Buenos Aires es la cuna de grandes artistas. Carlos Gardel, Astor Piazzolla, Daniel Barenboim, Martha Argerich y la lista sigue, casi de manera infinita. La historia del arte y de la música se vieron signados por el nacimiento de grandes genios del ámbito de la música.
Pero la cultura va por más y en lo más profundo de ella, alberga a un joven de 32 años que no pasa desapercibido. Todo lo contrario, Horacio Lavandera es uno de los pianistas más reconocidos en el ámbito de la música clásica, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.
A simple vista, se lo ve introvertido y de pocas palabras, pero cuando comienza a hablar de sus pasiones, se suelta y da rienda suelta a su mente. Describe la música de una manera muy delicada y piensa cada una de las palabras que pronuncia. Su infancia, el aprendizaje, los premios, sus maestros, una partitura perfecta que encaja con su personalidad, en exclusivo para Infobae.
Silencioso, pero simpático. Transmite paz y tranquilidad cada vez que habla, una especie de armonía como en las notas musicales que integran sus partituras. Pero se podría decir que este equilibrio personal es heredado.
Música por doquier y maestros en casa, así fue la infancia de este ex millennial, hoy de 32 años cumplidos. Sentado y en diálogo con Infobae de una manera amena y dulce rememora cómo fue transitando el paso a paso hasta llegar a ser la figura que es hoy.
"Desde muy pequeño iba a los ensayos con mi padre que es miembro de la Orquesta de Tango de Buenos Aires y en mi casa había música todo el día. Tengo una familia de músicos desde mi tatarabuelo, todas las generaciones ininterrumpidas hasta llegar a mí. Estudié piano con mi tía abuela Marta Freijido, con ella dí mis primeras lecciones durante 5 años. Ella a su vez se instruyó con el gran maestro Vicente Scaramuzza en Argentina", recordó.
Con sólo 16 años ganó el III Concurso Internacional de Piano Umberto Micheli (2001), realizado en el Teatro Alla Scala de Milán y también fue premiado por la Orquesta Filarmónica della Scala como "Mejor Intérprete de Piano y Orquesta".
Munich, París, Londres, Boston, Roma, Viena, Tokio y Madrid son algunas de las ciudades que lo vieron desplegar su magia entre las teclas. También fue dirigido por grandes como Charles Dutoit, Antonio Pappano, Benjamin Zander, Michael Zilm, Terje Mikkelsen, Arthur Fagen, Martin Sieghart, Christopher Wilkins, David Murphy, Alejo Pérez, George Pehlivanian, Franz-Paul Decker, Jorge Rotter, Juan Pablo Izquierdo, Pedro I. Calderón, Adrian Leaper, Günter Neuhold, Michael Seal, Enrique Arturo Diemecke, Marzio Conti, entre otros.
Pero estos logros no fueron producto de la casualidad ni del azar. La constancia y la perseverancia fueron dos de los pilares fundamentales en la vida de Lavandera. Siempre supo que, si quería dedicarse a esto, iba a tener que relegar muchas cosas. Focalizar el cuerpo y el alma en lo que uno más ama, requiere de sacrificios.
Lo que más quería en el mundo era dedicarse al sonido, a manipularlo. No sabía si iba a ser exactamente como pianista, como músico, como sonidista o técnico, pero quería trabajar un un mundo de sinfonías.
Lo que nunca imaginó es que iba a ser una figura de envergadura. Su pasión lo fue guiando poco a poco por el sendero de la excelencia. Sus inquietudes lo fueron llevando a distintos lugares. Sabía perfectamente que para dedicarse a esto, a hacerlo de manera profesional, tenía que ser perseverante y puntilloso.
Segundo, minutos, y horas de mucha concentración y dedicación, dieron sus frutos. Aunque queda más que claro que esto fue algo siempre le gustó. Así que estaba encantado y actualmente sigue experimentando el mismo sentimiento.
Su carrera lo ha llevado a tener una doble función, la de pianista y director de orquesta. Este fin de semana brindará una serie de shows. Por primera vez en nuestro país, el público argentino podrá disfrutar de los cinco conciertos para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven, que interpretará y dirigirá al frente de la Orquesta Clásica Argentina en la Sala Sinfónica del CCK.
"Una serie de partituras que son un legado musical que nos dejó Beethoven. Uno de los mayores creadores de los sonidos de la historia nos regaló esto para disfrutar de todas las emociones, cada concierto tiene sus características. Algunos son dramáticos, otros brillantes, heroicos y hasta trágicos", detalló.
-¿La experiencia en Milán te marcó?
-Todos los grandes premios y reconocimientos son muy importantes porque te posicionan en un lugar muy alto. Entonces te alienta a seguir trabajando cada vez más y perfeccionar tus ideas. La idea de perfección que uno pueda encontrar en el arte es infinita. Puede estar en un sonido determinado y eso no termina, ahí está es la magia
-¿Cómo hacés para inspirarte, encontrar nuevos sonidos, destacarse y diferenciarte?
-Esa es la meta, tener tu propio sonido y una forma particular de interpretar y entender que ciertos marcos los podés exagerar, eso le da tu personalidad. Luego en esa exageración donde está el encuentro con el compositor y las reglas estás rompiendo con respecto al pasado. Se trata de como te sentís el presente, tanto en tu interpretación como en tu composición. Son cuestiones que todo el tiempo están dando vuelta en mi cabeza.
-¿Qué sentís cuando dicen que sos un joven prodigio?
-Lo único que entiendo es que tengo que trabajar mucho. Cuando uno tiene que encontrar un sonido o una manera de frasear determinada… eso te persigue todo el tiempo. Entonces no terminás nunca de reflexionar porque tenés que dormir. También es bueno tener noches de insomnio (risas). Tenés que pensar como crear ese sonido que está en tu ilusión y tu utopía. Lo demás es anexo, yo persigo lo que siento.
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