El placer oculto que pocos hombres se animan a experimentar

Los chats entre Diego Latorre y Natacha Jaitt reabrieron el debate sobre el tabú que rodea la estimulación anal masculina. Las claves para romper con un prejuicio social que nada tiene que ver con la orientación sexual

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El sexo anal es un
El sexo anal es un tema tabú entre los hombres heterosexuales (iStock)

Los chats difundidos entre Diego Latorre y Natacha Jaitt despertaron una serie de debates. No solo aquellos que giran en torno a la infidelidad y a los comportamientos de las personas, sumado al derecho a la intimidad que muchas veces se rompe en las redes sociales, sino a detalles sexuales que en ellos se exponen.

Aquí, se exhiben los mitos y las creencias que giran alrededor a la estimulación anal, que no es otra cosa que una experiencia erótica en la cual se incluye al cuerpo en toda su dimensión (física y emocional). Esta variante puede despertar placer, resistencia o rechazo, siendo el ano una de las zonas erógenas que más carga simbólica tiene desde el punto cultural y social.

"Para las mujeres, el sexo anal puede ser un indicador de sumisión, de ser 'tomada' por el otro como demasiado liberal o con vasta experiencia sexual. Para los hombres, el mito de la homosexualidad es un imperativo que les impide aventurarse en los placeres traseros. Sin embargo, la fisiología con sus mecanismos benéficos le está ganando la batalla a los preconceptos", detalló a Infobae Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo (MN 74.794).

Los juguetes sexuales pueden ayudar
Los juguetes sexuales pueden ayudar a comenzar una nueva práctica sexual (Shutterstock)

En estos tiempos de cambio, en el que las prácticas heterosexuales van incorporando variantes antes muy resistidas, el sexo anal está siendo una alternativa cada vez más buscada en el juego erótico. Es posible que no se dé desde el principio de la relación: requiere de conocimiento previo, de una buena comunicación y de una "apertura mental" para dejar de lado los temores. Otras veces no es necesario decir lo que gusta. Los cuerpos con sus acciones comunican las preferencias por ciertas prácticas sexuales y hay que aprender a leer esos mensajes.

Los hombres aún se resisten a esta práctica por "temor a ser homosexuales". "Cuando desmitifican el tema se entregan con más libertad y menos complejos. La heterosexualidad, poco a poco, se abre a nuevas experiencias, con menos inhibiciones y creencias erróneas. Hay mucho camino por recorrer para que el sexo se libere de esos imperativos externos y dé vía libre al placer", indicó el especialista.

Ghedin explicó que "el punto g en el hombre es una zona que corresponde con la cara posterior de la próstata y se accede a él por el ano/recto. También la estimulación externa del periné (la región entre los testículos y el ano), al presionarla estimula la zona del punto g. El ano es una zona erógena por la rica inervación que posee, por lo tanto el contacto con la zona despierta sensaciones placenteras".

Muchos hombres le temen a
Muchos hombres le temen a esta práctica por los prejuicios sociales (iStock)

El médico aseguró que "la asociación entre el ano y la homosexualidad es un mito" ya que el ano reacciona en forma erógena a cualquier estimulación y sin importar si la orientación sexual es hetero u homo. Además no toda relación sexual homosexual termina en penetración, ya que su erotismo le da mucha importancia al juego previo y al orgasmo se llega por masturbación o alternando masturbación y penetración. Esta es una de las creencias que convierte la relación heterosexual en una norma que dirige el accionar de otras formas de orientación y de encuentro.

"Se recomienda comenzar estimulando la zona del periné (entre los testículos y el ano) para luego pasar al ano propiamente dicho y a la penetración rectal. El sexo oral y el uso de lubricantes ayudan a relajarlo. La penetración puede ser con dedos o algún juguete sexual.
Un buen juego previo, acuerdo mutuo, ganas de probar cosas nuevas y de disfrutar son garantía de acceso al placer", aconsejó Ghedin.

"El perineo y el ano es una zona rica en terminaciones nerviosas, si le sumamos la buena vascularización del recto y la sensibilidad de las paredes prostáticas podemos inferir que la estimulación del mismo despierta placer. Pero en los varones las representaciones sociales tienen un peso significativo hasta que aprenden a liberarse de ellas, en parte para asumir que todo se basa en un prejuicio, y para darle más lugar a un goce que busca ser repetido por lo estimulante", concluyó Ghedin.

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