A lo largo del año se han desarrollado en las principales capitales del mundo múltiples homenajes a David Bowie, que incluyeron desde muestras, festivales temáticos de cine, discos y recitales.
Bowie fue un artista diferente, que se reinventó una y otra vez, no solo en el aspecto musical, sino también en lo estético. Desde la década del '70 fue una referencia para otras estrellas -y no tanto- del rock como en el mundo de la moda. Bowie fue la quintaesencia del arte y cuando partió, quizá a algún viaje espacial -tal como cantaba en algunas de sus primera obras- durante enero pasado, se generó un vacío que ningún artista vivo puede siquiera intentar llenar.
Gran parte de su obra musical, de coleccionista y hasta su paso por el teatro y el cine volverán -como en sus épocas de máxima popularidad- a ocupar el centro de la escena artística global.
Un disco inédito
El mundo de la música está lleno de mitos. Y los discos "fantasmas" no escapan a esa regla. Quizá el caso más conocido sea el de Smile, aquel disco que los Beach Boys sacarían después del clásico Pet Sounds (1966) y que -decían- haría olvidar a The Beatles. Pero Brian Wilson, líder, cantante y gran talento de la banda, dejó las grabaciones a la mitad y por décadas se rumoreaba que seguía trabajando en él. La leyenda llegó a su fin, cuando en 2004 el músico introdujo al mundo: Brian Wilson Presents Smile. Y nadie olvidó a los Fab 4 de Liverpool.
Detrás de Bowie circulaba una historia similar y, tras el anuncio de la publicación de un nuevo SetBox denominado Who Can I Be Now?, se comprobó que también era cierto. The Gouster formará parte de los cinco discos de esta colección que incluirá su obra desde 1974 a 1976. Será el segundo set, luego de Five Years (1969-1973) lanzado el año pasado y que fue un éxito de ventas.
The Gouster, el álbum inédito, terminó convirtiéndose en Young Americans, aunque este disco saldrá a la calle tal como lo había pensado Bowie, con canciones que fueron entonces eliminadas o modificadas por distintas razones.
"Gouster era una palabra desconocida para mí, pero David sabía que era un tipo de código de vestimenta usado por los adolescentes afroamericanos en los años sesenta en Chicago", explicó Tony Visconti, amigo y colaborador de Bowie. Y agregó: "Pero en el contexto del álbum su significado fue la actitud, una actitud de orgullo y hipness. Nos enamoramos de muchas canciones que tuvimos que cortar entonces, temas que elegimos para el álbum que retrataban esta actitud".
Su colección de arte privada
Bowie era un apasionado por la pintura. Durante los 60 comenzó a realizar su propia producción, que tenía un anclaje en el estilo de autores consagrados de todas las épocas como Frank Auerbach, David Bomberg, Francis Bacon y Francis Picabia. En 1994, ese frenesí lo llevó a convertirse en editor de la revista Modern Painters, donde entrevistó a Balthus, Damien Hirst, Tracey Emin, Jeff Koons y Julian Schnabel, entre otros.
"Creo que su gusto evolucionó muchísimo a lo largo de los años. Al principio, era más conservador, pero luego se convirtió en más aventurero", recordó Karen Wright, editora de Modern Painters.
Durante todo este tiempo, el alguna vez llamado Duque Blanco fue perfeccionando no solo su técnica en el lienzo, sino armando su colección privada de obras modernas, que saldrá a la venta en la famosa casa de remates Sotheby's de Londres.
La #BowieCollector incluye 400 objetos de arte y ya recorrió Los Ángeles, Nueva York y Hong Kong y Hasta el 9 de agosto, los interesados pueden recorrer la "exposición" de obras que serán vendidas al mejor postor entre el 10 y 11 de noviembre.
Desde la casa de subastas esperan recaudar 10 millones de libras (13,1 millones de dólares). Entre los artistas más destacados se encuentran Marcel Duchamp, Jean-Michel Basquiat, Damien Hirst, Henry Moore, Graham Sutherland, Frank Auerbach, Stanley Spencer, Patrick Caufieldy Peter Lanyon.
La mayoría de las obras pertenecen a artistas británicos del siglo XX y entre las más destacadas se encuentran "Air Power" (1984), un grafiti del estadounidense Basquiat, con un precio estimado de entre 3,2 a 4,6 millones de dólares; las famosas pinturas giratorias de Hirst (valor: 461 mil 290 dólares); "Foyer", del británico Caulfield (de 527 mil a 944 mil dólares).
"Bowie compró cosas de calidad, que presentan una pasión y un capítulo de su vida que casi nadie conocía", explicó Tom Eddison, especialista de Sotheby's. La subasta, además, incluye raras piezas de arte africano contemporáneo, arte marginal y surrealismo.
El regreso al teatro
Pocos días antes de su fallecimiento, Bowie tuvo la oportunidad de asistir a la puesta en escena de Lazarus en un pequeño teatro neoyorquino, en la que fue su última presentación pública. La obra que co-escribió llegará al prestigioso Kings Cross Theatre de Londres entre el 25 de octubre y el 22 de enero.
La pieza volverá a ser dirigida por el dramaturgo belga Ivo van Hove, una de las pocas personas sin vínculos familiares con Bowie que sabían sobre su enfermedad. Además, también estará la mayoría de su elenco original, entre los que se encuentra Michael C. Hall – conocido por la serie de televisión "Dexter" – en el papel protagónico.
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La historia relata las experiencias de Thomas Jerome Newton, un extraterrestre que llega a la Tierra en busca de agua, pero que se pierde en los placeres terrenales -especialmente el alcohol y la televisión- por lo que no puede regresar a su planeta.
La canción "Lazarus" apareció en "Blackstar", el último disco de Bowie lanzado en enero en su 69 cumpleaños, dos días antes de su partida.
A la conquista de la pantalla grande
"Lazarus" -la obra de teatro- se basa en la novela de 1963 "El hombre que cayó a la Tierra" escrita por Walter Tevis, que Bowie interpretó en el cine en 1976. Este film, de colección, de culto aún antes de su muerte, cumple 40 años de estreno y, para recordar al multifacético artista, se la reestrenará digitalizada en las grandes pantallas del Reino Unido el 9 de septiembre.
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Si bien, habría que cruzar el Atlántico para verla, esto no deja de ser una gran noticia para sus fanáticos, ya que las versiones -piratas- que circulan de la película en la región fueron pasadas directamente desde el extinto VHS, por lo que su calidad está lejísimos de los parámetros a los que la tecnología acostumbró a las personas durante la última década.