Vanesa de Noble Herrera es una mujer que reparte su tiempo con una precisión de equilibrista. Y lo hace entre sus amores más preciados: su marido – Felipe-, sus dos hijos -Mora y León-, su trabajo como abogada y una pasión que llegó a su vida para quedarse: la solidaridad.
Asegura con convicción que su suegra, Ernestina Herrera de Noble – icónica directora del Diario Clarín por casi 50 años y hacedora fundamental de la transformación en Grupo Clarín- es su modelo a seguir. "Era una persona única, muy humilde: cuando te hablaba, te daba cátedra, de lo que fuera, siempre te hablaba desde el conocimiento que le daba todo lo que había vivido". Así la recordó- a casi 3 meses de su muerte- en esta entrevista a solas con Infobae. "Su presencia era muy fuerte, pero su ausencia lo es aún más", recordó emocionada.
En 2009, Vanesa se casó con Felipe Noble Herrera -hijo y uno de los herederos de Ernestina, junto a su adorada hermana, Marcela-. Fruto del amor y de una relación que comenzó como "compañeros de curso, sin saber quien era uno y el otro", Felipe y Vanesa se convirtieron en felices padres de Mora, de 7 años, y de León, de 2. La nueva razón de sus vidas.
A pesar de que Vanesa podría quedarse en la tranquilidad de su casa- eligiendo una vida distendida y alejada de las preocupaciones cotidianas- ella no se detiene. Se ocupada de la salud de las personas, y se involucra con cuerpo y alma cuando se trata de ayudar. Como experta letrada trabaja en el área de salud de la Fundación Noble, desde donde cada día lucha para ayudar a quienes más lo necesitan. Apoya hospitales, escuelas y entidades benéficas. Una tarea que sin quererlo la está convirtiendo en una referente de causas e historias mínimas que ella ayuda e impulsa para transformar .
Ayudar a otros y el compromiso por las causas solidarias son algunas de las mayores conexiones que comparte el matrimonio Noble Herrera. Felipe es artista plástico así que sabe de qué habla; juntos hacen del arte una manera de ver la vida.
Justamente esa alianza entre solidaridad y arte los llevó a involucrarse en el "Horse Parade", una iniciativa benéfica declarada de interés cultural por el Congreso de la Nación, y en la que el año pasado Felipe colaboró con una de sus obras. Será en esta nueva edición -que se llevará a cabo el 2 de septiembre en el Hipódromo de Palermo- cuando su mujer Vanesa se convirta en la madrina del evento.
– ¿Qué es el Horse Parade, esta causa que te tiene tan involucrada?
-El Horse Parade es un evento en el que nos encontramos con caballos intervenidos por distintos artistas, para luego ser subastados a beneficio de dos entidades maravillosas Eco Mujeres y Banco de Bosques. El año pasado fue a beneficio de otras dos ONG´s. Es importante que la gente conozca el "Horse Parade" y colabore de alguna manera, puesto que se trata de arte y solidaridad, ¿qué mejor comunión para poder ayudar a quien lo necesita?
Para mí es muy importante continuar este vínculo con el "Horse Parade", ya que el año pasado mi marido fue uno de los artistas que intervino uno de los caballos, y ahora ser madrina para mí es un honor. Me gratifica muchísimo porque, como siempre digo, ayudar es un alimento para el alma, y nos hace bien a todos.
– Felipe y vos se están convirtiendo en dos figuras referentes de las causas humanitarias, ¿en qué otras iniciativas solidarias participan?
Hace varios años estamos en la Fundación Noble. Venimos haciendo varias acciones solidarias, en principio desde el anonimato, pero después se empezó a conocer quiénes habían sido los autores. Desde la Fundación Noble colaboramos en el área de salud, ayudamos a distintos hospitales.
En mi caso soy madrina del Hospital María Ferrer y hace muy poco nos nombraron padrinos de varias familias de la Fundación Garrahan, que también es un gran honor para nosotros. Además, colaboramos con el Hospital Gutiérrez y el Melchor Posse de San Isidro, entre otros.
En general, tratamos de ayudar en el área de la salud, pero también lo hacemos en escuelas. Por ejemplo, donando libros o haciendo distintas acciones para recaudar fondos y que lleguen los materiales necesarios.
