Es la eterna controversia de los padres modernos. Pasan menos tiempo del que quisieran con sus hijos. Mamá y papá se reparten las tareas en el hogar y trabajan -además- fuera de casa.
En ese contexto, las horas del día muchas veces no alcanzan para compartir tiempo de ocio con los niños: cuando todos vuelven al hogar, las obligaciones del día a día imperan y suele no haber espacio para el juego. O bien los padres están tan cansados que no logran disfrutar de un momento juntos.
Suele decirse que más que la cantidad, lo que importa es la calidad. La regla aplica a todos los órdenes de la vida, y también al tiempo que se pasa con los hijos.
¿Frase hecha para matar la culpa? ¿Calidad reemplaza cantidad cuando de compartir una tarde de plaza o rompecabezas se trata?
Los nuevos tiempos traen aparejadas otras problemáticas, vinculadas principalmente a la calidad y cantidad del tiempo compartido con los hijos, y a la generación de un sentimiento de culpa que es transitado de diferente forma según el género. Para las madres, la tensión se genera en virtud de la búsqueda de realización personal en varios ámbitos. La clave, según la licenciada en psicología especializada en niños y orientación a padres Maritchu Seitún está en hacerse responsable de las decisiones tomadas y comunicarlas: "Si tomo la decisión de trabajar cierta cantidad de horas, me hago responsable de esa decisión. Lo mismo si la mamá decide ir a tomar un café con amigas o salir. Es aconsejable hablar con los hijos de eso, entender su enojo o su reproche, y que descubran que mamá vuelve más contenta y con más ganas de estar con ellos".
Los especialistas recomiendan dedicar un tiempo de disponibilidad total y exclusiva con los hijos, sin teléfonos, computadoras ni obligaciones de por medio
En ese sentido, la especialista recomendó dedicar un tiempo de disponibilidad total y exclusiva con los hijos: "Es la capacidad de dejar el teléfono, la computadora y las actividades de lado y demostrar al hijo que es prioridad. No va a ser a ser todo el tiempo, pero sí con frecuencia. Puede ser todos los días 20 minutos o media hora, pero donde las acciones de los padres dejen claro a los hijos de esa prioridad. Sin ese rato de presencia diaria no le podemos decir que es más importante que todo lo demás, no se compensa con regalos o grandes salidas".
Sin embargo, para ella, la recompensa de esta presencia de los padres en la crianza sí se manifiesta a la hora de promover chicos más seguros de sí mismos. "Estar presentes atendiendo y entendiendo lo que necesitan los hijos crea un vínculo de apego muy fuerte: con la presencia, padres e hijos se enriquecen mutuamente. Es determinante para generar chicos seguros de sí mismos -aseguró Seitún-. La seguridad en su presencia y disponibilidad fortalece la salud y también les guía en el camino correcto, porque no se trata sólo de afecto, sino también de límites y diálogo. Esa presencia adulta, que es brújula y muestra su deseo de compartir con ellos, produce una armonía familiar que deviene en felicidad".
La mitad de los encuestados vive con mayor culpa el no poder estar presentes con los más pequeños y el porcentaje crece entre las mujeres
En datos que arrojó un estudio impulsado por Kimberly-Clark junto a la consultora Trendsity sobre las tensiones de la vida moderna derivadas de las nuevas exigencias cotidianas, se traduce más o menos así: El 82% de los argentinos afirma estar total o bastante presente con la familia, pero casi la mitad (48%) cree que la calidad del tiempo que pasa con sus hijos no compensa la cantidad que necesita para estar más presente como padres. Además, la mitad de los encuestados vive con mayor culpa el no poder estar presentes con los más pequeños, un porcentaje que crece entre las mujeres.
La forma que encuentran los argentinos para estar más presentes es muy diversa, según evidenció el relevamiento: para 7 de cada 10 argentinos, estar presentes es compartir rutinas y trasmitir valores. Estar atentos a las necesidades (52%), dedicar tiempo a escucharlos (51%) y poner y poner límites con claridad (44%) son algunas de las formas que encuentran los argentinos de estar más presentes en el momento de la crianza.
En este contexto, la tecnología juega un papel importante pero ambiguo: si bien puede colaborar para poder estar más presentes en lo cotidiano, también es fuente de conflictos en la crianza por ser una etapa donde la necesidad de presencia física y atención plena es mayor. Compartir momentos de disfrute en familia aporta beneficiosas ventajas: mejora los vínculos afectivos, la autoestima, potencia el desarrollo global, fomenta el aprendizaje, ayuda a liberar el estrés y favorece la comunicación.
A lo largo de los años y según las geografías, el concepto de "vivir presente" evolucionó en función de cómo cada época y sociedad considera el valor que tiene el presente, el pasado y el futuro, y su relación con el tiempo en general. Los resultados del estudio muestran que en la actualidad, el concepto involucra acción y vínculos: estar presente en diferentes ámbitos, siempre partiendo del ámbito individual (el yo), para ponernos en conexión con el otro (entorno cercano y comunidad en general). En este sentido, la investigación demostró que los argentinos viven en una época donde se multiplican los roles donde son requeridos y deben "estar presentes".
LEA MÁS:
Maternidad tardía, una decisión cada vez más común de la mujer moderna