La herencia italiana está muy presente en todo Argentina. La gastronomía de la península itálica ha despertado pasión en las mesas criollas, a partir de una cultura que se estableció gracias a los inmigrantes que comenzaron a llegar de manera masiva a principios de siglo pasado.
Tal como sucede en su país de origen, "la cucina" tiene múltiples versiones, dependiendo de cada región. Además, en Buenos Aires tomó características propias, ganó sus propios toques que la distinguen.
Guía Oleo seleccionó algunos de los mejores restaurantes para comer pastas en Buenos Aires.
La Locanda
Pagano 2697, Recoleta
La Locanda, perteneciente al sardo Daniele Pinna, es un lugar con pastas de primera calidad, y que tiene una distinción por su cava de quesos madurados. El menú varía periódicamente, pero siempre la comida es excelente, y Pinna circula por las mesas recomendando platos.
Algunos ejemplos de lo que se puede probar en La Locanda: Tonnarelli al Granchio, o sea, pasta con cangrejo, exquisitamente presentada sobre el caparazón, los Ravioli lunghi, rellenos de ricotta, mozzarella y gorgonzola, o Rabiolu Tia Rosa, rellenos de ragú de cordero.
Ike Milano
Dardo Rocha 2602, Martínez
En el clásico polo gastronómico sobre la Avenida Dardo Rocha, en Martínez, se encuentra este restaurante del chef milanés Alberto Giordano. Tienen riquísimas pastas caseras bien al dente, y una carta con toques mediterráneos además de los sabores de Milán, llena de frutos de mar.
Los Fettuccine Nere allo Scoglio (fettuccine negro con frutos de mar) son una delicia, lo mismo que el Risotto Nero di Seppia, con tinta de calamar, camarones, calamares y tomates cherry. Otra gran opción es la fusión argento-italiana de los Sorrentinos con masa de hongos rellenos de estofado al Malbec y hongos trifolati.
Guido's Bar
República de la India 2843, Palermo
Todo un clásico de Buenos Aires, y con una modalidad particular: no hay menú. La única pregunta es si el vino va a ser tinto o blanco, o en todo caso, si se quiere café después de comer. En general ir a Guido´s es ponerse en las manos del restaurante propiedad de Carlos Sosto.
Es un lugar bullicioso y pequeño que ofrece toda una experiencia. Cuando uno se sienta aparecen los antipasti, las pastas o el risotto y el postre, todo a modo de degustación. ¿El precio? Relativo, depende el día y factores no demasiado claros puede ser caro o barato, pero lo cierto es que la comida es excelente. Además, hay una gran selección de vinos. Un lugar que no es para cualquiera, pero que vale la pena conocer.
Italpast
Dellepiane 1050, Campana
El restaurante de Pedro Picciau es una experiencia gastronómica que nadie debería perderse, en el que los sabores de la cocina de Cerdeña brillan como en la misma isla. Las pastas rellenas, con salsa suave para no tapar los sabores, son exquisitas, especialmente los ravioles verdes de lomo y hongos, o los tortelloni burro e oro (con ricotta, parmesano y nuez mescada). Por supuesto, todo al dente. Otro plato destacable son los malloreddus, unos pequeños ñoquis de sémola sardos que se sirven con salsa de tomates frescos y unas salchichitas caseras. Una delicia que justifica el salón lleno los fines de semana (especialmente los domingos, día de pastas por excelencia).
L'Adesso
Fray Justo Santamaría de Oro 2047, Palermo
Leonardo Fumarola es el chef y propietario de este pequeño lugar que es como un pedazo de Italia en pleno Buenos Aires. Con luces tenues y una muy buena ambientación, aquí la comida es una propuesta de cocina italiana moderna.
Todas las pastas son ricas, pero por recomendar algunas, los Agnolotti de carne con salsa de asparagi e noci son imperdibles. También los Fettuccine con gamberi e zucchini al profumo d'arancia (o sea, al perfume de naranja) valen mucho la pena, con el cítrico como detalle de una exquisita combinación. No es pasta pero va de la mano: el Risotto con gorgonzola, rapa rossa, mandorle e rucola (con remolacha, almendras y rucula).
Trattoria Olivetti
Cerviño 3800, Palermo
Olivetti es una típica trattoria a cargo del chef Juan Ignacio Ayesa que oficia como una suerte de embajadora de la herencia italiana en Buenos Aires. No solo tienen exquisitas pastas caseras, sino también fiambres, embutidos y quesos italianos. Además, en su cava cuentan con auténticos vinos de Italia que vale la pena probar. Sus ingredientes son de primera calidad, y como ellos mismos dicen van "de la huerta a la mesa".
Se recomienda probar los Ravioli di ricotta, mascarpone e acciughe al burro montato di salvia (ravioles con ricota, queso mascarpone y anchoas a la mantequilla montada de salvia), o los Ravioli di erbe saltate e salsa di pomodori al forno (Ravioles de hierbas salteadas y salda de tomate al horno). Cuando el tiempo lo permite, la comida se disfruta mucho más en la terraza del restaurante.
La Parolaccia Trattoria
Alicia Moreau de Justo 1052, Puerto Madero
La Parolaccia es todo un clásico, con ya 28 años de experiencia preparando riquísimas pastas en porciones más que abundantes. Cuentan con muchas sucursales, especializadas en distintos tipos de cocina italiana. Para las pastas, lo mejor es ir a las "trattoria".
Algunos de los platos más recomendados para probar aquí son los Linguine verdi ai tre pomodori, burrata e basílico (Linguini verdes a los tres tomates, burrata y basílico) o los exquisitos (y potentes) Ravioli di vitello gratinati alla fontina (Ravioles de ternera gratinados a la fontina). Mención aparte merece la gran recepción al comensal, que suele incluir una copa de Bellini o Campari. Como para sentirse bienvenido.
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