Alberto Ammann. Su nombre no suena conocido en Argentina, aunque es argentino. Cordobés, más específicamente. Tiene 38 años y ostenta varios reconocimientos por su trabajo actoral, aunque en su país natal pocos lo identifican. Más aún, cumplió en ficción uno de los sueños espaciales unánimes: llegar a Marte.
A los más cinéfilos, quizás les resulte familiar por su papel protagónico -que le valió un premio Goya como revelación- en el thriller Celda 211, estrenado en 2009. En el cine español, su nombre no pasa desapercibido. Logró hacerse un lugar de privilegio, aunque fue el esfuerzo el que lo condujo al éxito.
Ni bien llegado a España, Ammann debió arreglárselas como podía. Trabajó en un restaurant en donde levantaba mesas por solo 4 euros. Poco a poco, se insertó en el medio artístico español. El prestigio ganado en Celda 211, sirvió de trampolín en su carrera. Hoy, el actor cordobés forma parte del reparto de Narcos, la célebre serie de Netflix. De hecho, estaba en el medio del rodaje cuando recibió el llamado inesperado.
-Estaba en Bogotá rodando la segunda temporada de Narcos y recibí una convocatoria para hacer una prueba. La grabé con la ayuda de dos compañeros de rodaje y la envié. Más adelante tuve que hacer dos pruebas más y al poco tiempo me dieron la buena noticia.
La convocatoria a la que se refiere Ammann fue para participar en Mars, la nueva superproducción de National Geographic Channel. La serie está ambientada en 2033, cuando en teoría la primera misión se dirige a colonizar el planeta rojo; la gran hazaña espacial que se avecina. Ammann forma parte de la intrépida delegación.
-¿Qué sensación te provocó el primer llamado?
-Desde el principio me entusiasmó muchísimo la idea de poder estar en el proyecto. No sólo porque estar en una producción de National Geographic es interesantísimo a nivel profesional, si no porque la historia me encantó. Tenía la fantasía de interpretar a un astronauta. Es como un sueño de niño realizado.
Alberto Ammann en la serie es Javier Delgado, un geoquímico e hidrólogo. Para encarnar el papel, el actor debió explorar todo acerca de esa casi desconocida profesión. Miró documentales, entrevistas, películas, informes de la Nasa, y todo aquello que le pudiera resultar de utilidad.
"Javier es un tipo un tanto rígido en cuanto a cómo piensa que se deben hacer las cosas -cuenta Ammann-. Dialoga mucho consigo mismo, y aunque necesita de las relaciones humanas, no es demasiado hábil para entablarlas". Para configurar la personalidad del personaje, le llevó una propuesta al director que, con ajustes, aceptó su iniciativa.
La serie es innovadora. Mezcla ficción con documental. Actuaciones y escenarios alucinantes con testimonios verídicos de la viabilidad y los riesgos que conllevaría el aterrizaje en Marte. El multimillonario Elon Musk, director ejecutivo de SpaceX -compañía cuya mayor obsesión pasa por la conquista del planeta rojo- también es uno de los impulsores de la propuesta televisiva.
Aunque Ammann y el resto de sus compañeros no lo conocen en persona: "Nos han comentado que es una persona muy tímida. De hecho, hay más horas de entrevistas en Mars de las que hasta hoy teníamos acceso", comenta.
Mars busca innovar en la narrativa televisiva. Conjuga ficción y realidad; presente y futuro. Los efectos especiales trasladan al espectador hacia una realidad posible. Los escenarios, también juegan su papel. "Cuando vimos las locaciones en Marruecos, supimos que sería una ficción de altísima calidad".
-Rápidamente dejé de pensar en la presión de "representar a un astronauta". Son personas muy particulares, pero enfrentados a una mayor complejidad debido a sus misiones. Las preocupaciones que tienen que ver con "hacerlo bien" o "dar la talla" te distraen del objetivo principal que es imaginar y crear.
-¿Cuáles son esos pequeños detalles en los que el astronauta actúa de forma diferente en el espacio?
-Fue bastante complejo. Las leyes de la física en Marte son diferentes. Viviendo en la Tierra no tenemos que pensar en la gravedad o en cómo las leyes de la física afectan a nuestra forma de caminar. Es algo aprendido y va con nosotros. Creando la idea de estar en Marte, no se nos podía escapar detalle y teníamos que estar acordándonos de no olvidarnos.
-Saliendo de Mars, ¿se te cruza por la cabeza regresar en algún momento a Argentina y trabajar en el cine nacional?
-Me encantaría. Soy fan de nuestro cine, desde que tengo recuerdos. En la mayoría de las buenas películas encuentro mucho riesgo y atrevimiento. Ojalá se concrete y pueda sentirme más parte del cine nacional argentino. Y, por supuesto, volver a pasar más tiempo en mi país, aprovechando para estar cerca de tanta gente a la que amo y a la que veo muy poco.
De Argentina a Marte. Y, quizás, de Marte a Argentina otra vez.
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