores preferidos de la actriz, los dos acromáticos indispensables que nunca fallan.
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De pelo corto y rubio, usa el messy hair, con ondas desprolijas y recogidos con accesorios como moños y gomitas de pelo que la ayudan a darle un look infantil a su estilo rebelde chic, dándole forma para descontracturar del clásico lacio.
La it girl es fanática y consumidora fiel del delineador: el cat eye en negro es su elegido, varía su grosor para conseguir efectos más dramáticos según el evento y acompañar su outfit perfecto. Llama la atención el cuidado que tiene en sus cejas, pobladas y despeinadas, aunque ahora es toda una tendencia.
Tiene un gran parecido a su madre Vanessa, quien comenzó su carrera como cantante pero gracias a su belleza fue convocada para la industria de la moda para una publicidad de Chanel en 1991 siendo el 'boom' y solicitada para presenciar las front row y ser parte del desfile como modelo. Ambas tienen rasgos similares y una particular forma de posar ante la lente de los paparazzi o en campañas.
El año pasado, Lily-Rose deslumbró con su belleza en la prestigiosa red carpet del Festival de Cannes luciendo un diseño de Chanel con el particular diseño off shoulders en negro y dorado con cadenas con recortes donde presentó la película 'The Dancer', donde interpretó a Isadora Duncan -una bailarina y coreógrafa estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna.
Está actualmente en pareja con Ash Stymest, un joven modelo, actor y productor de musica inglés de 26 años que aparece en revistas de moda como Vogue y desfiló para importantes diseñadores como Alexander McQueen. Aunque, no hace mucho tiempo, hizo una declaración rimbombante con respecto a su sexualidad: "No soy 100% heterosexual sino más bien 'sexualmente fluida'".
Criticada por tener una figura estilizada, fue acusada de promover la anorexia con sus provocativas fotos, sin embargo en diálogo con la revista Elle, en su versión francesa, comentó: "Leo los comentarios de Instagram que dicen que no como y soy anoréxica y ésto me entristece mucho porque si lo fui más chica y fue muy duro salir de eso".
Sin dudas no es una millennial más, por lo menos una clásica hija de famosos, escapa a los escándalos, odia la sobreexposición, y quizá tenga que ver con el estilo de crianza poco ortodoxo que recibió: "Desde pequeña siempre hice lo que quise, mis padres me dieron libertad para expresarme y quizá eso me hizo madurar más rápido, entender qué es lo que quería para mi vida".
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