"¡Y la bandera tachonada de estrellas triunfante ondeará sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes!", reza la última frase del himno estadounidense, una pieza creada con tintes bélicos y espíritu de liberación y que durante el último siglo se convirtió en una suerte de sello de marketing de la unidad y el patriotismo del país norteamericano. El llamado The Star-Spangled Banner ("La bandera tachonada de estrellas") se consolidó como una melodía infaltable en cualquier cita deportiva, convención, o evento público de Estados Unidos desde hace décadas. Desde un rodeo de toros en Texas, un partido de béisbol universitario, hasta una convención médica sobre enfermedades cardíacas. Su celebración intentó reflejar en cada ocasión la imagen de un país sin grietas y en el que reinan las libertades individuales. Hasta que alguien se animó a faltarle el respeto por una causa justa…
El responsable del que muchos consideraron poco menos que un "sacrilegio" fue nada menos que un jugador de fútbol americano, Colin Kaepernick, quien durante los cuatro partidos de pretemporada de su equipo, San Francisco 49ers, decidió no ponerse de pie ante su canción patria en un mensaje de protesta sobre la desigualdad racial reinante en "la tierra de los libres y el hogar de los valientes". Su postura rememoró a las protestas más históricas de otros íconos del deporte estadounidense a lo largo de la hisoria y tomó una magnitud que ni el propio protagonista pudo imaginar: hasta el propio presidente Barack Obama tuvo que emitir su postura al respecto.
"No voy a mantenerme de pie para demostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra y a la de color. Para mí, esto es más grande que el fútbol americano en sí mismo. Y sería egoísta de mi parte mirar hacia otro lado. Hay cadáveres en las calles y gente que apenas recibe una licencia paga y se escapan con un asesinato a cuestas", fueron las frases del protagonista de la historia, poco después de su primera manifestación de protesta, tras un encuentro contra Green Bay Packers, a finales de agosto.
De muchas maneras, Kaepernick eligió el escenario perfecto para conducir toda la atención hacia la desigualdad racial reinante en su país. No hay deporte en Estados Unidos que exacerbe más su patriotismo que el fútbol americano.
La protesta del atleta disparó repercusiones de las más inesperadas y significó una patada en el tablero sobre el intento de los últimos años de mantener esa imagen de unidad en los grandes eventos públicos en Estados Unidos. Colegas de la NFL y otras grandes estrellas del deporte demostraron su apoyo a la postura, mientras que el ala más dura de la "América liberal" se ensañó con "los métodos" e intentó cargar sobre la supuesta "hipocresía" de un hombre que disfruta un contrato de 19 millones de dólares y "lucha por los más necesitados".
Del talento en el campo al liderazgo en el mensaje
La historia de Kaepernick brinda aún más condimento a su reclamo. Hijo de una adolescente blanca de 19 años y abandonado por su padre negro antes de nacer, el oriundo de Milwaukee terminó siendo adoptado por un matrimonio blanco de Wisconsin, para luego mudarse a California.
A lo largo de sus años como profesional, Kaepernick pareció consolidarse como una de las grandes estrellas de su deporte. Con apenas 24 años estuvo en el 2012 a las puertas de ganar un Super Bowl, cuando su equipo perdió la final con lo justo ante Baltimore Ravens.
Luego, llegarían años de una caída en su nivel, lo que le costó hasta perder la titularidad en su conjunto como mariscal de campo.
Si bien nunca fue un hombre de tomar protagonismo ante los micrófonos, su postura política pública comenzó a consolidarse en los últimos meses, especialmente después de los asesinatos de dos civiles negros en manos de policías blancos en Minnesota y Luisiana y la matanza posterior de cinco policías blancos durante una protesta en Dallas.
Kaepernick, que durante las primeras semanas de agosto se paseó con una gorra de Malcom X y se dejó crecer su melena afro, puso sobre la mesa un problema que se hacía cada vez más profundo en Estados Unidos y que su deporte trató de ocultar, especialmente durante los Juegos Olímpicos de Río 2016. El discurso del "Dream Team" del básquet fue claro y conciso: "Queremos llegar al oro y demostrar que somos un equipo y un país unido".
El jugador de fútbol americano decidió entonces poner los pies (y la rodilla) sobre el suelo durante la entonación del himno, después de que la gimnasta negra Gabby Douglas fuera duramente criticada en los Juegos por no ponerse la mano en el corazón durante la ceremonia de premiación en Brasil.
La imagen de Kaepernick arrodillado en el suelo durante el himno recorrió cada rincón y cada pantalla de los noticieros estadounidense y reavivó la relación triangular entre la política, los reclamos por desigualdades sociales y el deporte que pareció dormida durante mucho tiempo.
Un reclamo que nunca descansa
El cuestionamiento del himno estadounidense data incluso desde el siglo XIX, pocos años después de invención. El creador de la letra de la canción patria, Francis Scott Key, era un férreo defensor de la esclavitud. De hecho, un pasaje de su letra original rezaba "No habrá refugio que podrá salvar a los mercenarios y esclavos / del terror de la huida o la oscuridad de su tumba". En 1844, treinta años después de su creación, el diario abolicionista Liberator publicó el llamado "Una nueva versión del Himno", en el que su autor E. A. Atlee proponía una letra más acorde a la verdadera situación que vivían los ciudadanos estadounidenses: "Desde el látigo brillante, con nuestra bandera a la vista. Con las estrellas, burlándose de la libertad, de a ratos brillantes", y finalizaba con la frase "En el lecho de muerte de la libertad, el hogar de los esclavos".
