No hay creación fashion más universal que la cartera, presente en los cinco continentes. Un accesorio que nació como una herramienta laboral masculina y que pronto se convirtió en un objeto de culto que hoy se transformó en un indispensable femenino.
La cartera se ha convertido en los últimos años en algo más que un accessorio
Para muchas mujeres, la cartera es su objeto fetiche. Algo que sucede como tendencia mundial. En Hong Kong, por ejemplo, admiten el excesivo número que poseen y su apego desmedido, a menudo provocado por los recuerdos que evocan.
Y es que, como dicen, la vida de una mujer puede guardarse en una cartera. Y esto tiene una estrecha relación con su origen. La palabra inglesa "bag" (bolsa) proviene del latín "bursa". Tuvo diferentes grados de importancia según el momento histórico: pasó de ser un objeto propio de los estratos sociales más bajos (propio de los limosneros) a un objeto de lujo de la élite. En la Edad Media, estas bolsas de cuero se ataban alrededor del cuello o la cintura. Eran utilitarios y ya eran símbolo de status, y cuanto más rica era la persona, más elaborada era.
A finales del siglo XIX, se llevaban cinturones o broches con cadenas adjuntas para almacenar artículos del hogar. Ya en ese entonces marcaba la diferencia. Cadenas de metales preciosos significaba una mujer rica, y la chatelaine de la que colgaban las llaves revelaba que tenía total autoridad vía acceso. Con el tiempo, sufrió una importante evolución hasta su auge en el siglo XX.
Fue a partir de 1940 -bajo el nombre de Hermès, Chanel, Louis Vuitton, Gucci, Prada, Dior entre las firmas más destacadas- que las carteras se aferraron al imaginario social y jamás se despegaron de la mano femenina.
Podría decirse que el bolso más deseado del mundo es el iconico Birkin de Hermès, lo que lo convierte también en uno de los más caros. Su nombre viene de la actriz Jane Birkin, ya que nació como un bolso personalizado para ella, hace ya más de 30 años, realizado a mano con más de 20 horas de elaboración.
Pero no cualquiera puede acceder a estos diseños tan exclusivos ya que los precios pueden alcanzar los 180.000 dólares cuando están realizadas en cueros exóticos o con apliques de piedras preciosas. Y, a veces, hasta hay que estar en lista de espera para obtenerla.
Tal es la fiebre aspiración, que existen cada vez más plataformas que venden o alquilan el lujo de segunda mano. Ni hablar, de las réplicas 'de buena calidad', una versión de imitación que se adquiere por unos pocos dólares.
Las firmas 'fast fashion' se sumaron a esta tendencia para brindar otras opciones, aunque el estatus queda en un segundo plano.
En cuero, con asas, apliques, de tamaño XXL, de mano o clutch, pero siempre firmada por una maison, la cartera se reinventa pero jamás pierde su lugar en la vida de una mujer.
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