Pudo ser la historia representativa de cientos, miles de chicas argentinas. Fue una aventura demasiado difícil de transitar: la de una joven de apenas 18 años que tuvo que asumir una adultez profesional meses después de haber finalizado la escuela secundaria y que debió sobrevivir a un mundo de presiones y exigencias desmedidas sin el colchón emocional necesario como para enfrentarlas. El costo de ese tenebroso trayecto se tradujo en un cuadro grave de anorexia nerviosa, el coqueteo con algunas drogas y hasta un delirio místico. Sin embargo, la luz siempre se las rebuscó como para dar algo de brillo a la ruta de Jimena Cyrulnik, aún cuando en su momento parecía todo perdido.
Hoy, casi 20 años después de ese inicio del camino y con una vasta etapa de terapia mediante, la conductora se encuentra en su esplendor: casada y con dos hijos, con una presencia renovada, fresca y -especialmente- relajada en los medios y con el orgullo de haber podido hacerse cargo de una situación cuyo final fue literalmente incierto en alguna etapa de su vida.
"Yo tenía una conducta autodestructiva, con la comida, con otras cosas… hasta que dije: 'acá estoy yo sola. Si no me cuido yo, no me cuidad nadie… estoy yo sola'. Me parece que eso es lo que tenía que pasar para que reaccionara", recuerda hoy la protagonista en una charla íntima con Infobae.
Ya muy lejos quedaron esos 39 kilos que llegó a pesar, cuando el círculo de familiares y amigos más íntimos ya no sabían qué hacer para que iniciara un tratamiento. Ya quedó retratada en la historia lejana aquella fase de delirios místicos, una cabeza rapada y una convivencia con monjas de clausura en Mendoza. Hoy la rubia de esa sonrisa azucarada disfruta de la consolidación de una familia junto a su marido, el fotógrafo mexicano Lucas Kirby, y sus dos hijos, Calder y Tyron.
"Una vez que me di cuenta de mis elecciones… perdí amigos, parejas, no estaba bien con el trabajo. Por suerte, me aferré a terapia y pude salir adelante. Hoy puedo decir que soy feliz", sentenció la ex conductora del éxito televisivo de fin del siglo pasado, "Versus" y quien hoy se desempeña como panelista en Ponele La Firma (América, domingos a las 20) y participa en el programa de radio Mediodía Imperfecto (lunes a viernes de 12 a 14, en FM Late, 93.1).
– En este presente luminoso, ¿encontraste en la radio tu lugar en los medios?
Sí, salimos desde Puerto Madero, estamos ahí para divertirnos un rato. La verdad que es mi nuevo amor, me encanta. Es un placer, yo que vengo del palo de la conducción o penalista y sé lo que cuesta tener que estar luchando por poder tener tus minutos para opinar delante de la pantalla. Esto es un mundo nuevo donde hay espacio para decir lo que pensás.
– Yendo un poco a tus inicios, ¿cómo caíste en la TV?
A los 12, vivía en Mar del Plata. Un día, mi mamá fue a la peluquería de Roberto Giordano y él le dijo que estaban buscando a una chica para hacer una campaña gráfica, que iba a ser en Nueva York y que iba a estar en la gráfica de todas las revistas. Roberto le dijo: "Llevala a tu hija que tiene la cara para esta campaña, no tiene que ser conocida". Y bueno, me llevó, quedé y una vez q hice esa campaña, me contactó una agencia. Arranqué a hacer mucho comercial de chiquita. Lo primero que hice en la tele fue un casting de un programa de música y conduje Megahits TV. Al año me llaman de Much Music y de ahí a Versus, en Telefe. No fui la típica chica que quería ser famosa ni modelo ni trabajar en la tele.
– ¿La fama te llegó demasiado rápido?
