Cómo parar el mal hábito de comerse las uñas

Una conducta antihigiénica y dolorosa que afecta no sólo la salud de las manos sino también la boca, dientes, encías y la autoestima

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Comerse la uñas una conducta
Comerse la uñas una conducta antihigiénica y dolorosa (iStock)

El indeseado hábito de comerse las uñas -denominado onicofagia- puede convertirse en una manía incontrolabre que en algunos de los casos extremos requiere tratamiento psicólogico para dejar de hacerlo.

Aunque esta conducta es muy habitual en la infancia, hasta un 25% de los niños se chupan el dedo pulgar o se muerden las uñas, son muchos los adultos que mantienen esta conducta, que según los especialistas tiene como origen, la ansiedad, estrés, aburrimiento o alguna razón física.  A su vez, en tiempos de crisis personales se intensifica.

Los psiquiatras lo clasifican como un problema de control de impulsos, junto con otros males como el trastorno obsesivo compulsivo. Esta práctica antihigiénica y, muchas veces dolorosa, puede afectar negativamente.

"Si el paciente se lastima forma muy agresiva, se puede producir la lesión de la matriz de la uña -ubicada debajo de la cutícula y del tejido periungueal- y se desarolla una malformación o alteración irreversible", alertó a Infobae Irene Bermejo, médica dermatóloga.

 
Morderse las uñas repercute sobre
Morderse las uñas repercute sobre la autoestima (iStock)

"El tirón puede lastimar la cutícula generando padrastos o granuloma facial generando infecciones en la piel", agregó la especialista. A su vez repercute sobre la salud de las encías y la boca debido al contacto directo con las bacterias que se alojan debajo de las uñas.

Sin embargo, las complicaciones de orden social son las compilaciones más complejas ya que afecta la autoestima. "El aspecto es desagradable, el paciente trata de esconderla, se avergüenza", puntualizó Bermejo.

La solución no es sencilla ni se logra de un día para otro. Se trata sólo con la voluntad, no existen los tratamiento milagrosos.

Reconocer los momentos los momentos donde se produce es el primer paso para dejarlo ir. "Hay que reformular los hábitos del paciente desde cero", explicó la especialista.

 
Cambiar el daño por un
Cambiar el daño por un mino es la mejor solución para no comerse las uñas
 

Bermejo reconoce que no es sencillo, pero es la única solución para revertir esta conducta nociva. "La actitud se cambia cuidándolas, en mi experiencia profesional sugiero comenzar con una visita a la manicura para dejarlas prolijas, limar, quitar cutículas, limpiar, aplicar brillo", detalló.

En el mercado existe lociones o esmaltes con feo sabor para erradicar la práctica sin embargo para Bermejo son contraproducentes debido a que dejan de aplicárselo para seguir con la actitud obsesiva.

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