Uno de los mayores misterios de la sexualidad humana fue durante siglos el orgasmo femenino. Esa no tan simple liberación de hormonas en el cuerpo de una mujer luego de una relación sexual ha generado las más diversas reacciones a lo largo de la historia. Desde la gran discusión sobre los orgasmos fingidos hasta la puja de la comunidad científica por descubrir el verdadero propósito del clímax femenino.
Este último aspecto ha tenido a los científicos perplejos durante mucho tiempo ya que, si bien en el hombre el orgasmo está directamente relacionado con la transferencia de esperma, en las mujeres no sólo no es necesario para la concepción sino que además no necesariamente es experimentado en cada acto sexual.
Para poner un fin al debate, investigadores de la Universidad de Yale y el Hospital de Niños de Cincinnati, en Estados Unidos, estudiaron a fondo la respuesta orgásmica femenina y llegaron a la conclusión de que la sensación de euforia es en realidad un vestigio del pasado evolutivo humano y que el secreto de su propósito está en la ovulación.
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En algún punto del desarrollo de la sexualidad femenina, las fuertes descargas hormonales -como la prolactina y la oxitocina- que se producen fueron necesarias para que la mujer ovulara, por lo tanto eran clave en el proceso reproductivo.
"Investigaciones anteriores se enfocaron en la biología humana, pero nunca en la evolución de una determinada característica en diferentes especies", señaló Günter Wagner, profesor de Ecología y Biología Evolutiva en Yale y uno de los autores principales del estudio. Es por eso que en esta ocasión los científicos se centraron en estudiar el proceso evolutivo del orgasmo y su liberación hormonal en diferentes especies. Sin embargo, las características homólogas (entre dos especies del mismo origen evolutivo) "suelen ser muy difíciles de rastrear" según Mihaela Pavlicev, parte del Hospital de Niños de Cincinnati y coautora del estudio publicado en la revista JEZ, Molecular and Developmental Evolution.
Si bien en muchos mamíferos, como gatos o conejos, esta descarga hormonal ocurre durante la relación sexual necesariamente para estimular la liberación de óvulos, en seres humanos y otros primates la ovulación es espontánea e independiente de la estimulación sexual. Los investigadores afirman que la ovulación inducida habría surgido hace unos 75 millones de años para luego dar lugar a la ovulación espontánea. Sin embargo, las mujeres siguen teniendo orgasmos y, hasta el momento, es simplemente un vestigio de ese pasado ancestral.
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Por otra parte, el médico sexólogo Walter Ghedin (MN 74.794) explicó a Infobae que la controversia sobre el placer sexual femenino gira en torno a que siempre se ha relegado el rol del clítoris, el órgano sexual encargado de producir el placer sexual, y se han contrapuesto la reproducción y el disfrute.
Por este motivo, Ghedin señala que es erróneo creer que la satisfacción como único objetivo del orgasmo es inútil, ya que ese torbellino hormonal placentero podría desencadenar un proceso cerebral de necesidad sexual, vinculándose así con la reproducción. "La procreación y placer no son tan opuestos, ya que la ganancia del placer permitiría repetir la cópula y así asegurar más descendencia", señaló.
"Si consideramos el orgasmo desde una mirada evolutiva, la Homo Sapiens hembra ya estaba dotada de un órgano especial para sentir placer y repetir la experiencia con tal de mantener la reproducción de la especie. Por lo tanto, en algún lugar de los genes esta 'escrito' que la experiencia subjetiva del orgasmo es fundamental para que la hembra quiera y necesite volver a unirse sexualmente con el macho", concluyó.
Cambios en el aparato sexual
Como la naturaleza es sabia, la desaparición de la ovulación inducida también desembocó en cambios fisiológicos, particularmente en la reubicación del clítoris. En las especies con ovulación inducida por actividad sexual, el clítoris se encuentra dentro o muy cerca del canal vaginal, mientras que en los humanos y otras especies de ovulación espontánea se encuentra más distante.
"Esto explicaría por qué la cópula no está necesariamente acompañada por el orgasmo", señaló Pavlicev. Aunque no descarta que la fuerte descarga hormonal pueda estar asociada a otras funciones. "Aún hay mucho debate sobre si el orgasmo podría cumplir otras funciones, como un fortalecimiento del vínculo emocional", afirmó la científica. "Así que no podemos excluir que aunque perdió su conexión con la reproducción, tenga otras funciones".
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Algunas corrientes científicas prefieren otras interpretaciones del orgasmo. Elisabeth Lloyd, profesora de biología de la Universidad de Indiana y autora del libro "El caso del orgasmo femenino", calificó el trabajo de Yale como "importante" por su enfoque original para estudiar la evolución de especies, pero resalta que aún se sabe muy poco sobre el clímax en otras especies y que deben tenerse en cuenta otros aspectos neurológicos y musculares del fenómeno. "Aparte del placer, parece no tener ningún objetivo", aseguró Lloyd aunque sin restarle importancia a su rol. "Esto no significa que el orgasmo femenino no sea importante. Simplemente no parece tener una función desde el punto de vista evolutivo".