Jorge Luis Borges escribió: "Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es". La identidad y el autodescubrimiento del ser son el objetivo del camino existencial que todo individuo debe recorrer a lo largo de su vida. "¿Quién soy?" "¿Cuál es mi destino?" Estas preguntas han desquiciado a lo largo de los años a filósofos y pensadores, con varios grados de respuestas certeras.
Cuando el hombre es un niño, lo único que quiere es pertenecer, perderse entre los demás. Ser "normal", usar las prendas y los accesorios que están de moda y que todos ostentan. Al crecer, esta misma persona se da cuenta que sus rasgos personales, sus diferencias, son los que lo definen como persona, como individuo. Su valor radica en lo que otros no pueden ofrecer pero él sí. Aquí comienza su autodescubrimiento, y empieza a definir su personalidad; a entender quién es y qué es lo que quiere.
Sus pertenencias, sus atuendos, sus zapatos, todo revela lo que una persona quiere decirle al mundo. Gritarle "¡Aquí estoy!", "¡Este soy yo!". Y en la era de los Millennials, donde la identidad del individuo recobra importancia, el deseo de autoexpresión lleva a que las marcas, ávidas de venderles sus productos, comiencen a alejarse del método de estandarización del fordismo, y se acerquen en cambio a la personalización.
Actualmente, la tecnología inteligente y los Millennials juegan un papel fundamental al impulsar el concepto de personalización. Antes, la mayoría de los productos eran estandarizados, y para obtener uno centrado en el usuario se debía poner sobre la mesa una suma que se condiciera con la extravagancia requerida. Sólo algunas marcas como Rolls-Royce o Harley-Davidson satisfacían los caprichos.
Pero ya no alcanza con satisfacer las necesidades básicas: ahora se apunta a que el usuario se sienta importante, se sienta único, especial. "A los Millennials, que son un un grupo que nació aproximadamente después de 1984, se los acusa de creerse merecedores, de ser narcisistas, egoístas, sin objetivos, vagos", explicó el gurú de charlas motivacionales
Simon Sinek, no desmereciéndolos, sino resaltando la triste perspectiva con la que los catalogan otras generaciones. Pero hay algo cierto: el narcisismo existe.
El advenimiento de los Millennials, el grupo etario más numeroso en la mayoría de las economías desarrolladas y el más sofisticado en términos de consumo que se haya visto hasta ahora, supone un notable cambio de paradigma que está modificando la manera en la que opera la oferta y la demanda.
Y son muchos. Tienen un network amplio y en constante expansión. Suelen compartir su cultura y experiencia de compra con toda su comunidad virtual. Gran parte consiste en familiares y amigos que están conectados emocionalmente con los clientes, por lo que para las empresas satisfacer las necesidades de estos jóvenes consumidores significa lograr visibilidad en un público potencial mucho más amplio.
Esta generación es usuaria de empresas de consumo colaborativo y de énfasis social -como Uber y Airbnb- y se desvive por lo últimos adelantos tecnológicos. En el turismo, esto se ve con cada análisis de la industria: las agencias de viaje ya no apuntan a un paquete estándar, sino que crean experiencias de viajes totalmente diferentes y hechas a medida, como un sastre diseña un traje.
Según Forbes, los Millennials son mucho más críticos, exigentes y volátiles que generaciones anteriores. El 86% de estos jóvenes declara que dejaría de hacer negocios con una empresa debido a una mala experiencia como cliente. De ahí radica la importancia de esta nueva tendencia hacia la personalización de productos, ahora más que nunca, las compañías y los consumidores están interrelacionados.
De esta manera, las empresas invitan al público a crear sus propios productos según sus necesidades y preferencias. Esta interacción puede ser sólo exitosa, ya que estrecha la relación entre los actores del mercado. Los smartphones son un claro ejemplo de la diversidad: cada modelo tiene un diseño diferente, colores únicos, que se adaptan a su usuario. Se acompaña al comprador en la personalización del producto de manera de que se convierta en un reflejo de su expresión personal.
LG Electronics fue elegida en el 2016 como una de las empresas preferidas por los Millennials por Business Insider, Google y Apple lograron más que simples compradores: generaron una obsesión. "La gente no compra lo que uno hace; la gente compra el porqué uno lo hace", aseguró Sinek durante una charla TED. Esto explica por qué todas las personas en esta sala se sienten tan cómodas comprando computadoras de Apple".
La personalización ayuda a las empresas a obtener información y ajustar los productos para mantenerse un paso por delante de la competencia. Hay que conocer lo que el público quiere, identificar cuan personalizado debe ser el producto, lograr que sea user friendly y que sea fácil de compartir. Las redes, ante todo. Son el nuevo canal de información.
Los Millennials necesitan y buscan el soporte tecnológico, se adaptan rápido a los cambios, son apasionados, pero necesitan motivación. Buscan, cambian, quieren crecer rápido, viven el momento y no solamente valoran lo intelectual sino también lo emocional. Y son los dueños del siglo XXI: la era de la personalización.
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