La exposición solar durante la temporada de verano, donde los índices de rayos UV son más altos, puede dejar daños indeseados en la piel: las famosas manchas solares. Los especialista recomiendan estar alertas a su aparición.
La sobreestimulación del melanocito -la célula ubicada en la epidermis que le da color a la piel- por acción de los rayos solares tiene un efecto directo en forma de hiperpigmentación, explicó a Infobae Natalia Muñoz Balestra, médica dermatóloga de la Clínica Zabala.
Hay distintos tipos de manchas en la piel. Las más frecuentes causadas por la exposición solar son:
– Efélides (pecas): son milimétricas, de color castaño, aparecen en los lugares expuestos al sol durante los primeros años de vida.
– Lentigo solar (senil o actínico): es una mancha marrón (más oscura que las pecas), plana, que aparece generalmente en adultos, en zonas de la cara, escote y dorso de manos. Es una lesión benigna.
– Melasma: mancha irregular de color marrón, gris o incluso azulada, asintomática, simétrica, que afecta principalmente la cara en la región de la frente, las mejillas y el bozo. En las mujeres puede verse desde edades tempranas a partir de los 20 años.
El culto al acto de 'tomar sol' que supo estar arraigado y ser aceptado universalmente, mutó. Y este cambio se dio principalmente porque, en el último tiempo, se empezó a generar conciencia sobre la no tan inofensiva obsesión por estar bronceado.
"No todas las manchas en la piel causadas por el sol son benignas", aclaró la especialista, de esta manera surge la pregunta: ¿Cuándo es necesario consultar a un profesional?
"Si observa una mancha diferente a las demás, que crece de forma irregular con distintas tonalidades de marrones o hasta negruzco, se debe agendar una cita con el dermatólogo, ya que podría tratarse de un lentigo maligno (precursor del melanoma) y no una simple mancha solar", aclaró Muñoz
A su vez, es conveniente prestar atención a la aparición de un lunar nuevo, por más pequeño que sea, "ya que en los adultos no es común su formación", agregó.
Otras de las señales para prestar atención es si lunares preexistentes, cambian de aspecto, forma o tamaño.
Periódicamente se debe chequear el ABCDE:
Asimetría: la mitad del área anormal es diferente de la otra mitad.
Bordes: son irregulares.
Color: el color cambia de un área a otra, con los tonos bronce, café o negro y algunas veces blanco, rojo o azul.
Diámetro: la mancha tiene generalmente (pero no siempre) más de 6 mm de diámetro.
Evolución: el lunar sigue cambiando de aspecto.
La prevención es fundamental
Todo este tipo de manchas en la piel causadas por el sol se puede evitar o atenuar con una adecuada fotoprotección. Principalmente, las personas deben cuidarse de la radiación solar en horarios centrales del día, entre las 10 y las 16 horas.
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