Jack Ma, el hombre que construyó un imperio tras "mil y un errores"

El fundador de Alibaba dio por primera vez una charla en Argentina. Explicó el camino que transitó para transformarse en uno de los empresarios más exitosos del mundo

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Jack dio una charla en
Jack dio una charla en su primera visita a la Argentina (Nicolás Stulberg)

Es un caso de estudio en el mundo empresarial. Comenzó desde cero, desde un departamento en el que logró reunir algunos pocos entusiastas que lo apoyaran y financiaran su idea: hacer comercio electrónico. Nadie vio el potencial en su idea, salvo él. Hoy Alibaba vale 264.000 millones de dólares y tiene unos 450 millones de clientes. Jack Ma, por su parte, es el segundo hombre más rico de China con una fortuna de 30.000 millones de dólares.

Su éxito arrollador lo volvió objeto de análisis. Decenas de libros se escribieron sobre el caso Alibaba. "Hoy hay muchos libros que hablan de Alibaba, aunque no creo que la mayoría entienda en realidad de qué se trata", dijo este martes en su conferencia, dentro de su primera visita a la Argentina. "Si yo tuviera que escribir un libro sobre mi empresa, le pondría 'Los mil y un errores de Alibaba'".

El dueño del gigante tecnológico hoy se mueve con total soltura arriba del escenario, frente a un auditorio repleto que lo escucha, pero su camino no fue sencillo. Hace 18 años, el comercio electrónico parecía una quimera, a nadie se le hubiera ocurrido que el cliente no se desplazara de su casa para hacer sus compras. Hoy no solo compran desde una computadora, sino que 200 millones de personas realizan transacciones diariamente a través de sus celulares por Alibaba.

Ma dijo haber cometido “mil
Ma dijo haber cometido “mil y un errores” (Nicolás Stulberg)

Ma confesó que reunir el capital inicial fue difícil en los primeros años. "Nadie confiaba en mí. Muchos me preguntan '¿cómo pudiste encontrar 18 fundadores?'. En realidad, no éramos excelentes. Más bien, todo lo contrario", aseguró.

El escepticismo inicial llegó hasta tal punto que un artículo periodístico sostuvo, en 2004, que el éxito de Alibaba era tan improbable como llevar un millón de piedras a la cima del Himalaya. "Trabajábamos insistentemente, pero cometíamos demasiados errores. Al principio, casi que contratábamos a cualquiera que caminara bien porque nadie confiaba en nosotros", dijo entre risas.

Antes un pésimo estudiante, rechazado en múltiples ocasiones en Harvard, aunque con facilidad por los idiomas, se decantó a la enseñanza de inglés. Ganaba solo 20 dólares. Su ambición lo hacía ver más allá. "Odiaba a Bill Gates y a esos tipos antes" porque estaban en una posición que él pretendía ocupar. Entonces vio un vacío donde nadie lo había notado. Una necesidad no cubierta. "La oportunidad para los emprendedores es donde hay una queja", sostuvo. Él capitalizó esa queja como nadie. El comercio electrónico, un mercado hasta entonces inexplorado, salvo por eBay.

A los pocos años de iniciada su empresa, en 2003, competían con el sitio estadounidense. A Jack Ma le dijeron que debía leer un libro sobre su competidor, para saber cómo trabajaban, para conocerlo. "Lo leí y lo tiré al tacho de basura. Algún día habrá que pedirle a eBay que aprenda de nosotros, pensé".

De acuerdo a su filosofía, nadie es un experto en un área hasta que no la explora en profundidad. Todos, en algún momento, pueden serlo. "Si empezamos ahora, seremos unos expertos en comercio electrónico dentro de 30 años", imaginó. "Hay creer en lo que uno siente y ofrecer un buen servicio a los clientes. No hay otra forma", afirmó.

Al principio nadie creía en
Al principio nadie creía en él

Luego, en una charla íntima con periodistas en la que Infobae estuvo presente, comentó: "Cuando empecé quería una casa hermosa, un auto caro. Soy afortunado. Cumplí esos sueños, pero no importa cuán rico seas, solo podés vivir en una casa, dormir en una cama y manejar un auto".

Jack Ma repite como un mantra que no hay que contratar a los mejores empleados, sino a los correctos. Eso lo aprendió después de cometer "los mil y un errores" que dice haber cometido en el proceso. Al mismo tiempo, lo acompaña en sus espaldas una frase propia que grafica su personalidad. "Nunca te rindas. Hoy es difícil, mañana será más complicado, pero después saldrá el sol".

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