"La gente no entiende cómo una máquina de 30 toneladas es capaz de flotar en el aire", dijo Claudio Plá, médico psiquiatra -matrícula 52474- especialista en fobia a volar y trastornos de ansiedad. Analizaba los soportes teóricos de la aerofobia, ese temor que emerge de lo irreconocible y desoye la lógica. "Cuando la gente viaja en avión se aleja del hogar, de lo conocido, se dirige a un espacio que no es controlable. En el aire se vive como una dimensión oceánica incapaz de que sea absorbido mentalmente", explicó.
También en diálogo con Infobae, Modesto Alonso, psicoterapeuta especialista en psicología aeronáutica y factores humanos, razonó sobre la ecuación negativa del análisis entre la declarada seguridad del avión en el orden de los otros servicios de movilidad: "La aviación comercial es el sistema de transporte más seguro del mundo; sin embargo, hay gente con temor a volar que se anima a manejar toda la noche en la ruta". "Las estadísticas no conmueven si no se tiene una interpretación emocional visceral desde donde se sustentan esas cifras. La estadística muerde cuando la persona comprende su naturaleza", agregó Plá.
El miedo a volar vuelve a la escena pública cada vez que un avión protagoniza un siniestro aéreo. La tragedia del Chapecoense, con un saldo de 71 muertos y un mundo convulsionado, reactivó la temática. Miedo a los aviones es una entidad creada por Carola Sixto, una periodista que durante 15 años no emprendió vuelo por culpa de su aerofobia. Acuñó una investigación que resolvió que el 36,3% de los encuestados atribuye a la turbulencia como la principal razón de su miedo. Aunque validen el saber popular que sugiere que "la turbulencia es incómoda pero no peligrosa", casi cuatro de cada diez personas que padecen aerofobia acusan su temor al movimiento desordenado y el estado de agitación de la nave en vuelo.
"Las olas del viento" son un fenómeno paradigmático. El avión no deja de volar, ni deja de funcionar, sólo atraviesa aires que no son uniformes ni rectilíneos. "Es una sensación asociada a 'saltos' o 'baches' debido a un cambio abrupto en la performance del vuelo. Esto se debe a que la aeronave atraviesa una zona con aire perturbado por remolinos o cambios importantes del viento que suelen ser del tamaño de la aeronove. Además la sensación de turbulencia será muy dependiente de este tamaño; puede ser ligera, moderada, fuerte o severa dependiendo de la sensación experimentada por el piloto y los pasajeros", expuso Nicolás Rivaben, licenciado en Ciencias de la Atmósfera del departamento de Meteorología Aeronáutica del Servicio Meteorológico Nacional –SMN-.
Las aerolíneas han apostado por mejoras en la calidad del vuelo a través de sistema de reportes automáticos y pronósticos de turbulencia. Instrumentos como el AMDAR y el EDR miden la meteorología de la atmósfera para mejorar la experiencia de vuelo. El propósito es suministrar información climática a la planificación aérea. Un documento de la Administración de Aviación Federal del Departamento de Transporte de los Estados Unidos atestigua la búsqueda de reducir el impacto de este desequilibrio: "La filosofía de evitar las turbulencias de aire limpio (Clear Air Turbulence -CAT-) es una parte integral en la planificación del vuelo".
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Detrás de las turbulencias, el encierro como derivado de la claustrofobia es otro desencadenante en quienes sufren aerofobia: afecta al 20,45% de los usuarios. El despegue con el 15,9% del total genera más miedo que el aterrizaje con un 6,8%, el mismo porcentaje que engloba a quienes temen todos y cada uno de los componentes que son atribuibles a la magia del avión. Tener un ataque de pánico en vuelo es la cuarta opción más elegida entre los consultados con el 10,9 por ciento.
"El 99% de las turbulencias sólo provocan cierta incomodidad", informó Claudio Plá, director de Poder Volar. Tan solo un dato más que acompaña la buena salud de la seguridad aérea. Aquella que ponderó a 2015 como el año más seguro en siniestros aeronáutica, con una tasa de accidentes de uno cada 5 millones de vuelos, aquel que certificó que el año pasado más de 3,5 mil millones de personas volaron en 37,6 millones de vuelos sin complicaciones. Aquel que elaboró ecuaciones de probabilidades tangibles. Aquel que determinó que morir asesinado por un compañero de trabajo -9 en un millón- es más probable que fallecer por viajar en avión -1 en 14 millones-.
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