En el futuro, recibir una vacuna será mucho más sencillo

En la próxima década, las jeringas podrían dejar de ser necesarias para la aplicación de una vacuna. Cómo es el sistema que promete evitar el dolor y facilitar el proceso de erradicación de enfermedades

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MucoJet es una tecnología de aplicación de vacunas de forma oral (Stephen McNally – UC Berkeley)
MucoJet es una tecnología de aplicación de vacunas de forma oral (Stephen McNally – UC Berkeley)

Ciertas personas no pueden soportar las inyecciones; algunas en otros países no tienen acceso a materiales médicos y la reutilización de jeringas puede ser peligrosa. El método inyectable data desde principios del siglo XX y la ciencia está buscando métodos no para reemplazarlo pero sí para ampliar el abanico de opciones. En algunos años, las vacunas podrían aplicarse a través de una pequeña cápsula. Sin dolor y sin agujas.

El dispositivo que todavía está a prueba fue desarrollado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, y se llama MucoJet. Se mantiene en la boca, apoyado contra la mejilla interna y la cápsula libera una corriente de alta presión de moléculas líquidas y activadoras del sistema inmune a las células inmunológicas que se encuentran dentro de la boca.

La aplicación de vacunas a través de una inyección puede ser reemplazada por otros métodos (iStock)
La aplicación de vacunas a través de una inyección puede ser reemplazada por otros métodos (iStock)

El objetivo es un la región bucal, el área por donde ingresan las mayorías de las infecciones al cuerpo. Es rica en células inmunológicas, pero una capa mucosa espesa hace que sea difícil afectarlas con la tecnología existente.

MucoJet es simplemente una pequeña cápsula hecha con una impresora 3D que posee dos compartimentos: el exterior retiene agua y el interior se divide en una sección que contiene la solución de la vacuna y la otra que contiene un propulsor químico seco. Ese propulsor podría ser similar a lo que se ve en uno de los experimentos más típicos en química: ácido cítrico y bicarbonato de sodio. Por ahora, aunque sólo fue testeado en animales, el dispositivo demostró ser eficaz para estimular una respuesta inmune.

Con solo apoyar la cápsula en la mejilla interna, se libera una solución con la vacuna(Stephen McNally – UC Berkeley)
Con solo apoyar la cápsula en la mejilla interna, se libera una solución con la vacuna(Stephen McNally – UC Berkeley)

Cuando el paciente "cliquea" en los dos compartimentos, el agua, el ácido cítrico y el bicarbonato de sodio se mezclan y producen gas de dióxido de carbono. El gas crea presión dentro de la cápsula, que se incrementa gradualmente hasta que es la suficiente para romper un sello en el depósito de la vacuna. La solución de la vacuna sale del depósito entonces en un chorro líquido.

Los investigadores comparan la propulsión con el irrigador bucal de un dentista: lo suficientemente potente como para hacer correctamente la aplicación, pero no lo suficiente como para lastimar. Si bien todavía no hay datos concretos que puedan comparar la eficacia con las vacunas inyectadas, los datos preliminares sugieren que es comparable.

Aunque quienes temen a las agujas parecen ser los primeros beneficiados, la novedosa tecnología está diseñada para que cada usuario las pueda administrar, es simple de usar y no se necesitaría la supervisión de un médico. Por otra parte, también almacena las vacunas en forma de polvo. La autoadministración y las vacunas en polvo podrían hacer que se lleven medicinas preventivas vitales a áreas remotas.

Si los resutlados siguen siendo buenos, en 10 años ya podría aplicarse la tecnología (Stephen McNally – UC Berkeley)
Si los resutlados siguen siendo buenos, en 10 años ya podría aplicarse la tecnología (Stephen McNally – UC Berkeley)

Los investigadores, mientras tanto, consideran otros diseños, incluyendo una golosina en forma de chupetín que anime a los niños a "tomar" sus vacunas o una versión que podría tragarse y liberaría la vacuna cuando llega al intestino. Creen que este último método podría ser de gran utilidad para insulino-dependientes, por ejemplo.

Sin embargo, el futuro todavía es lejano. Primero, los científicos tienen que probar la administración de vacunas reales en animales más grandes que conejos -donde probaron inicialmente- lo que significa que probablemente pasarán entre cinco y diez años hasta que los humanos puedan usar el MucoJet. Mientras tanto, el proyecto es prometedor.

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