Hay dos denominadores comunes entre los cuatro seleccionados: su edad y su talento. Ninguno de ellos supera los 30 años y todos en sus ámbitos son líderes. Más allá de eso, no existen similitudes entre ellos. Las áreas donde se destacan son completamente diferentes: internet, deporte, teatro y música. Sus procedencias, raíces e historias familiares también son disímiles.
La prestigiosa revista Time seleccionó varios de los jóvenes líderes de la próxima generación, entre los cuales se destacan cuatro con ricas historias de vida. Carreras impensadas, superación, talentos anormales y éxito precoz.
El Rubius
Se llama Rubén Doblas Gundersen, pero nadie más allá de su entorno cercano lo reconoce por ese nombre. "El Rubius" es el seudónimo a través del cual llega a cada rincón del planeta por sus videos en Youtube. Su canal ya superó los 21 millones de suscriptores y sus videos están cerca de alcanzar las 5 mil millones de visualizaciones. Consciente de su influencia, en especial entre los jóvenes, prometió no volver a beber o fumar durante sus grabaciones. "Si soy un líder, soy el líder de los raros", aseguró.
Con 16 años, cuando todavía El Rubius era Rubén Doblas Gundersen, comenzó a grabarse mientras jugaba a distintos videojuegos; una modalidad que hasta entonces era poco habitual y a partir de su éxito se masificó. Su idea era entretener a sus amigos con sus permanentes comentarios humorísticos. Para su sorpresa, un video suyo en el que compite en The Elder Scroll, un famoso juego de rol, consiguió 600 mil reproducciones en una semana. En ese momento, comenzó a grabarse y subir videos con asiduidad hasta que a los 21, cuando ya había acumulado una base de fans considerable, se dio cuenta de que Youtube podía ser una carrera, un modo de vida. De que podía ser un youtuber.
En la actualidad, es el octavo usuario más popular de Youtube. El perfil de fan que más sigue sus videos son hombres de entre 14 y 22 años, que en su mayoría viven en México, España y Argentina. De hecho, El Rubius reconoció su furor a nivel mundial cuando pisó suelo argentino. "Tres mil personas estaban esperando por mí en el aeropuerto. No habíamos organizado mucha seguridad. Todo el mundo estaba gritando y agarrándose a mí", dijo.
Simone Biles
Llegó a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro como la gran favorita por sus antecedentes más recientes. Con solo 19 años, no defraudó en la cita olímpica. Logró cuatro medallas de oro y una de bronce en las distintas disciplinas de la gimnasia artística, pero Simone Biles no alcanzó la cima del deporte mundial producto de la casualidad y del talento natural.
Simone nació de una madre adicta a las drogas y al alcohol. En su hogar imperaba el caos y la falta de atención maternal. "La trabajadora social llamó y dijo que las niñas estaban en hogares de guarda -contó Ron, su abuelo-. Le dije 'envíamelas a mí'". Fue un arreglo provisorio que duró dos años, pero cuando el asistente social consideró a su madre otra vez como "no apta" para cuidar de las niñas, los abuelos de Simone las adoptaron definitivamente.
Biles supo sortear los obstáculos familiares y los utilizó como combustible para entrenar más duro por su verdadera pasión. Después de los últimos JJOO, Biles es considerada en forma unánime como la nueva reina de la gimnasia artística. Las competencias, lejos de amedrentarla, se convierten en su hábitat natural: "Me encanta competir. La mayoría de los atletas se dejan intimidar una vez que ven muchos fanáticos observándolos, pero a mí me calma en cierto modo porque lo entiendo como una forma divertida de mostrar lo que he estado trabajando".
Joey Alexander
Con sólo 13 años, se convirtió en uno de los artistas de jazz más famosos del mundo cuando recibió su nominación a los Grammy por su álbum debut, My Favourite Things. La primera definición que se desprende es "prodigio". Sin embargo, a Joey Alexander no le gusta que lo etiqueten de esa manera: "Realmente no creo que sea un genio o un prodigio. Solo quiero que a la gente le guste mi música, y no se preocupen por lo que soy", dijo.
Joey nació en 2003 en Denpasar, la capital de una isla llamada Bali, en Indonesia. Su fuerte influencia familiar marcaría un inexorable destino en la música. Su tía es la cantante de una banda pop indonesa y su padre, un artista aficionado del piano y la guitarra. Según cuenta el propio Alexander, sus padres ya le pasaban música antes de nacer, en el vientre materno. Por casualidad, a los 6 años se encontró con un teclado eléctrico y pensó que era un juguete. "Pero cuando empecé a tocar las teclas, simplemente sentí el sonido", comentó.
Cuando vio la inquietud del niño, su padre le enseñó los primeros conceptos, aunque rudimentarios por su escasos conocimientos técnicos. Fue el propio Joey quien aprendió en forma autodidacta a tocar con maestría el instrumento. Además, el joven talento es un cristiano devoto y asegura que su potencial es "un plan de Dios". Por eso, alterna horas de práctica de piano con el estudio de la Biblia. De hecho, así entiende su arte: "Mi música es un regalo de Dios, pero es un regalo que he tenido que aprender. Y para ello se necesita trabajo duro y enfoque".
Polly Stenham
En un taller de escritura, en Londres, se descubrió una obra con un potencial enorme. That Face era su nombre y fue llevada con un éxito arrollador al teatro londinense. Su autora era una joven de 19 años; Polly Stenham, su nombre, que a partir de las críticas brillantes que recibió su obra debut, se transformó en una de los dramaturgos más respetadas de Europa.
Pasaron 10 años de ese enorme éxito inicial. Hoy Polly tiene 29, pero cuenta en su haber con una obra envidiable. Sus composiciones tocan temas muy cercanos a su realidad. Desde la salud mental y la disfunción familiar, producto de una madre que padeció un severo trastorno cognitivo, hasta los privilegios de clase, a raíz de su padre rico, que es director de una multinacional. Debido a esa procedencia, algunos críticos la ubican como la voz de una generación: la de los jóvenes acomodados que se ven forzados a enfrentarse a sus vidas.
"¿En qué punto uno es responsable de sus propias acciones y en qué punto sus acciones son la suma indefensa de su pasado?", se pregunta la dramaturga, que logró un amplio caudal de seguidores durante la última década. Entre ellos, Lena Dunham, la creadora de la serie emblema del feminismo, Girls, asegura admirar su trabajo. "Comenzar a trabajar desde tan joven me hizo no tener miedo -contó Stenham- En ese momento, uno no sabe en cuántas formas puede fallar".
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