La bebida alcohólica social por excelencia. En reuniones de amigos, en citas de pareja, suele ser la opción número uno. Aunque la cerveza es mucho más que su cualidad de aunar voluntades. Cada cerveza esconde una tradición, un contexto, una historia. En algunos países, constituye un símbolo nacional. Es el caso de Bélgica.
Su cerveza es conocida por todo el mundo. Solo 11 millones de habitantes pueblan el pequeño país europeo y esta bebida es uno de sus máximos legados. Tanto por su calidad como por su variedad artesanal, que comprende los más distintos sabores y texturas. Su historia se remonta a las épocas de los monjes medievales y aseguran que es una parte constitutiva de la sociedad.
El reconocimiento oficial llegó. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a la cerveza belga como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en la cumbre realizada en Addis Abeba, capital de Etiopía. La principal razón que destacaron fue la diversidad en el arte cervecero de Bélgica y su alta estimación a nivel social y cultural.
Desde las extreme sour a las bitter, la cerveza en Bélgica se hace presente en la vida diaria y en especial en sus festividades. La Unesco buscó premiar a los partícipes necesario de esta tradición cultural alcohólica, tanto a los productores artesanales como a sus ávidos consumidores.
"El elemento es accesible a todo el mundo, hombres y mujeres, y no se impone a nadie", resaltan en su declaración los 24 Estados que participaron de la última convención de la Unesco. En Bélgica existen alrededor de 200 fábricas cerveceras y se estima que se producen 1500 variedades diferentes de la bebida.
En Bélgica, se sigue un estricto protocolo para la producción de la cerveza. Su confección incluye hasta cuatro procesos distintos de fermentación: la espontánea, empleada en la cerveza "lambic" -única en Europa-; la alta o "ale"; la mixta, propia de las cervezas tostadas; y la "baja" o "lager", utilizada en la variedad pilsner.
Sven Gatz, expresidente de la Federación de Cerveceros Belgas y ahora ministro de Cultura de Flandes, una de las tres regiones de Bélgica, comparó la importancia del reconocimiento con ganar el mundial de fútbol y enfatizó: "Amamos nuestra cerveza y apreciamos su interminable diversidad, algo que no tiene igual en el mundo".
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