El problema no es nuevo. El bullying, una forma de violencia casi siempre sistemática, es moneda corriente en las escuelas de todo el mundo, donde el abuso de poder de algunos niños o adolescentes hacia otros genera intimidación y exacerba las relaciones violentas y agresivas tanto física como psicológicamente, en ámbitos como el colegio o un club, donde los niños a menudo no cuentan con el apoyo y la supervisión constante de adultos.
En todo el mundo además, el problema se asocia con un importante aumento de la depresión y ansiedad adolescente, lo que preocupa a padres y docentes. Hace algunas semanas incluso se estrenó en Netflix, con una enorme repercusión mundial, la serie 13 Reasons Why, que trata, a partir de una historia dura y trágica, la problemática del bullying y el suicidio adolescente.
Desde 2013, cada 2 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Bullying, una jornada histórica impulsada por el doctor Javier Miglino, fundador de la ONG Bullying sin Fronteras, experto en derechos humanos y protección de la niñez, y un equipo multidisciplinario de la entidad, que fue aprobada por más de 3 mil ONG alrededor del planeta.
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— BullyingSinFronteras (@BullyingSF) 2 de mayo de 2017
El equipo impulsor de la campaña, conformado por médicos, educadores, psicólogos, psicopedagogos, periodistas y padres de niños que habían sido víctimas de bullying y ciberbullying, consideraron necesaria la creación de una efeméride mundial que ayude a concientizar sobre esta grave problemática que afecta a millones de niños y adolescentes en todo el mundo y que causa al menos 200 muertes en forma directa cada año.
Inspirados en la historia y el ejemplo de líderes como Martin Luther King y Nelson Mandela, el grupo activista reclama a través de esta fecha que el problema se visibilice para romper con la soledad, la tristeza y el miedo que padecen día a día las víctimas de acoso.
Según Mariana Kelly, investigadora, escritora, maestra y especialista en abuso escolar de la organización Bullying Cero Argentina, "una de las características del bullying es que es muy difícil de detectar porque las agresiones se llevan a cabo en lugares donde los adultos no están presentes". La experta indicó que este acoso no se da de un momento a otro sino que es un proceso que lleva tiempo, por eso es importante estar atento a los primeros signos, que los adultos suelen no detectar o les restan importancia, "desaprovechando la oportunidad de detener una agresión que va a crecer".
Según Kelly, quien tiene 25 años de carrera como maestra, cuando en la década del 80 empezaron a hacerse estudios sobre el tema de los suicidios juveniles, se descubrió que detrás de la tragedia se escondía el bullying. Si bien no todos los casos terminan de forma trágica, muchas de las historias que presentan agresiones o peleas graves y hasta suicidios están de alguna manera relacionados con el acoso escolar.
La experta propuso además una resignificación del rol de víctima. "El bullying afecta a todos los niños que están involucrados dentro del grupo donde sucede. Siempre se piensa únicamente en el niño que es hostigado. Desde el equipo de Bullying Cero decimos que todos son víctimas, solo por el hecho de ser niños que están creciendo", destacó la especialista.
Según coinciden muchos expertos, lo más importante a la hora de combatir esta problemática es la prevención. Estar atentos a todas las señales de un problema, no cargar de supuestos o falsas creencias (como que el bullying es sólo un juego o que la agresión es sólo física) ninguna situación y mejorar la comunicación con los protagonistas de la agresión es clave.
A través de campañas nacionales de prevención como "Si no hacés nada, sos parte", promovida por el Consejo Publicitario Argentino en colaboración con organizaciones sociales y el asesoramiento de un cuerpo interdisciplinario del que participó Kelly, se intenta remarcar el mensaje de que los adultos deben reflexionar sobre el tema e involucrarse.
"La prevención es lo más importante. Tenemos que enfrentarnos al bullying, tenemos que hacer que las escuelas sean espacios de sana convivencia, que los niños aprendan que hay lugares donde se puede dialogar, donde se puedan resolver los conflictos de manera pacífica, donde los adultos sean seres confiables", concluyó Kelly.
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