En mi caso, yo venía un poco verde… no era tan consciente. No tenía la terapia ni los años que tengo ahora encima. En ese momento era una chiquita de 22 años que conducía un programa muy exitoso, Versus, ganaba mucha plata y no era consciente del laburo que tenía. Me daba el lujo de renunciar… y cuando no te preparás para la vida, la vida te sorprende. En algunos casos, eso está bueno, si lo sabés capitalizar.
– ¿Considerás que el medio influyó en tu problema con la anorexia?
Para mí, el medio no te enferma ni te hace alcohólico, anoréxico, drogadicto, ni nada. Tiene que ver con las personas, con lo que a uno le afta de chico. Si vos estás bien, podés laburar en el medio, en cualquier lugar. De todos modos, puede ser que potencie el tema: una vez fui a hacer una campaña de una marca de jeans, no tenía ni 15 años. Me pusieron medias altas rayadas y la productora de modas me dijo "No, no. Sacáselas, que la hace muy gorda". No me lo olvido mas. Y pudo haber sido un disparador. Yo tenía todas las condiciones para ir a ese lugar.
– ¿Y qué pasaba en la cabeza de una anoréxica en ese momento?
Yo tenía anorexia nerviosa. Cuando era anoréxica, odiaba la comida. Hacía grandes ayunos, vivía a caramelos y no comía en todo el dia. Hay muchas personas hoy en el medio que están enfermas y no lo dicen. Yo, como crecí en la tele, empecé a hacer terapia y empecé a notar lo que me pasaba. Me dije: "Yo le tengo que contar a la gente que no estoy bien. Voy a ayudar a muchos. Tiiene que ver con no querer crecer, no querer verte el cuerpo más grande, con no quererte.
– ¿Y qué fue lo que te salvó?
Yo. Yo solita me salvé. Así como eso, fui pasando por conductas autodestructivas, fui tocando cositas de sustancias hasta que dije "basta, si no me cuido yo…". Yo toqué fondo. Lo que para mí fue el fondo, fue jugar con algunas sustancias. Hay mucho de negación en todo esto. Tenía un chico con el que convivía, que me decía que empezara terapia. Tenía a mis amigas, a mi familia, estaba trabajando en un programa súper exitoso… pero hasta que yo sola no lo decidí, no empecé a cuidarme y a quererme para ir adelante.
– La terapia cumplió un rol clave…
A mí, eso me salvó. Muchos años de terapia, muchos. Yo soy pro terapia. De hecho, cuando volvimos de México lo llevé a terapia a mi hijo mayor, Calder. Me decían que era muy chiquito, pero a mí no me importó. Hay que saber poner en palabras lo que a uno le pasa, si uno pone en palabras en eso, ya está. El problema ya no está adentro. El problema real aparece cuando te guardás todo, creo que uno puede salir de todo en esta vida.
Sé amable, pues cada persona que encuentras está librando una dura batalla- Platón-
— Jime Cyrulnik (@JimenaCyrulnik) 28 de agosto de 2016
– Y la fase del brote místico, ¿Qué sucedió en ese momento?
Si, nací judía. Después hice una catequesis para adultos y me bauticé cristiana. Hoy tengo raíces judías y de espíritu, ecuménica. Me encanta festejar todo. Mi espiritualidad tiene distintos caminos, tomo un poco de cada religión.
– La idea de reducirte el tamaño del pecho, ¿también forma parte de esta nueva imagen de Jimena?
Después de amamantar a Calder me operé. Tenía lolas naturales. La gravedad hizo su trabajo después del amamantamiento, así que ahí me puse prótesis por primera vez. Pero desde ese primer momento, sentí que eran muy grandes. Las aproveché un par de años y después decidí reducirlas y ponerme la prótesis más chica que hay en el mercado. Ahora estoy chocha, me operé hace 20 días y parece que no pasaron dos hijos por acá, jaja. Lo hice por estética. Para el cuerpo que tengo era mucho. No las llevaba con actitud, las escondía, me molestaban.
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