Ser padre no se enseña ni aprende en ninguna universidad. La crianza es un trabajo arduo pero gratificante, en donde los errores que se cometen durante el día a día serán la base de una estructura sólida que en el futuro determinará el tipo de relación que cada padre tenga con su hijo.
"Hoy los psicoanalistas recibimos muchos padres preocupados porque los niños no responden adecuadamente, no se ajustan a ningún límite ya sea cotidiano como escolar. Estas son las consecuencias de los niños que se muestran como autoritarios o como pequeños tiranos", describió a Infobae la licenciada en Psicología Sandra Vorobechik, secretaria del Centro de Investigación y Orientación Comunitaria Dr. Arnaldo Rascovsky, de la Asociación Argentina de Psicoterapia para Graduados.
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La preocupación de los padres durante el crecimiento de sus hijos se centra en formar buenas personas en base al amor, el respeto, la confianza y la libertad controlada. A medida que los niños crecen -como en todo tipo de relaciones- las cosas se van modificando. Los diálogos comienzan a ser diferentes y las actitudes, distintas. Los gustos también se modifican y es en la adolescencia cuando los jóvenes comienzan a moldear su personalidad.
"El niño tiene que poder experimentar a lo largo de la crianza tiempos de espera, de renuncia, aceptar un 'no' como respuesta -aseguró-. Aceptar no quiere decir que le guste, que le sea fácil, o que no haga un berrinche a modo de queja", agregó Vorobechik.
Y como los hijos son tan importantes como los padres a la hora de construir la relación entre ambos, una serie de preguntas ayudará a entender qué tipo de vínculo une a dos personas en base a las acciones diarias y a la importancia o no de otros factores que inciden directamente en la vida de una mamá o papá y su hijo.