La adolescencia es una de las fases más importantes de la vida, un momento donde se experimentan todo tipo de sensaciones. El primer beso, el primer amor, las ganas de ser grandes y crear un mundo propio y sin reglas son algunas de las situaciones por las que todo ser humano transita.
Las transformaciones del cuerpo muestran que el paso de la niñez a la adultez es un hecho del que no se puede escapar. Pero esta especie de "mutación" no se da de un día al otro, sino que forma parte de un proceso de maduración que se divide tres etapas.
– Pre-adolescencia: va de los 8 a los 11 años y se produce en la transición de la infancia a la adolescencia. En la mayoría de los casos coincide con el comienzo de la pubertad.
– Adolescencia temprana: se da entre los 11 y los 15 años, con cambios de tipo hormonal.
– Adolescencia tardía: ocurre aproximadamente entre los 15 y los 19 años. Los cambios físicos suelen ser los definitivos al igual que el desarrollo de la conciencia social.
Sin embargo, los jóvenes suelen mostrarse reacios cuando de límites se trata. La psicóloga Beatriz Goldberg explica que siempre fue difícil ser papá o mamá, pero que los peligros internos y externos fomentan mucho más las transgresiones.
"El adolescente siempre quiso vivir al límite y tener sensaciones nuevas. Les cuesta respetar reglas porque sienten que pueden con todo, hay una omnipotencia. Creen que tienen todo bajo control hasta que el alcohol o las drogas los manejan a ellos. Hoy está todo muy facilitado y cuando sienten presiones por exámenes o fallas en la pareja, se sienten mal y recurren a esto", dice.
Esta situación genera mucha angustia en los padres, ya que no saben cómo manejarse ante estas situaciones. De esta manera el vínculo entre ambos sufre un "deterioro". Sin embargo, hay que tener paciencia y autoridad para pasar por alto los obstáculos que se van presentando.
Por eso la clave reside en el diálogo y la comunicación continua: "No hay que pensar que no escuchan, ellos tienen todo bien registrado. Lo más importante es la inversión de tiempo, el cual no tiene que ver con la calidad, sino con los momentos que se comparten".
Y agrega: "Hay que contarles cómo fue nuestra experiencia, decirles que van a encontrar su lugar pero que deben evitar tomar riesgos que atenten contra ellos. También hay que saber las actividades que realizan, cuáles son sus amigos y conocer el circuito en donde se mueven".
5 señales para reconocer a un adolescente rebelde
– Alejarse de familiares para pasar tiempo solos o con amigos
– No querer asumir responsabilidades ni reglas
– Querer tener siempre razón y generar discusiones sin sentido
– Tener actitudes violentas al momento de discutir
– Probar drogas, estupefacientes, alcohol o cigarrillos
LEA MÁS:
Roles invertidos: qué sucede cuando el padre se muda con los hijos
Mandalaterapia: ahora los grandes también pintan
Alienación parental: los chicos como trofeos de una separación