La polémica explotó el 23 de abril de 2013. Ese día, un por entonces poco conocido Antonio Castro, ganaba un torneo de golf amateur, la Copa Montecristo en Varadero, Cuba. Lo que llamó la atención no fue su triunfo en una competencia que comenzaba a ganarse un lugar de privilegio en el el circuito golfista. Lo que llamó la atención fueron sus gastos durante su estadía.
Desde un comienzo, para participar del torneo debió desembolsar 150 dólares de inscripción. Su hospedaje en un hotel de lujo durante tres días le costó USD 266 diarios. Las cifras, quizás no tan escandalosas para alguien de su posición económica, generaron controversia porque su padre, Fidel Castro, había prohibido el golf a fines de la década del '50. "Es un símbolo del capitalismo", repetía en aquel entonces.
Antonio Castro Soto del Valle hoy tiene 47 años. Es el tercero de los cinco hijos que Fidel Castro tuvo con la maestra Dalia Soto del Valle. Todos varones, cuyos nombres comienzan con la letra "A": Alexis, Alexander, Antonio, Alejandro, Ángel.
Antonio solía ser señalado como su hijo predilecto. Se graduó como médico, especializado en cirugía ortopédica. Nunca se interesó por la política. Sus intereses van más de la mano con una vida de confort, ciertos lujos y el deporte.
Siempre con un habano de los más caros en la boca. Antonio Castro -"Tony"- se convirtió en un brillante golfista y un gran conocedor del béisbol. De hecho, es el médico deportivo del equipo nacional cubano. En su entorno, aseguran que es un negociador eximio y tiene un talento heredado para la conversación, para la verborragia y los lazos sociales. Aunque tiene una debilidad: las mujeres.
En 2006, Luis Domínguez, un periodista y activista cubano anticrastista le tendió una trampa. Después de ver a Tony intentar seducir cuanta mujer se le cruzara en un boliche, consiguió su correo electrónico y se hizo pasar por una mujer llamada Claudia. Engañado, el hijo de Fidel Castro entró en confianza rápidamente y además de varias fotos personales, le contó a la presunta señorita varias de sus peripecias, propias de un millonario ostentoso.
Le habló de sus viajes alrededor del mundo, de su constante codeo con líderes mundiales y de sus vínculos cercanos con celebridades. De hecho, Antonio se sacó algunas fotos con Lionel Messi durante los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. En otro de los e-mails, se jactó de su manejo de distintos idiomas -habla inglés, francés e italiano- y de sus innovaciones tecnológicas, con su celular BlackBerry y su laptop Mac, que en ese momento eran novedades exclusivas del mercado.
La opulencia de su estilo de vida es señalada como una contradicción por los detractores del régimen cubano. Alquileres millonarios de múltiples yates para invitar amigos, hospedaje en hoteles donde la habitación no baja de los mil euros por noche. Uno de los hechos que más revuelo generó se produjo en 2015 cuando paparazzis turcos lo encontraron in fraganti.
Antonio había reservado cinco suites de lujo en un hotel cinco estrellas de Badrum, Turquía, para una comitiva de 12 acompañantes. En plena noche turca, los fotógrafos fueron sacados a los empujones por parte de los custodios. Las vacaciones terminaron en Mykonos, una isla paradisíaca de Grecia.
En su exclusiva residencia en Náutico, en La Habana, cuenta con cocineros y sirvientes personales a sus órdenes. Es un fanático de los vinos provenientes de las bodegas más renombradas, tal es el caso de Chateau-Laffite.
Hacía varios años que no vivía con su padre en Punto Cero, pero fue una de las personas de su entorno que más sufrió su muerte. Ya en 2006, cuando Fidel Castro se salvó de milagro de una enfermedad intestinal, Antonio había sido uno de sus pocos acompañantes, día y noche, junto a la cama de su padre.
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