¿Las personas religiosas consumen más pornografía?

Un estudio publicado en Estados Unidos descubrió que las regiones más conservadoras son las que poseen una mayor pocentaje de suscripción online a páginas eróticas. Cómo se explica esta paradoja

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En Estados Unidos cuanto más
En Estados Unidos cuanto más conservador sea el estado, más aumentan las suscripciones a páginas pornográficas (Shutterstock)

En Estados Unidos, las personas religiosas aseguran que no visitan sitios pornográficos en internet. Sin embargo, los datos recopilados a través de la web muestran otra cosa. En definitiva, un estudio demostró que tienen una relación de amor-odio con el contenido erótico, y que cuanto más conservador sea el estado, más aumentan las suscripciones a páginas XXX con contenido para adultos.

Una investigación publicada en Sexual Addiction & Compulsivity: The Journal of Treatment & Prevention se basó en un experimento cuyo objetivo era descubrir cómo la gente que se auto cataloga como muy religiosa -en base a cuánta importancia le dan a la fe en su vida cotidiana- reaccionaba ante estos hallazgos paradójicos sobre el consumo pornográfico del sector al que pertenecen.

Estadounidenses religiosos consideran ver películas
Estadounidenses religiosos consideran ver películas porno como un comportamiento inmoral o una adicción pecaminosa (Shutterstock)

Muchos estadounidenses creyentes consideran que ver películas porno es un comportamiento inmoral o una adicción pecaminosa. La coautora del estudio, la doctora Cara MacInnis de la University of Calgary coincidió en que "consumir pornografía en exceso al punto en que interfiere con la vida del individuo es en general considerado problemático". Sin embargo, aclaró que "algunos individuos muy religiosos ven una cantidad mínima de contenido erótico, lo que no es para nada problemático y no representa una adicción".

Varios relevamientos realizados dentro de Estados Unidos descubrieron que un porcentaje más elevado de gente se suscribe a servicios pornográficos o buscan contenido sexual en la web en estados donde un gran porcentaje de sus habitantes asegura que su fe es capaz de mover montañas. Para saber cómo reaccionarían ante esta paradoja, MacInnis y el coautor Gordon Hodson de la Brock University en Ontario cuestionaron a más de 200 estadounidenses en una encuesta sobre su nivel de religiosidad. El 42% se identificó como cristiano, y el otro 48% como agnóstico o ateo.

La gente más religiosa tiene
La gente más religiosa tiene una relación de amor-odio con la pornografía (Shutterstock)

Luego, el equipo de investigadores les presentó a los participantes evidencia de una discrepancia entre lo reportado y el uso verdadero de pornografía. Los individuos con mayores niveles de apego a la religión respondieron de manera negativa, y se mostraron menos abiertos a aceptar esa evidencia como verdadera. Además, opinaron que la encuesta debía tener detrás motivos políticos.

"Esto es consistente con la tendencia general en la gente de rechazar descubrimientos de estudios que son contrarios a sus opiniones personales o creencias", opinó MacInnis sobre los participantes.

“No es sorprendente que los individuos religiosos nieguen consumir contenido pornográfico ya que viola sus valores más profundos”

En un estudio anterior realizado en el 2009 por la Escuela de Negocios de Harvard reveló que las suscripciones a contenido erótico online son más comunes en los estados más conservadores de Estados Unidos. En el 2015 MacInnis y Hodson encontraron la misma correlación entre estados más religiosos y consumo de contenido adulto. Además, había más búsquedas en Google relacionadas con el sexo y el erotismo.

Pero, ¿cómo se explica la discrepancia ente los datos que arroja la web y lo que revela la gente?

"No es sorprendente que los individuos religiosos nieguen consumir contenido pornográfico ya que viola sus valores más profundos", explicó MacInnis. Además, aclaró que "teorías psicoanalíticas sugieren que aquellos que se muestran en contra de un comportamiento en particular, se ven atraídos hacia ese comportamiento".

Sin embargo, MacInnis aclaró que estos descubrimientos no significan necesariamente que no dicen la verdad sobre sus hábitos. Finalmente, si existe razón que podría explicar esta discrepancia entre los datos recopilados a través de la web y la información que proveen verbalmente, los investigadores no pudieron dar con ella.

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