"Doná vida en vida". En letras mayúsculas, la palabra vida se repite, una vez de color rosa, la segunda de color amarillo. En un fondo negro, se destacan. Por debajo, en letras blancas y con una tipografía más pequeña y en cursiva deja leer "Fundación Espera por la Vida". Sobre la base del lema y el título, un pedido. "Registrate como donante de médula", concluye la bandera que recorre el país acompañada por María de los Ángeles Musumeci.
La iniciativa surgió hace cinco años, como estímulo de una pérdida irreparable. Fabrizio Zóttola, sobrino de María de los Ángeles, murió esperando un trasplante hepático. Aquel octubre de 2011 fue el principio de un sueño que brega por la concientización. Una ama de casa tucumana, con 50 años y diabetes, movilizó a toda una comunidad a favor de la donación de órganos e inició una lucha sin descanso por los que esperan un donante. En ese viaje, se golpeó con una nueva realidad: quedó conmovida por los casos de niños con leucemia que perdían su vida por falta de donantes.
"No soy maratonista. Me preparo, lucho, me entreno y luego corro la carrera en nombre de alguno de esos príncipes -como llama a aquellos que esperan un donante- de la Fundación. Siempre gano, aunque salga última. Mi carrera es otra", definió. Su competencia es por la difusión, por la concientización. Su Fundación no recibe ningún tipo de ayuda económica, todo lo realizan a pulmón: literal. Empezó en Santiago de Chile, con menos de veinte días de preparación. Corrió siete kilómetros de la maratón "Corre la vida", una campaña por masificar la importancia de donar órganos. Llevaba en su espalda a Irina, Pili, Santiago, Thiago y Ulises.
Espera por la Vida organizó importantes actividades como caminatas comunitarias, maratones y plantaciones de árboles con el objetivo madre: llevar información y concientizar a la comunidad sobre la importancia de donar sangre y registrarse como donante de médula ósea. En cada maratón, María de los Ángeles se anota para correr portando la bandera de la difusión.
"Utilizo al atletismo para concientizar porque comprobé que la recepción del mensaje era muy importante. Los corredores y el público en general se acercan a preguntar cómo es la donación de médula. Yo siento que cada llegada con mi bandera es una esperanza. Cuanto más lo difundamos, cuando más se destaque la lucha de la fundación, más posibilidades de vida se abrirán", confió María de los Ángeles Musumeci.
La Fundación brinda contención y acompañamiento a los familiares de los niños con leucemia. También organiza jornadas de donación de sangre y registro de donantes de médula ósea. "Llevo más de 450 familias conmigo. Podemos hacerlo, vamos a lograrlo, que la gente tome conciencia es sólo falta de información. La fundación Espera por la Vida pelea a pulmón tratando de llegar a todos los lugares", resumió la ama de casa convertida en maratonista.
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