Coleccionista, arquitecto o decorador. Todos los títulos lo definen. Con más de 15 años de trayectoria se establece como uno de los ambientadores más requeridos del país. "La gente me elige porque tengo un estilo maximalista y eso es lo que vienen a buscar", confesó el elegante Javier Iturrioz.
Con un saco de Ralph Lauren -que lo tiene hace más de 20 años-, camisa a medida, pantalones de color, gemelos a tono de Paul Smith, zapatos Bally y pañuelo, Iturrioz recibió a Infobae en su amplio luminoso estudio -de techos altos, con molduras de época e impactantes obras de arte- ubicado en el barrio de la Recoleta que comparte con su pareja y arquitecto Leo Montes.
“Soy fanático de la pilcha, amo los sacos de etiqueta, me definiría entre principesco y misterioso”
Se reconoce como un obsesivo de la simetría que se refleja en su vestimenta, donde nunca pueden faltar piezas de diseño. "Me visto así todos los días. Lo mismo en todas mis actividades. En la moda y la decoración más siempre es más", puntualizó.
Para él la comodidad u obligaciones diarias no deben hacer perder las tradiciones, "hoy la gente come en una mesa ratona del living y eso también se traduce en la vestimenta. Yo pongo la mesa completa aunque coma en la cocina, mantel, cubiertos de plata, salsera, el posa platos, parecerá un vieja pero no puedo hacerlo de otra manera".
“Mi imagen no es ‘fake’ soy así adentro y afuera de casa”
Con una vida cosmopolita desde su infancia, Javier proveniente de familia de diplomáticos, recorrió el mundo y se sumergió en estética sofisticada: entre zarzuelas y la ópera madrileña, los museos y las galas. "Yo tuve una formación de excelencia, no digo que uno no pueda aprender pero hay cosas que te inculcan desde muy chico. Con un año y medio, yo iba con mi madre a casa de remates de antigüedades".
Esto lo llevó a estudiar arquitectura en la Universidad de Belgrano, escenografía en el Teatro Colón y decoración en Madrid. "Yo vendo lo que soy en mi casa, este es mi lifestyle, si te digo que tenes que tener obras de arte, color, cubiertos de plata en mi casa hay lo mismo".
Lo suyo es lo chic de décadas pasadas. "Yo idolatro los años 50, los años 20, a Valentino, a Jay Gatsby. Me inspiran los íconos de Hollywood en blanco y negro. Por eso adoro el dandy look". Admira desde Lord Byron a Oscar Wilde o el Llanero Solitario, pasando por Ralph Lauren, Tom Ford y Alain Delon.
“No sigo tendencias, mi estilo es 100% europeo. Elijo los sacos de los british, los zapatos y pantalones de los italianos, el perfume es francés y los desayunos, en Tiffany”
También hay color y accesorios refinados. Verdes vibrantes, amarillos eclécticos, rojos sanguíneos. "Me aburre el amarillito con un línea vertical, me adapto pero siempre resalta mi sello personal". Siempre hay algo de ellos, ya sea en su vestimenta de etiquetas importadas, en sus fastuosos eventos o en sus locales de lujo.
Desde entonces, su estilo se impuso en las marcas más reconocidas –Route 66, Cartier, Ménage Á Trois, Tiffany, Dior, Givenchy, Hermès– y en breve para Uma, para quienes diseñó vidrieras, paradores de playa, rincones y desfiles.
-¿Cómo es su vestidor?
-Un local, soy un obsesivo compulsivo de la simetría. Tengo todo acomodado por color en degradé y por sector. No dejo que nadie lo ordene. Entro y ya sé perfectamente que elegir, me sale con naturalidad.
-¿Cómo ve a los argentinos a la hora de vestirse?
-Ves fotos de los años 20, con la gente paquetísima, con sombreros, guantes, súper arregladas en el Rosedal o en el Hipódromo. Antes el argentino copiaba de Europa, a la realeza, a íconos como Jackie O o Audrey Hepburn. Ahora los ídolos son los futbolistas, las botineras, se copian de lo que luce Shakira.
-¿Y particularmente los hombres?
-Son miedosos, sobre todo a una cierta edad, no se la juegan. En la moda argerntina están uniformados. Olvidate que se pongan gemelos, o un pañuelo. ¿Viste cómo va a trabajar? Pero además, tienen miedo al que dirán, no se mueven de las tendencias.
Al igual que en la decoración de las casas. La decoración es muy chata, antes emulaban a los europeos, perdieron la osadía. Yo siempre aconsejo a invertir en una buena obra de arte o en un espacio de color.