Cada vez se nos acerca más gente a conocer lo que hacemos y nos piden distintas cosas, así que dentro de los lugares que nosotros ocupamos, tratamos de ayudar a la persona o contactarla con quien puede ayudarla.
– ¿Cuál es tu rol dentro de la Fundación Noble?
-Estoy a cargo del área de salud. Desde un principio, el objetivo de la Fundación Noble -que existe desde hace 51 años- fue la educación y siempre se hicieron acciones para ayudar a escuelas, cursos para docentes, donación de libros, entre otras actividades. Hace 5 años se habilitó el área de salud, ya que siempre nos interesó mucho a Felipe y a mí, cuidar la salud de la gente.
– ¿Creés que el argentino es solidario?
-El argentino es muy solidario. Desde el lugar que ocupe: donando una frazada que ya no usa cuando hay inundaciones o, también, la persona con dinero que ayuda aportando una cifra.
Si uno está en otro país por trabajo o placer, y a alguna persona a tu alrededor le pasa algo, enseguida observás que el argentino se acerca a ayudar. Quizás, otra persona pasa y ni mira; pero creo que el argentino a nivel mundial es muy solidario y, para mí, es un orgullo ser argentina.
– Vanesa profundicemos sobre tu veta solidaria. Formás parte de una de las familias más poderosas de nuestro país: podrías quedarte en la comodidad de tu casa, con tu familia y, sin embargo, salís a ayudar y te preocupás por los demás. ¿De dónde viene esa vocación humanitaria?
-Ser parte de esta familia me da mucha responsabilidad. En realidad, ser parte de cualquier familia da mucha responsabilidad: todas las familias del mundo son importantes pero estar en ésta, en particular, me agrega responsabilidad.
Siento que tengo que dedicarle tiempo a nuestra sociedad. Yo estudié en la Universidad de Buenos Aires, le debo al Estado lo que me brindó para mi formación como abogada. Entonces, son varias responsabilidades: el lugar que ocupo en la familia, el que ocupo en la sociedad y no nos podemos quedar de brazos cruzados cuando hay gente que necesita.
El mundo no va a cambiar pero con lo poquito que hagamos cada uno, vamos a hacer mucho. Y como siempre digo, ojalá que haya una epidemia de solidaridad, nos contagiemos y seamos cada vez más solidarios.
– Tu historia de amor con Felipe lleva muchos años, ¿cómo se conocieron?
-Nos conocimos en el año 2000, en un curso. Estaban de moda los famosos cursos vivenciales, él fue por su lado y yo por el mío. Éramos unas 120 personas y quedamos en un grupo de 8. Ahí, cada uno tenía su nombre de pila: no había apellidos, cargos ni profesiones. A partir de ese curso, quedamos muy amigos. Felipe cumple años el 17 de abril y yo el 18, así que ahí se generó un vínculo.
En 2005, ni él, ni yo estábamos de novios. Siempre estábamos conectados y éramos muy amigos, nos hablábamos o nos veíamos pero no pasaba de una linda amistad. Y cuando él estuvo solo y yo también, sin ningún compromiso afectivo, un día dijimos: "Esto puede ir todo bien, como también puede ir todo mal". Y, aquí estamos. Desde 2005 empezamos a estar de novios y en 2009 nos casamos. Tenemos dos hijos, Mora de 7 años y León de 2.
Realmente somos muy felices por lo que venimos haciendo juntos, lo que construimos y la familia que formamos. Y todos los objetivos que, si Dios quiere, nos gustaría concretar: a nivel personal, laboral y, entre todos los objetivos, a nivel país.
-¿Cuáles son esos objetivos?
-Son un poco amplios, pero siempre pensando en el prójimo. Pensando en colaborar, en hacer distintas acciones: desde pequeñas hasta grandes, pero siempre pensando en el que más lo necesita.
-Tu marido Felipe es artista plástico. ¿Hace cuánto tiempo comenzó su relación con el arte y cómo surgió su interés por ese mundo?
-Desde chico hacía cuadros y artesanías. También estudió e hizo cursos. Al viajar con su mamá y su hermana -Marcela Noble Herrera-, y recorrer tantos museos, obras de teatro, todo eso le llegaba mucho y lo inspiraba para hacer un cuadro o una obra.
