Durante mucho tiempo, las mujeres se han visto sometidas a todo tipo de prejuicios masculinos. Aunque el ser humano ha evolucionado en términos de igualdad de género, sigue siendo difícil para el sexo femenino "liberarse" de los estereotipos que se han creado y fomentado a lo largo de los años
Estas metáforas "elaboradas" son construcciones llenas de prejuicios que se terminan aceptando como algo natural y además se perciben como reales. Por eso, quien trate de "bruja" o "mosquita muerta" a alguien, ya sea de manera risueña o simpática, en el fondo cree que esa persona posee las cualidades negativas atribuidas a ese término.
Para la psicoanalista Beatriz Goldberg nadie está libre de prejuicios. "También nos encontramos con las mujeres que hacen lo mismo con los hombres, sin embargo, la gran diferencia es que la cultura acepta con mayor amplitud los estereotipos que provienen de la clasificación masculina", aseguró en diálogo con Infobae.
La bruja
La bruja es aquella mujer con reacciones "ásperas" y que debe hacerse cargo de todas las responsabilidades del hogar y por eso será considerada una persona de carácter insoportable, llena de quejas y reclamos. Sin embargo, suele ser la que vela por la economía familiar, la educación de los hijos, el bienestar de su marido, la que reniega del presupuesto, entre otras cualidades.
La mosquita muerta
Son las mujeres de apariencia casi angelical que saben poner límites y disfrutar de su sexualidad al mismo tiempo. Si tiene aspecto inocente y dulce, peron pone al descubierto una poderosa energía y un carácter fuerte, definitivamente será puesta en este casillero.
La avasalladora sexual
"Toda mujer que diga exactamente lo que quiere puede entrar en esta categoría", explicó Goldberg. Y es que cualquier hombre al que la mujer con la que se encuentra en una relación de tipo sentimental o sexual no le diga que es el amante más deslumbrante que tuvo en la vida, será para él, una personas sin límites en la cama.
La que lleva los pantalones
En esta categoría entra aquella que posee un carácter fuerte. Es capaz de elevar su voz por sobre la de su pareja y la que manda y toma todas las decisiones dentro del hogar. El hombre que está a su lado es considerado alguien que no tiene voz ni voto y que solamente sabe decir: "Sí, querida".
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