Ya en el siglo XX y en el deporte, quizás el mayor referente de la lucha por la igualdad racial en Estados Unidos fue el legendario Muhammad Alí, quien aprovechó sus muchísimos años en la cima del boxeo (y la muy tensa década del 60) para reclamar y defender los derechos de la comunidad negra en su país: "No quiero ser líder, sino libre", fue una de sus frases de cabecera.
Así y todo, posiblemente la imagen más ligada al deporte y la lucha por la igualdad en Estados Unidos fue la protagonizada por los atletas Tommie Smith y John Carlos, quien durante la entrega de medallas de los Juegos de México 1968 subieron al podio en medias negras y alzaron su puño con un guante negro, en apoyo al movimiento "Black Power".
Kaepernick ya ganó
Posiblemente Kaepernick no haya tomado dimensión de las repercusiones generadas en Estados Unidos por su protesta.
La primera respuesta, como era de esperar, apareció desde el ala más conservadora norteamericana. El comisionado de la NFL, Roger Goodell, representó el discurso de gran parte de la comunidad blanca y los círculos de poder al deslizar el lema "respeto el derecho a protesta y el reclamo, pero no las formas".
"No estoy necesariamente de acuerdo con lo que está haciendo Kaepernick. Apoyo a los jugadores que quieran un cambio en la sociedad, pero por otro lado, soy un ferviente creyente en el patriotismo que se refleja en la NFL", aseguró el dirigente.
El discurso de Goodell y otras tantas personalidades de la política y los canales de televisión más conservadores hicieron recordar al famoso término del "blanco moderado", al que Martin Luther King Jr. hizo referencia en su llamada "Carta desde una cárcel de Birmingham":
"He llegado a la lamentable conclusión de que la gran piedra de los negros en su camino a la libertad no es el Ku Klux Klan ni el Consejo de Ciudadanos Blancos, sino el blanco moderado, que es más devoto del 'orden' que de la justicia. Es el que constantemente dice: 'Estoy de acuerdo con las metas que estás buscando, pero no con los métodos de acción'. Es quien cree de una manera paternalista que puede determinar los momentos de reclamo de libertad del otro; aquel que vive a través de un concepto mítico del tiempo y que constantemente aconseja al negro a esperar a 'una temporada más conveniente'".
Mientras tanto, en el ámbito del deporte, el jugador de los 49ers recibió un apoyo mucho más grande del esperado, tanto de integrantes del fútbol americano como de otras disciplinas. Durante el primer partido de la temporada, disputado el jueves, el jugador de los Denver Broncos Brandon Marshall adoptó la misma postura de arrodillarse durante la entonación del himno, actitud que también habían tomado en duelos preparatorios su compañero de equipo Eric Reid, el jugador de Seattle Seahawks Jeremy Lane y representantes de otras actividades, como la jugadora blanca y estrella del fútbol femenino Megan Rapinoe.
En tanto, algunas de las más grandes estrellas de la NBA, como LeBron James, Carmelo Anthony, Dwyane Wade y Stephen Curry también expusieron su apoyo a la protesta.
El "Kaepernick-Gate" tomó tal trascendencia que hasta el propio presidente Obama realizó sus comentarios al respecto: "Kaepernick hizo uso de sus derechos constitucionales y dejar una postura clara. A lo largo de nuestra historia, muchas figuras del deporte lo hicieron (…) No tengo dudas de que su reclamo está basado en problemas legítimos que él siente que hay que cambiar", dijo el mandatario.
El suceso de su reclamo también tuvo sus repercusiones comerciales: a lo largo de las últimas semanas, su camiseta pasó de ser la número 20 más elegida sólo entre las de su equipo a convertirse en la más vendida de toda la NFL en las tiendas oficiales. El propio Kaepernick anunció que las ganancias de esas ventas serán donadas a centros de caridad, así como el primer millón de dólares que ingrese en su cuenta, que se destinará a comunidades negras de escasos ingresos.
"Lo aplaudo por lo que hizo y por donar parte de su dinero para que esta causa se haga realidad. Espero que en el futuro se hable sobre eso, sobre el contenido de su lucha y no sobre sus protestas", afirmó la estrella del básquet de la NBA, Stephen Curry.
This is U.S. soccer star Megan Rapinoe joining Colin Kaepernick and kneeling during the national anthem yesterday. pic.twitter.com/LQfirSaaNs
— Jessie Karangu (@JMKTV) 5 de septiembre de 2016
El futuro
La jornada de hoy, domingo, será determinante en la "cruzada de Kaepernick". Si bien el jueves fue el inicio oficial de la temporada de la NFL, hoy se disputarán la mayoría de los partidos de la primera jornada y la expectativa estará puesta en cómo afrontarán los deportistas el momento del himno en los estadios.
Como si fuera poco, la jornada coincide con el aniversario de los 15 años de los atentados a las Torres Gemelas, por lo que será un día en el que las susceptibilidades patrióticas estarán desbordadas.
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En principio, todo el equipo de Seattle Seahawks deslizó que adoptará una postura en conjunto que podrá tomar por sorpresa a muchos: "Lo que sea que decidamos será una sorpresa. Es algo que el mundo necesita ver. Tiene que ver a todas las personas unidas contra las individualidades", advirtió el jugador Bobby Wagner.
El himno estadounidense volverá a sonar en cada estadio del fútbol americano, como dice la tradición. Pero esta vez, habrá que analizar qué tan unidos están los Estados de América. Habrá que analizar si la verdadera victoria radicó en las espaldas de un hombre que, parafraseando el himno, se animó a ser "valiente en su hogar para poder ser libre en su tierra".
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