A solas con Infobae: María Kodama, más allá de Borges

La viuda del escritor habló sobre su vida junto a la pluma más brillante que tuvo la Argentina. Su herencia cultural japonesa, y cómo Borges logró convencerla para casarse. Cómo el amor la motiva para mantener vivo su legado

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María Kodama posa para Infobae, en la cúpula del Centro Cultural Kirchner (Nicolás Stulberg)
María Kodama posa para Infobae, en la cúpula del Centro Cultural Kirchner (Nicolás Stulberg)

La Yoko Ono Argentina, la despiadada viuda de Borges. Mucho se ha dicho a lo largo de los años de una sola persona. De María. Una joven que conoció a un gran hombre a la inocente edad de 16 cuando él ya se encontraba en el ocaso de su vida. Fue su discípula, su aprendiz, sus ojos. Viajaron por el mundo juntos, él le enseñaba todo lo que sabía, y ella, curiosa y perspicaz, actuaba de manera recíproca con temas que obsesionan, en especial durante la juventud, como bandas de rock, ajenas en general al día a día de un escritor septuagenario.

Kodama ríe. Se acuerda de una anécdota con Mick Jagger. Se encuentra sentada en un sillón de cuero en lo más alto del Centro Cultural Kirchner. Está vestida de beige de pies a cabeza. Una medalla es el único adorno de su atuendo: la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro y Plata, una condecoración entregada por su contribución al intercambio cultural entre Japón y Argentina. Tiene frío. Le traen un chal de lana color crudo. "Siempre hace frío en estos lugares", dice. Los flashes de las cámaras parecen no molestarle, y no interrumpen la conversación. Tampoco el tintineo de las copas a su alrededor, ni la gente que se agolpa para escuchar lo que dice.

Y ella habla de un tal Jorge Luis Borges. Borges sigue siendo hoy en día el centro de su vida. Lo fue durante sus años de idilio y su tiempo de mujer casada, y lo fue luego de que el gran hombre dejara su presencia física atrás y se convirtiera en leyenda. Hoy preside la Fundación internacional Jorge Luis Borges y es la heredera de su extenso y valioso legado. Escribió el libro "Homenaje a Borges" (Sudamericana), que reúne algunas de las cientos de conferencias que ella ofreció sobre su marido alrededor del mundo. Kodama y Borges. Borges y Kodama. Tan inseparables a 30 años de su muerte como lo fueron durante sus años juntos.

Kodama y Borges en un globo antes de un paseo áereo por Napa Valley (María Kodama)
Kodama y Borges en un globo antes de un paseo áereo por Napa Valley (María Kodama)

"Ella es un ícono", asegura su amiga Nacha Guevara, que es quizás todo lo opuesto físicamente: Nacha es alta, con cabello largo y colorado. Esta vez, para homenajear a su amiga, optó por un vestido multicolor y un béret turquesa. María es baja, se viste con colores y cortes sobrios. Su rostro libre de maquillaje y su pelo blanco y negro al natural. "Es una mujer inmensamente culta, muy profunda y para nada show off. Y lo que no muchos saben es que es divertidísima".

Pero de vuelta a Mick Jagger. Borges y Kodama se encontraban en el lobby del Hotel Palace de Madrid, esperando a unos amigos para ir a cenar. "Yo soy miope y no veo nada de lejos, y entonces de pronto lo veo a Jagger arrodillado agarrándole las manos a Borges y le dice 'Maestro, yo lo admiro'. Y Borges le pregunta 'Y usted quién es, señor'. 'Mick Jagger', le contesta. 'Ah, uno de los Rolling Stones'. Mick Jagger no lo podía creer, y le pregunta cómo conocía su obra. 'Todo gracias a María'. Esa imagen de Mick Jagger agarrándole la mano a Borges me quedó para siempre". Kodama vuelve a sonreír. Y, sí. Difícil de olvidar.

María Kodama recibió la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro y Plata, una condecoración entregada por su contribución al intercambio cultural entre Japón y Argentina (Nicolás Stulberg)
María Kodama recibió la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro y Plata, una condecoración entregada por su contribución al intercambio cultural entre Japón y Argentina (Nicolás Stulberg)

-Borges decía que todas las personas son ciudadanos del mundo. ¿Cómo se definiría usted, que tiene una fuerte herencia cultural?

