Julieta Pink, la locutora que no quiso ser famosa y sueña con mujeres poderosas

Locutora, madre de dos hijos y referente radial, construyó una exitosa carrera alejándose de la fama y la exposición mediática. Anhelos y pensamientos de una mujer obsesiva y exigente

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Su madre la llevaba de la mano y ella contemplaba la gente pasar. Su sueño, envuelto en un manto de magia, tenía que ver con ellos, pero sin que ellos lo supieran. Quería ser grande y que todos la escuchen. Pero que nadie la conozca. "Necesitaba sentir que todas esas personas eran mis oyentes pero ninguno podía reconocerme".

Julieta Pink es Julieta Rosales. Su nombre real le permite escapar de aquellas situaciones en las que nunca se sintió atraída. La normalidad. La exposición necesaria sin alterar la sencillez con la que afronta su vida: "Soy tímida. Viajo en colectivo a todos lados, hago una vida muy tradicional y me parece que la fama te obliga a cuidarte de ciertas cosas. Tengo otros trabajos que trato que sean lo más parecido a la radio, para que yo sea la más parecida también".

Una nota de voz por WhatsApp para avisar que ya estaba allí. Falta menos de una hora para que empiece Metro y Medio, por Radio Metro, como todos los días desde hace 10 años. Lleva una cartera pequeña y el celular en su mano. "Tengo un trabajo que está bueno, que me lleva pocas horas y el resto lo puedo manejar. Entonces me permite estar mucho en mi casa, ser ama de casa, madre y luego ir a la radio y ser fresca y liviana", explicó a Infobae.

Julieta Pink, en la radio,
Julieta Pink, en la radio, su lugar en el mundo (Nicolás Stulberg)

Llegar a Metro implica darse cuenta del rol que Julieta Pink tiene allí. En una programación donde sobresalen los hombres, su rostro se asoma entre la multitud masculina para ser la voz. Aquella voz que representa a tantas mujeres que sueñan con estar en el lugar de ellos, con la mismas oportunidades, sin tantos prejuicios.

"Creo que se abrió un camino que no se cierra más. Las mujeres vamos por los mismos derechos y cargos que tienen los varones. No es una puja: son cosas que se nos deben desde hace tiempo. Cuanto más se debata, más sano es", sostuvo.

Metro y Medio lleva 10
Metro y Medio lleva 10 años entre la programación de Metro (Nicolás Stulberg)

-¿Cómo vivís el movimiento feminista que viene emergiendo?

– Hay un empoderamiento de la mujer que está creciendo cada vez más y que me encanta. Me encanta ser mujer en todo sentido. Desde que somos poderosas. Me doy cuenta post maternidad las cosas que podemos hacer y llevar a cabo. No te das una idea de la fuerza que te sale, de dónde, para dominar todas las áreas y para seguir trabajando. Son muchas exigencias las que tenemos nosotras mismas, de la sociedad, así que me parece que con unión hacemos la fuerza.

-¿Te enojan las actitudes o comentarios machistas?

-No, porque me parece que preescribió completamente. No se dice ni en chiste ya. Ya fue. Es parte del pasado. Ese machismo tan encarnado con el que nosotras nos criamos y no nos parecía mal tal vez. Hoy hay una consciencia excesiva -y me parece fantástica- donde cualquier cosa es una alarma. No hace falta que sea la tragedia. Hay un montón de cosas antes: que cobremos como los varones, por ejemplo. No hace falta llegar al femicidio para darse cuenta de que todo está mal.

Momentos

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El costado obsesivo que emplea en su intimidad advierte su parte negativa. Necesita controlar todo y delegar poco. "Con dos hijos es difícil tener memoria a corto plazo y a largo plazo. Por eso hago listas, las anoto en la puerta y voy tachando a medida que vos sacándomelas de encima", contó.

-¿Soñabas con ser mamá?

-Siempre tuve ganas de ser mamá. No sabía -como le pasa a muchas- cuándo es el momento indicado. Por miedo a que modifique la vida que uno tiene cuando ya estás en pareja hace mucho tiempo. Te acostumbrás a viajar, a tener tu tiempo libre. Además decís: 'está bueno esto también'. Así que en un momento hay que mandarse. Y bueno, vino Baltazar (el primero de sus hijos, luego llegó Jazmín), y fue un cambio de vida tremendo.

Obsesiva y exigente, así se
Obsesiva y exigente, así se define la conductora radial (Nicolás Stulberg)

-¿Cuánto hay en tu vida de "gorda con helado"?

-Gorda con helado es un torbellino de un montón de cosas cursis y trilladas de lo que es la pareja, la mujer. Es un poco la caricatura o la exageración de las relaciones dentro de la casa. En realidad de las pocas cosas que me avergüenzan o cosas que me cuentan mis amigas. Tomo cosas de la realidad para reírme: primero de mí y luego del entorno.

-¿Qué es la radio para vos?

-Me pasa algo que es un amor profundo por la radio que no me lo planteo. No lo veo como un trabajo. Con Seba (Wainraich) hace 15 años que trabajamos juntos y es realmente un misterio que nos llevemos tan bien. Nos rodeamos de buenos profesionales y de pibes jóvenes, que le aportan otro tipo de cosas. Una arista que no percibimos y estamos todo el tiempo mutando. Hay una corazonada.

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