Es la eterna discusión entre los que buscan adelgazar. Optar por una dieta milagro, reducir drásticamente la cantidad de calorías para que, en cuestión de días, se empiecen a notar los resultados en el cuerpo. O, en cambio, trabajo y constancia. Cambio consistente en pequeños cambios de hábitos alimenticios y de entrenamiento que, a largo plazo, se reflejen en la balanza.
Un estudio de la Universidad de Drexel, Filadelfia, se propuso dilucidar el dilema. Para ello, rastrearon los vaivenes de 183 personas que terminaron un programa de pérdida de peso especial durante un año. Entre sus participantes, el 81% eran mujeres con una edad media de 51 años y un promedio de índice de masa corporal inicial de 35 kg/m2.
En las sesiones semanales de tratamiento grupal, se les pidió a los voluntarios que informaran sobre diferentes aspectos de su relación con los alimentos como antojos, comidas emocionales, comidas compulsivas. Además, se les preguntó si se sentían con la confianza suficiente como para regular la ingesta.
Después de dos años, todos los participantes regresaron a la clínica para hacer un pesaje. Los resultados, publicados en la revista Obesity, revelaron que las dietas "relámpago" a largo plazo son contraproducentes. Los investigadores encontraron que aquellos que tenían mayor variabilidad de peso durante las primeras 6 y 12 semanas del programa, al cabo de un año perdían menos kilogramos que los demás.
"La clave para una pérdida de peso sostenida a largo plazo es encontrar programas que las personas pueden seguir sin cambios drásticos", señaló Emily Feig, coautora del estudio. La clave, según los expertos, está en el concepto de homeostasis. El cuerpo reproduce múltiples mecanismos para mantenerse en su estado actual. En caso de que se intente una reducción súbita, el metabolismo se puede ralentizar para quemar menos calorías.
La coherencia es el factor imprescindible en toda dieta. La doctora Feig recomendó mantener patrones de alimentación similares cada día. "Tips como planear con anticipación, preparar las comidas para la semana y reducir la frecuencia de almuerzos y cenas en restaurantes puede ayudar con esto", sugirió.
Más allá de que el proceso en un principio sea lento, los científicos instaron a seguir una dieta estable, sin cambios abruptos. "Parece que el desarrollo de comportamientos estables y repetidos es realmente importante para mantener los cambios a largo plazo", dijo Feig, que, sin embargo, manifestó que se necesitan más investigaciones "para probar si la variabilidad del peso causa malos resultados a la larga o si es un reflejo de algo más".
Los resultados no son típicos y pueden variar de persona a persona
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