-Yo también me definiría de la misma manera. Me siento bien en cualquier lugar del mundo al que vaya y en el que esté. Pero también el legado cultural es algo que uno tiene marcado. En mi caso por mi padre, que se crío en Japón.

-Usted está aprendiendo japonés hace dos semanas, ¿verdad?

-Sí, sí, con una amiga. Estoy aprendiendo el hiragana (uno de los dos silabarios de la escritura japonesa). No es tan difícil como uno puede llegar a pensar. La pronunciación es igual que en español.

-¿Cómo influyeron sus raíces japonesas en su personalidad y en su forma de ver al mundo?

-Si es por educación yo soy muy japonesa. Los japoneses son muy callados.

Borges y Kodama viajaron juntos por todo el mundo, y protagonizaron una de las historias de amor que más llamó la atención del público (María Kodama)
Borges y Kodama viajaron juntos por todo el mundo, y protagonizaron una de las historias de amor que más llamó la atención del público (María Kodama)

-Usted no quería casarse con Borges en un principio.

-No, yo no quería casarme. Yo no creo en el casamiento. Mis padres estaban separados, los padres de mis amigos también. Yo no fui botín de guerra, pero mis amiguitos sí. Entonces eso me creó una cosa así de rechazo con el matrimonio. Unos amigos míos que me vinieron a visitar del exterior me dijeron: "María, vos naciste antes de tiempo. La juventud hoy vive con las reglas que vos habías puesto para tu vida y que las cumpliste, rompiendo todos los cánones, ¿no? Así que naciste antes de tiempo". Porque ahora los jóvenes no se casan, tienen casas separadas, se encuentran, van a veranear juntos, deciden tener hijos o no. En fin, es una cosa totalmente diferente a los años de mi juventud. Y es muy divertido porque Borges me decía que yo era la primera prisionera de la libertad, porque para seguir mis ideas era capaz de cortarlo a él de mi vida.

-Una mujer realmente moderna…

-¡Es lo que me decían mis amigos! Ellos me recalcaban que había nacido antes de tiempo. Yo vivía por mis ideas, a mí no me importa lo que digan, que critiquen, no me importa nada… Vivo de acuerdo a mis reglas, siempre y cuando respete a los otros.

-¿Y cómo logró Borges convencerla?

-Me decía que mi sistema de reglas era una barbaridad. Que con esa lógica era imposible la discusión. Pero yo no quería casarme. Un día él me pidió casamiento y yo le dije :"No, si usted quiere eso, no". Entonces quería que le prometiera que, si sabíamos que él se iba a morir antes que yo, nos íbamos a casar, para morirse feliz y tranquilo. Y cuando vos querés a alguien no pensás que se va a morir. Entonces le respondí: "Maravilloso. Si usted dice eso, yo le digo lo siguiente: le prometo que, como dama del período Heian (el último periodo de la época clásica de la historia del Japón), si muero antes que usted nos vamos a casar, para que usted parta tranquilo y feliz". "Feliz no", me respondió. "Bueno, Borges, eso es historia suya".

Borges y Kodama, durante una fiesta de Halloween (María Kodama)
Borges y Kodama, durante una fiesta de Halloween (María Kodama)

Y así arreglamos hasta que realmente sabíamos que él iba a morir. Y entonces fue Franco Ricci, de Biblioteca de Babel, que me dijo "María, él quiere casarse". Pero para mí psicológicamente era como firmar su sentencia de muerte. Al final, me terminó por convencer. Pero lo cierto es que yo no quería saber nada. Pensaba: yo hago el amor con un dios griego y a la mañana siguiente me encuentro con un tipo malhumorado, que se levanta enojado y se acabó. Yo me conozco. Así se acaba. En cambio, así, hacemos el amor como los griegos y un beso, hasta mañana.

-¿Cree que su relación con Borges fue una de las grandes historias de amor del siglo XX?

-Eso dicen algunos amigos (sonríe ampliamente, como una adolescente).

-¿Y usted qué cree?

-Yo creo que sí. Sigo manteniendo su legado vivo, y creo que eso es el amor. Como yo siempre digo: "Forever and ever and a day" (Para siempre y un día más). No es un mérito propio, es algo que el destino decide de esa manera. Algunas personas, en cambio, se separan, se casan con otras personas, o directamente ni se casan. En fin, es otra historia. Pero algunas personas -que no es mérito nuestro, como dije antes, sino del destino y la suerte- encuentran algo que es para siempre.

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