La uso del opio como droga analgésica se remonta a los sumerios y atraviesa toda la historia de la humanidad y hasta fue "causante" de guerras infames. Pero recién a principios del siglo XIX, cuando el alemán Friedrich Sertürner pudo aislar un alcaloide al que llamó morfina, la sustancia comenzó a tener usos médicos más específicos y también sociales, ya que durante varias décadas estaba autorizada para ser utilizada hasta en bombones, como sucedió en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial.
En los últimos años, el mercado negro de la droga generó -y genera de manera constante- nuevas drogas de laboratorio, que van cambiando a tal velocidad, que ningún órgano sanitario del planeta pueda jactarse de conocer cuáles son todas las sustancia de diseño que existen en la sociedad actual y, mucho menos, los efectos de las mismas en la salud. De alguna manera, los adictos son "conejillos de indias" del narcotráfico, que saca de manera constante innovaciones químicas al mercado.
"Las nuevas sustancia representan un serio problema para la salud pública del mundo, ya que son sustancias sintéticas desconocidas para la medicina, por lo tanto no se sabe qué cuadros van a generar en los pacientes durante las intoxicaciones", explicó a Infobae Geraldine Peronace, médica psiquiatra y especialista en adicciones.
Una de las últimas apariciones fatales para las personas, más allá de los cannabinoides sintéticos y catinonas, son los opiáceos de laboratorio, que son aún más peligrosas que las sustancias químicas originales como la morfina, la heroína o la codeína, por nombrar algunas. Entre estas se encuentra la "Muerte Gris".
Esta nueva sustancia posee un aspecto similar al cemento, tanto en polvo como compacto, está compuesta por heroína, fentanilo (opiáceo más poderoso que la morfina), carfentanil (tranquilizante que se utiliza con tigres y elefantes) y un opiáceo sintético denominado U-47700 o Pink (Rosa) o U-4. Los consumidores se inyectan el compuesto, lo tragan, la fuman o esnifan.
La droga todavía no conquistó ambas costas del país del norte, pero los especialistas auguran que podría hacerlo antes de fin de año por su gran capacidad y velocidad para generar adicción y su bajo costo de producción. La toxicidad es tan alta que, afirman, supone un auténtico peligro para la salud con solo tocarlo, dado que se absorbe por la piel. Una dosis se consigue en la calle por menos de 20 dólares.
Las cifras de su crecimiento preocupan. En 2015 hubo 33 mil muertes por sobredosis de sustancia relacionadas al opio y sus derivados. El surgimiento de estas nuevas sustancia desconciertan a toda la comunidad científica, como a la policía.
La "Muerte Gris" es también conocida como la "la droga de las muertes por desesperanza" debido a que surgió durante la última crisis económica de EEUU y afecta en su gran mayoría a las personas de clase media. De los 33.000 fallecidos en 2015, 27.000 eran blancos, 2.700 eran afroamericanos y 2.500 latinos. Hasta el momento su uso fue detectado en Alabama, Georgia y Ohio. Por ejemplo, en Georgia se documentaron 50 sobredosis solo en los últimos tres meses. Mientras que durante 2016 fue responsable de más de 3.000 fallecimientos en Ohio.
"Es una de las combinaciones más espantosas que he visto en 20 años de análisis forense", explicó Deneen Kilcrease, especialista del Gobierno de Georgia. Por su parte, Mike De Wine, fiscal de Ohio, explicó: "Antes los científicos te decían: 'Esto es heroína', o 'Esto es fentanil'", pero ahora ocurre que en ocasiones, al menos inicialmente, te dicen: 'Pues no sabemos qué es'".
¿Puede llegar al país?
Para Peronace la llegada de esta sustancia al país en el corto o mediano plazo es poco probable: "No creo que sea una problemática que vaya a imponerse en el país, porque el consumo de opiáceos es de un grupo muy reducido y, generalmente, tiene que ver con el ambiente médico, quienes tienen más fácil acceso a estas sustancias".
"No existe una cultura de consumo de opiáceos en el resto de la población. Si hay casos de personas que toman algún que otro derivado farmacológico del opio, pero no es la norma. Por ahora, la problemática del consumo de drogas en Argentina no pasa por allí", finalizó Peronace.
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