A Felipe le encanta pintar y dibujar pero creo que ahora, como no está teniendo mucho tiempo, lo consideramos un mecenas del arte. Apoya todas las acciones que estén vinculadas con el arte.
-Se lo ve muy involucrado con el arte.
-Sí, y se siente muy cómodo en eso: se siente parte. No es ningún artista del que se conozcan muchas obras pero, desde su pequeño lugar en el mundo del arte, se siente cómodo. La gente hace muy buenos comentarios sobre sus obras.
-¿Cómo sos como madre y cómo hacés para compatibilizar tantas actividades con la maternidad?
-¡A veces, yo también me lo pregunto! ¿Cómo hago? Nos arreglamos todo el tiempo para manejarnos en bloque con Felipe y nuestros hijos. Tratamos estar en las reuniones pero también de estar mucho tiempo con nuestra familia.
Soy una madre muy presente y Felipe también es un padre muy presente. Y le buscamos la vuelta para que todo funcione: ubicar las reuniones de trabajo, que lleguen los niños del colegio y compartir con ellos si hay que hacer alguna tarea.
-El momento del baño es "sagrado". Siempre me encargo de estar y bañarlos. Es un momento en el que nadie nos tiene que molestar, los teléfonos en general se apagan salvo por una emergencia pero cuando estamos con nuestros hijos es el momento en familia, que lo valoramos muchísimo.
Y sabemos que ahora es el momento para estar con nuestros hijos, porque cuando sean grandes van a tener, si Dios quiere, sus obligaciones: nosotros seguiremos siempre incondicionales con el rol de padres, pero desde otro lugar. Así que tratamos de no descuidar nuestras tareas y, sobre todo, no descuidar el lado sagrado de la familia.
-Felipe y vos no son padres que delegan las tareas con sus hijos y siempre están juntos complementándose
-Siempre. Si tenemos que ir los dos juntos, porque obviamente nos toca ir a reuniones o eventos en los que tenemos que ir ambos, los niños quedan con algún familiar o con alguna persona que esté acompañándonos en casa trabajando, pero siempre hay alguien de la familia. Siempre.
-Me hablabas de la familia y quiero preguntarte por Ernestina (Herrera de Noble), ¿cómo la recordás y cómo era en el ámbito familiar?
-Hablar de ella me conmueve, me moviliza muchísimo. Era una persona muy importante en mi vida. La conocí en el año 2000. Me permito hablar de ella porque es y va a ser la abuela de mis hijos, mi suegra y la mamá de mi marido. Así que, voy a hablar de ella con todo el cariño que le tengo, y que le voy a tener toda la vida.
Era una persona muy fuerte, muy humilde: cuando te hablaba, te daba cátedra. De lo que fuera, siempre te hablaba desde su conocimiento de todo lo que había vivido. Pensar que estuvo con muchísimas personalidades importantes del mundo entero; la cantidad de premios que ha recibido… Y ella se sentaba a almorzar y era súper sencilla.
-Siempre se tomaba su tiempo cuando llegabas. "Hola, ¿cómo estás? Contame cómo están tus cosas". Se apoyaba en la mesa, así, con sus ojos preciosos -que eran súper expresivos, te hablaba con los ojos- se tomaba su tiempo y te preguntaba cómo estabas y si necesitabas algún consejo, alguna sugerencia o ayuda, de lo que fuera.
Siempre estaba dispuesta ayudar, siempre le encontraba la solución si uno tenía algún problema, y siempre tenía la palabra justa para decírtela en el momento justo.
Siempre palabras de aliento, siempre vamos para adelante. Todos los obstáculos son para hacerte crecer. Ella ha tenido en su vida muchos obstáculos. Es más, Felipe ha tenido sus obstáculos, desde mi lugar de mujer de Felipe también los tuve, y todo eso nos dio mucha fortaleza pero ella siempre con una sonrisa… una madraza. Sus hijos eran su corazón. Se desvivía por sus dos hijos: los adoraba y era recíproco.
Con todos sus nietos tenía un amor inmenso, siempre cuidándolos, que no se golpeen… Atenta a todo: los regalos de cumpleaños, día del niño… ella y toda la gente que colaboraba con ella… Es muy reciente su fallecimiento. Su presencia era muy fuerte pero su ausencia es aún más. Igual, en cada cosa que hacemos, se nos presenta de alguna manera.
