La noticia acaparó los titulares de medios dedicados al mundo del entretenimiento. Una vez más, lo que aparentaba ser una pareja perfecta compuesta por dos personas exitosas y deslumbrantemente atractivas llegaba a su fin mediante una ruptura pública y mediática.
El final del noviazgo de solo seis meses entre la super modelo brasileña de 35 años Adriana Lima, consagrada como la segunda mejor paga del mundo, y el jugador de los New England Patriots Julian Edelman sorprendió a varios dado que -luego de ser vista asistiendo al partido del Super Bowl en Houston el pasado febrero para apoyar a su hoy ex- Lima parecía encaminarse hacia una nueva unión nupcial.
El "ángel" de Victoria's Secret tuvo una relación previa con el basquetbolista profesional de origen serbio Marko Jaric, con quien se casó en 2009 y tuvo dos hijas, para luego separarse en mayo de 2014. Concentrada en su lucrativa carrera -que la modelo planea extender hasta los 40 años- Lima no tiene planes de volver a formar pareja a pesar de haber sido vista recientemente con el pitcher de los New York Mets Matt Harvey.
Resulta que el comportamiento afectivo de la modelo serviría como ejemplo para poder dar sustento al reciente estudio compartido por la Universidad de Harvard -llevado adelante en colaboración con La Verne y Santa Clara- que afirma que las personas de un destacable atractivo físico suelen tener problemas para mantener relaciones saludables a largo plazo.
Según la investigación liderada por Harvard, las personas bellas son más propensas a ser parte de relaciones inestables. Luego de relevado el historial sentimental de las 130 celebridades de más alto perfil y estableciendo del 1 al 10 su nivel de belleza, los resultados fueron sorprendentes. Cuanto más atractiva la actriz o el galán mayores eran las posibilidades de que hayan atravesado un matrimonio menos duradero terminado en divorcio.
En otro de los estudios, se le pidió a un grupo de mujeres que juzguen el nivel de atractivo de 238 hombres basándose en fotos de sus anuarios de la escuela secundaria de hace más de 30 años. Aquellos hombres que habían sido identificados como los más apuestos resultaron ser en su mayoría divorciados.
No es ninguna novedad que el sentirse físicamente atraído hacia el otro resulta fundamental en cualquier relación, más allá de la importancia de compartir el buen humor, valores e intereses comunes. Pero, al parecer, la noción popular que sugiere que el atractivo físico llevará a una vida sentimental más exitosa no sería del todo cierta, lo que resulta todavía más evidente cuando ambos integrantes de la pareja son llamativamente atractivos.
Obviamente, las generalizaciones que intentan agrupar a un colectivo que comparte determinadas características en base a estereotipos que muchas veces carecen de sustento no suelen ser bien recibidas, siendo muchos los que han criticado el estudio por encasillar a aquellas personas que tuvieron la fortuna de heredar facciones atractivas pero que no necesariamente por eso deban alinearse con cierto comportamiento esperado.
Otro hallazgo interesante para destacar del estudio es que aquellos en una relación que se consideran a si mismos atractivos, tienen más chances de admitir sentirse atraídos por otros que no sean precisamente sus parejas actuales. Al parecer, existiría de esta manera un patrón entre el grado de atractivo físico y la predisposición o apertura a las relaciones paralelas e infidelidades.
El estudio ha despertado polémica entre la comunidad científica por pretender enmarcar el concepto de belleza dentro de determinados parámetros, algo que muchos aseguran resulta imposible de hacer debido a la gran variedad de cánones que existen a nivel mundial según la cultura. Además, no contempla la gran cantidad de parejas que hoy en día deciden no casarse, por lo que quedarían fuera del universo de estudio dado que no se puede medir su "éxito" en base a un divorcio al no haber firmado papeles.
Expertos en relaciones aseguran que muchas veces la persona atractiva suele sentir que merece cierto tratamiento preferencial y que a la vez puede permitirse determinados "permisos" dentro de una relación. Psicólogos afirman que el hecho de sentirse deseados muchas veces lleva a no esforzarse para mantener una relación sana, lo que ayudaría a sostener los resultados del peculiar estudio llevado adelante por Harvard.
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