Insatisfacción, falta de motivación, ganas de crecer, cansancio por hacer siempre lo mismo, necesidad de administrar el propio tiempo. Alguno –o varios– de esos motivos suelen estimular a las personas a abandonar la relación de dependencia y enfocarse en un proyecto propio. Y esto es independiente de estar conforme o no con la profesión elegida o el trabajo desarrollado.
El emprendedurismo llegó para quedarse. Lo que comenzó como una iniciativa de unos pocos valientes que se animaban a "patear el tablero", abandonar el trabajo (u obligados porque el trabajo los abandonó primero) y adentrarse en el desafío de ser su propio jefe, hoy es un movimiento que se afianza y contagia.
Mientras que el empleado tiene una visión generalmente inmediatista o de mediano plazo, el empresario debe sostener una mirada a mediano y largo plazo
Leticia Polignano es odontóloga y, además de llevar adelante su propio consultorio, es capacitadora y consultora de emprendedores vinculados a la odontología y la salud.
De su experiencia en el gerenciamiento y dirección de empresas obtuvo el background que le permitió asesorar a quienes buscan "dar el salto" de profesional (empleado o autónomo) a emprendedor o empresario. Para eso, según ella, "se necesita cambiar la manera de mirar las cosas y abrirnos a una dinámica de trabajo y de experiencias diferentes".
Mientras que el empleado tiene una visión generalmente inmediatista o de mediano plazo, el empresario debe sostener una mirada a mediano y largo plazo, previendo y evaluando el contexto. En ese sentido, Polignano dio tres claves para comenzar el cambio:
1- "La palabra clave es planificar, es decir, prever todas las dificultades y problemas que puedan aparecer mientras se busca la manera de generar un emprendimiento propio –explicó–. Es importante, también, hablar con otros profesionales con mayor trayectoria, que hayan pasado ya por la experiencia de emprender. La planificación es la clave para cualquier negocio. Una persona que tenga buena experiencia en planificación puede anticiparse y evitar la mayoría de los incidentes que puedan generar pérdida de dinero o inestabilidad a la empresa".
2- Además, habrá que desarrollar un plan de negocios y analizar varios puntos centrales: cantidad de empleados a contratar (de ser necesario), tipo de equipamiento que se va a necesitar, ubicación estratégica y demás factores. En base a eso, podrá definirse qué tipo de servicios se estará en condiciones de ofrecer; tramitar las habilitaciones correspondientes y posicionarse teniendo en cuenta al sector y la competencia para definir quiénes serán los competidores y establecer así un marco de acción de referencia. "¿Hasta dónde queremos llegar? ¿A quién quisiéramos parecernos? ¿Cuáles son nuestras metas y aspiraciones? ¿Con qué contamos para lograrlo?", son algunas de las preguntas que la especialista aconsejó hacerse.
3- Otro paso fundamental es hacerse de un presupuesto de base cero (previendo lo más exhaustivamente posible los gastos que se cubrirán).
"Con estos primeros pasos en mente, y con la ayuda de un profesional que funcione como un mentor, podremos empezar de a poco a dar el giro que estamos buscando y emprender el camino, paulatino y de mucha dedicación, de vernos a nosotros mismos como gestores de un futuro laboral distinto, autónomo, prometedor, pero altamente desafiante", aseguró.
Y tras destacar que "en cualquier profesión no es fácil montar un emprendimiento autónomo", recomendó "contar con algunos años de experiencia de trabajo para otras empresas e instituciones, antes de asegurarse de dar el gran paso".
"Además de la gestión llevada a la práctica, se trata de un cambio de mentalidad. El paso de profesional a emprendedor es, por sobre todas las cosas, actitudinal. Nosotros somos nuestro propio motor, nuestro propio jefe y nuestro propio impulso", remató.
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