Con el paso de los años, el deseo sexual disminuye. Al menos así lo marca el imaginario colectivo. A medida que se acerca la vejez -supuestamente- el sexo empieza a quedar de lado. Las parejas priorizan otros aspectos del amor. Todas esas presunciones quedaron desterradas en una nueva investigación científica.
Investigadores de la Universidad de Manchester recopilaron información de más de 7.000 adultos mayores de 50 años y encontraron un dato sorprendente: en las mujeres el apetito sexual tiende a disminuir paulatinamente entre los 50 y 79 años, pero una vez que pisan la barrera de los 80, el deseo se estabiliza y vuelve a la normalidad.
En el desglose de los resultados publicados por el Centro Internacional de Longevidad, se encuentra que el 25% de las participantes de 50 años tiene dificultad para encender su libido. El problema aumenta al 37% una vez que que se sobrepasan los 60 y escala al 40% en los 70. Sin embargo, una vez entrados los 80, solo el 35% reportó haber tenido problemas para tener relaciones sexuales.
"Existe una percepción entre la sociedad en su conjunto de que el sexo se detiene una vez que llegan los 80, ya sea por incredulidad, disgusto o malhumor. Los resultados muestran que claramente no es así como se perciben en realidad los 80 años", expresó el doctor David Lee, líder de la investigación.
Los datos de la encuesta también revelaron que las mujeres mayores estaban más satisfechas con su vida sexual cuanto mayor era la frecuencia de los encuentros íntimos que tenían con sus parejas.
La misma relación entre frecuencia y bienestar se presentó en los hombres. Con la diferencia de que, superados los tres encuentros sexuales por semana, su felicidad tendía a decaer; un fenómeno que los investigadores no pudieron explicar.
Sally Greengross, directora ejecutiva del Centro Internacional de Longevidad, expresó: "Sabemos que muchos hombres y mujeres siguen siendo sexualmente activos durante toda su vida y que las relaciones íntimas en la ancianidad pueden seguir teniendo un impacto positivo en la salud y el bienestar general". Y concluyó: "Desafortunadamente, en 2017 todavía hay necesidad de disipar los mitos sobre las relaciones en la vejez".
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