-¿Por ejemplo?
-Hace poco se cumplió el aniversario del diario Clarín, cumplió 72 años. En el evento se descubrió una placa en su homenaje y que va a ser parte del edificio, ya que va a estar donde está la placa de don Roberto Noble. Cuando se descubrió esa placa -son señales, son formas perceptivas que uno tiene, son creencias y no todos tenemos las mismas creencias- de alguna forma, ella estaba presente.
Yo sentía que irradiaba su energía y, hablando con mi marido, los dos nos emocionamos mucho y coincidimos en que la sentimos muy presente en ese momento. De alguna manera, estaba ahí. Y esa placa tenía, de alguna forma, su energía y su fuerza, como diciendo "no estoy físicamente, estoy espiritualmente y van a continuar con toda mi fortaleza y buena energía".
La recuerdo con todo el cariño. Para mí, realmente fue un honor haberla conocido y la recuerdo con muchísima admiración. Te digo todo esto y se me eriza la piel. Va a estar siempre presente y sabemos que dejó huella, no sólo en la familia sino también en el país. Y, es muy probable que también en el mundo.
-Veo mucha similitud en el legado de Ernestina y el camino que estás construyendo: una mujer trabajadora, emprendedora y dedicada a su familia. ¿La sentís una fuente de inspiración?
Sí. Ella dejó un legado muy grande para toda la familia y, para mí, es un modelo de mujer a seguir. … sí, la siento un modelo a seguir a Ernestina. Ella va a ser Ernestina toda la vida y nosotros seremos sus discípulos, sus alumnos y, de alguna forma, la seguiremos representando, cada uno desde su lugar.
-¿Cómo están ahora los hermanos Felipe y Marcela?
-Ellos están muy unidos. Se quieren mucho y hablan mucho. Se toman su tiempo para estar juntos. Cada uno está muy ocupado con sus cosas, pero a mí me da mucha alegría que los dos estén juntos, siguiendo y pese al gran dolor que lógicamente deben tener. Me da tranquilidad que estén unidos.
-Tu hija mayor, Mora (de 7 años), ¿te pregunta por su abuela?
-Mora realmente la extraña mucho. El otro día me dijo: "Mamá, no sé cómo hacer para comunicarme de alguna forma con la abuela". Justo estábamos con unos amigos y, claro, uno a veces no sabe cómo decirle porque uno se paraliza un poco. Te conmueve … tan chiquita. Había una amiga nuestra que le dijo: "Mora, ¿qué tal si le hacés un dibujo a tu abuela?". Entonces, se puso a hacer un dibujo, se quedó tranquila y dijo que, cuando la vaya a visitar a Recoleta -ella ya la visitó en la bóveda porque se lo pidió al padre- le va a llevar el dibujo.
De alguna forma y gracias a la idea de nuestra amiga, Mora siente que a través de un dibujo se comunica con ella. Y, otra cosa que no es menor, todas las noches rezamos juntas. Ella le reza a su ángel de la guarda y, también, le reza a su abuela para que esté tranquila.
-¿Cómo le explicaste la muerte de su abuela a una nena de 7 años?
-Fue muy difícil pero hablando con Felipe le explicamos que, llega un momento de la vida en que la persona está ya muy grande y se quiere ir a descansar, que Dios la lleva para que colabore desde arriba, para que ayude a los familiares. Le dijimos que, a cierta edad, si la persona se enferma o le pasa algo, no era bueno que estuviese entre nosotros para que sufra, sino que al irse con Dios descansaba y no tenía ningún dolor. Entonces, ella lo entendió. Le preguntamos "¿Vos preferís que si la abuelita no está bien se quede con vos o se vaya con Dios?". Y dijo: "Si tiene que irse, que se vaya con Dios".
Así que es todo un proceso que vamos llevando desde que no está su abuela. Ahora está disfrutando por partida doble, por decirlo de alguna forma, de su abuela materna.
-¿Cómo te gustaría a vos ser recordada?
– Me encantaría ser recordada como alguien que pensó en el otro, que ayudó al prójimo y que, todo lo que podía, lo puso a disposición de la ayuda social.
Así que, me encantaría que se me recuerde -si se me recuerda, si Dios quiere y si uno hace las cosas bien- como un referente humanitario que siempre pensó en la ayuda social.
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